Teodosio el Grande, el último emperador global
Fue el último en gobernar sobre todo el mundo romano. Tras su muerte, el Imperio se partió en dos definitivamente.
Teodosio I –de nacimiento, Flavio Teodosio, y conocido por la Iglesia católica como Teodosio el Grande– es una de las figuras destacadas de la Historia del Imperio Romano por diversos motivos. En primer lugar, fue el último de los tres emperadores de origen hispano, tras Trajano y Adriano: nació en Cauca (actual Coca, Segovia) el 11 de enero de 347 (aunque hay historiadores que defienden que su ciudad natal fue Itálica, en las cercanías de Sevilla). Los laureles imperiales le llegaron en 378, tras morir Valente en la batalla de Adrianópolis.
En segundo lugar, tuvo un papel trascendental en el ascenso y expansión del catolicismo. Desde el primer momento, Teodosio promovió el trinitarismo niceno –el credo "oficial" católico desde el Concilio de Nicea– dentro del cristianismo, y éste dentro del Imperio. Esta política culminó el 27 de febrero de 380 con el Edicto de Tesalónica, por el cual se declaraba el cristianismo en su versión ortodoxa la única religión imperial legítima y se acababa con el apoyo del Estado a la religión romana tradicional. De este modo, quedó prohibido adorar en público a los antiguos dioses.
Pero, sobre todo, Teodosio el Grande ha pasado a la Historia por haber sido el último césar de un Imperio global. Y no fue así en un principio, ni mucho menos. Desde tiempos de Diocleciano y Maximiano, a principios del siglo IV, el poder imperial se hallaba dividido entre Oriente y Occidente y el cargo de emperador se compartía (tetrarquía). Así, Teodosio hasta el año 392 únicamente gobernó sobre la porción oriental, con capital en Constantinopla; pero la muerte de Valentiniano II y la derrota del usurpador Eugenio lo convirtieron en emperador también de la parte occidental, con sede en Roma. No obstante, esta reunificación del Imperio Romano sólo duró tres años: a su muerte en 395, sus hijos Arcadio y Honorio heredaron Oriente y Occidente y la separación se consolidó para siempre.