Dieciséis años sin la peseta
El 1 de enero de 2002 el euro entraba en nuestras vidas y empezábamos a decirle adiós a la peseta. 16 años después, la rubia sigue estando en las mentes de los españoles, y son muchas las personas que aún piensan en pesetas a la hora de realizar sus compras.
El 1 de enero de 2002 el euro entraba en nuestras vidas y empezábamos a decirle adiós a la peseta. 16 años después, la rubia sigue estando en las mentes de los españoles, y son muchas las personas que aún piensan en pesetas a la hora de realizar sus compras.
Hasta marzo de 2002, euro y peseta convivieron como moneda de cambio. Durante esos meses, todos los españoles se dedicaron a recolectar todas las pesetas olvidadas en cajones y bolsillos de los abrigos, a romper huchas que llevaban años acumulando monedas y a apresurarse a cambiarlas o a gastarlas antes de que se convirtieran en artículos de coleccionista. A pesar de todo esto, el Banco de España estima que el valor de las monedas y billetes no canjeados alcanza los 1.708 millones de euros.
En los meses previos a la implantación del euro se desarrolló una fuerte campaña de comunicación destinada a hacernos más sencilla la transición monetaria. Los García, una familia ficticia inventada por el Ministerio de Economía, se encargaron de explicarnos el valor del euro y de tranquilizar a aquellos que temían el famoso "redondeo". Sin embargo, lo cierto es que los precios subieron tras la llegada del euro y se produjo una cierta equivalencia psicológica entre las 100 pesetas y el euro, a pesar de que el cambio era de 166,386 pesetas.
La peseta había sido la moneda de curso legal en España desde 1868. Después de más de cien años de circulación, son muchas las expresiones que se derivan de su uso: todos tenemos algún amigo muy pesetero o nos hemos quedado sin un duro en más de una ocasión. Y tú, ¿aún sigues pensando en pesetas?