¿Cómo se construyó el Monte Rushmore?
El Monte Rushmore representa la efigie de cuatro de los presidentes más importantes que ha tenido Estados Unidos. Fue construido entre 1927 y 1941
El Monte Rushmore, situado en el condado de Pennington de Dakota del Sur, es uno de los monumentos más visitados de los Estados Unidos y un icono inconfundible del país americano. Se trata de una imponente escultura grabada directamente en la roca en la que podemos ver los bustos de cuatro de los presidentes más conocidos de los Estados Unidos como una alegoría de sus virtudes y de todo lo que representan para su país en cuanto a valores e historia. Su construcción se llevó a cabo entre 1927 y 1941 con dinamita, martillos neumáticos y el sudor de casi medio millar de trabajadores.
Del dicho al hecho
La idea de construir un monumento en el Monte Rushmore, llamado así por un abogado neoyorquino que acabó trabajando en Dakota del Sur, surgió en 1923 de la mente de Doane Robinson. Este historiador de la zona quería encontrar la forma de atraer nuevos turistas al estado para ayudar a la economía local y pensó que sería buena idea crear un monumento mastodóntico lo bastante llamativo como para convertirse en un foco de visitantes.
Robinson acudió a Gutzon Borglum, un escultor de origen danés, con el proyecto de crear bustos gigantes de personajes famosos de la conquista del Oeste, como Lewis y Clark o Buffalo Bill, en la ladera de una montaña. Tras unas primeras desavenencias, decidieron que sería mejor hacer un monumento de carácter nacional y no estatal, y por ello optaron por la temática presidencial. También escogieron como el lugar ideal para el proyecto el Monte Rushmore, una montaña de granito lo bastante alta y con bastantes horas de luz como para destacar en medio del paisaje.
Los presidentes elegidos para tamaño honor serían George Washington, el padre de la nación; Thomas Jefferson, autor de la Declaración de Independencia; Abraham Lincoln, que defendió la Unión y abolió la esclavitud y Theodore Roosevelt, que protegió los espacios naturales del país y promovió la construcción del Canal de Panamá. Durante los primeros meses de construcción, una mujer llamada Rose Arnold Powell propuso que el monumento incluyera la efigie de la sufragista Susan B. Anthony pero la idea fue rechazada a pesar de contar con el apoyo de la primera dama, Eleanor Roosevelt.
La construcción
La construcción del Monte Rushmore comenzó a finales de octubre de 1927 y concluyó a principios de octubre de 1941, en un periodo de tiempo complejo en el que el proyecto se vio afectado tanto por las secuelas de la Gran Depresión (muchos de los trabajadores del Monte Rushmore eran parados que aceptaban lo que fuese con tal de ganarse un salario) y el contexto económico, político y social de la Segunda Guerra Mundial.
La primera fase de la construcción consistió en ‘preparar el terreno’ dando forma a la superficie de la montaña y exponiendo las capas de granito que aportarían más facilidades a la hora de esculpir. Utilizando dinamita para detonaciones controladas en puntos estratégicos, los operarios del Monte Rushmore se deshicieron de alrededor de medio millón de toneladas de piedra antes siquiera de ponerse a picar. Cada mañana, los cuatrocientos obreros implicados en el proyecto subían una escalera de setecientos peldaños hasta lo alto del monte y entonces se descolgaban con un sistema de arneses, poleas y cables de acero que les permitía llegar a cualquier punto de la montaña. Todo el proceso de escultura se realizó con martillos neumáticos y fue sufriendo cambios sobre la marcha por motivos de presupuesto o por cambios en el diseño. Por ejemplo, en el diseño original, las esculturas de los presidentes eran de medio cuerpo pero al final se optó por mantener la estética de busto hasta la altura del pecho. El mayor cambio, sin duda, tuvo que ver con Thomas Jefferson, a quien Borglum situó en un principio a la derecha de Washington para después moverlo a la izquierda, obligando a los operarios a detonar lo que ya llevaban hecho y a empezar de nuevo.
Hicieron falta catorce años para esculpir los cuatro rostros, de 18 metros de altura cada uno, y Borglum no pudo llegar a ver su obra completa ya que falleció unos meses antes, siendo su hijo quien la terminó. Desde su inauguración, el Monte Rushmore ha sido uno de los atractivos turísticos más populares del país y, en los últimos años, acoge a una media de tres millones de visitantes al año.

Crazy Horse Memorial
¿Monte Rushmore 2.0?
El monumento por excelencia a los presidentes y a esos valores de libertad y justicia que (se supone) que encarnan también tiene un lado oscuro…
El Monte Rushmore forma parte de las llamadas Black Hills (Colinas Negras) de Dakota del Sur, un territorio que pertenecía a la tribu Lakota y que guardaba un elemento espiritual para ellos. En la década de los 70 del siglo XIX, durante la fiebre del oro, numerosos grupos de estadounidenses blancos violaron el Tratado de Fort Laramie de 1868 y se apropiaron del territorio por la fuerza de las armas para explotarlo y enriquecerse. El Monte Rushmore, por tanto, se alza sobre una tierra expropiada de forma ilegal y violenta a los nativos americanos e incluye la efigie de un hombre (Teddy Roosevelt) que en un discurso llegó a afirmar lo siguiente: ‘No diría que me creo eso de que el único indio bueno es el indio muerto, pero creo que nueve de cada diez veces sí es así. Y no me gustaría mirar muy de cerca el décimo caso’.
No sería hasta 1980 cuando el Tribunal Supremo establecería un pago de más de cien millones de dólares como compensación por la expropiación ilegal a ocho tribus de nativos. Sin embargo, lo más interesante de todo esto es que los afectados por el espolio quisieron tener su venganza personal construyendo una escultura propia cerca del Monte Rushmore, una todavía más grande e impresionante. En 1948, varias familias de sioux empezaron a trabajar en la Thunderhead Mountain para crear una escultura que mostrase al guerrero Caballo Loco sobre su montura, con una envergadura mayor que la de las pirámides egipcias. El proyecto continúa hoy en día, de la mano de los descendientes de aquellos que empezaron a labrar la piedra y rechazando cualquier tipo de ayuda oficial.