¿Quién fue Boudica?
Boudica, reina de los icenos, reunió a uno de los mayores ejércitos de la antigüedad para enfrentarse a Roma y librarse de su yugo.
Sometieron a su pueblo, la despojaron de sus riquezas, quemaron su aldea, mataron a sus guerreros, la denigraron en público y la obligaron a mirar mientras maltrataban a la única familia que le quedaba, sus hijas. Boudica (también escrito Budica, Boadicea o Baudicca), reina de los icenos, consagró su vida a una venganza que nunca llegaría a ver completada y canalizó la ira y el descontento de las tribus de Britania, uniéndolas bajo un mismo estandarte y haciéndolas marchar contra las legiones de Roma para llevarles fuego y sangre. Boudica fue, sin ninguna duda, una mujer de armas tomar (literalmente).
De reina a militar
Cayo Julio César fue el primero que puso sus ojos y sus ejércitos en la isla de Britania, pero no sería hasta el gobierno del emperador Tiberio Claudio (41 d.C. – 54 d.C.) cuando Roma lograría asentarse definitivamente en la isla y someter a los pueblos que ocupaban su mitad sur (con los pictos del norte lo tuvo más difícil). Aunque había levantamientos o revueltas esporádicas, la autoridad romana se instauró en Britania y sus tribus y pueblos debían responder ante dos figuras: el presidente, que se encargaba del control político, y el procurador imperial, que recaudaba los impuestos.
En este contexto, no se conoce exactamente el año, nació Boudica en lo que hoy es Anglia Oriental. Se sabe que era una mujer atractiva y alta, de constitución fuerte y con una larga melena del color del fuego. Pertenecía a la tribu de los icenos, un pueblo asentado en el este que se rebeló contra Roma en el año 47 pero acabó siendo sometido de nuevo y gobernado a través de un rey vasallo que rendía pleitesía al Imperio y sus representantes en Britania. Este rey se llamaba Prasutagus y, casualmente, acabó siendo el marido de Boudica.
Las mujeres jugaban un papel importante en la sociedad icena y Boudica ejerció como reina de pleno derecho desde el mismo momento de su matrimonio con Prasutagus. La pareja tuvo dos hijas y vivió unos años de relativa paz hasta la muerte del rey en el 60 d.C. Queriendo evitar problemas cuando él no estuviera y para asegurar la seguridad de su familia, Prasutagus dejó la mitad de su fortuna y dominios a sus hijas y la otra mitad se la entregó voluntariamente a Roma, esperando que esto saciase la avaricia del imperio. No fue así. El procurador Cathus Decianos quiso incorporar al Imperio todos los territorios de Prasutagus y quedarse con sus riquezas pero, ante la negativa de Boudica, envió a sus legiones para acabar con cualquier foco de resistencia icena.
El resultado de esta pequeña escaramuza fue una auténtica masacre. Los soldados romanos quemaron las casas de los icenos, mataron a la gran mayoría y a los que sobrevivieron se los llevaron para venderlos como esclavos. Boudica fue desnudada y azotada en público y, para rematar el daño, se la obligó a mirar mientras los legionarios romanos azotaban a sus hijas y las violaban por turnos. Furiosa por este ataque contra su familia y aprovechando la ausencia del gobernador provincial Suetonius Paulinus, Boudica convenció a otras tribus y caudillos de la zona para que se unieran a ella en el mayor levantamiento armado que Roma había visto jamás. Muy pronto, la reina icena se encontraba a la cabeza de un ejército de entre 120 000 y más de 200 000 guerreros.

Boudica en Londres
Auge y caída de la revuelta
La contienda de Boudica comenzó ese mismo año 60 y lo hizo con un cúmulo de éxitos sin precedentes. A pesar de la fuerza que les proporcionaba su número, el ejército de la reina estaba formado por guerreros cuyo adiestramiento y experiencia eran muy dispares, que acostumbraban a luchar sin armadura de ningún tipo y que no podían equipararse a las profesionales y curtidas legiones de Roma. Los primeros ataques iban dirigidos contra asentamientos romanos cuyas limitadas guarniciones no eran capaces de resistir ante los britanos. Así fue como asaltaron, conquistaron y arrasaron Camulodunum (actualmente Colchester). El historiador romano Tacitus cuenta en sus crónicas que Boudica no mostró ningún tipo de piedad contra los habitantes de estos asentamientos, torturándolos y pasando a cuchillo a todos los que cayeron en manos de sus ejércitos. Según las crónicas romanas, durante la revuelta, Boudica y sus hombres mataron a unos 80 000 civiles de las peores maneras imaginables (crucifixión, empalamiento…).
Tras la victoria en Camulodunum, los britanos decidieron marchar hasta Londinium (actual Londres). Sabiendo lo que pasaría si Boudica tomaba la ciudad, muchos de los más altos dignatarios de Londinium decidieron marcharse mientras se encargaba la defensa de la ciudad a Suetonius Palinus. El militar, que se había hecho un nombre sofocando rebeliones en Britania, decidió retirar a sus tropas al considerar que Londinium era indefendible y que si entablaban un combate perderían. La ciudad, abandonada por quienes debían velar por ella, corrió la misma suerte que Camulodunum y, poco tiempo después, se les unió Veralamium (actual Saint Albans). La destrucción de estos asentamientos, tres de los más importantes en toda Britania, animó a los rebeldes y les hizo creer que una victoria definitiva sobre Roma era posible.
Por su parte, Suetonius comprendió que debían detener a Boudica antes de que fuese demasiado tarde pero que, a diferencia de lo ocurrido en Londinium, lo harían en un campo de batalla favorable.
Se desconoce el lugar exacto donde tuvo lugar esta batalla pero se cree que fue en algún punto del llamado Watling Street, una antigua vía utilizada por celtas y romanos que cruzaba Inglaterra y Gales, a la altura de Fenny Stratford. Lo que sí se sabe es que Suetonius forzó a los britanos a atravesar un estrecho acantilado para llegar a ellos y esta táctica, similar a la utilizada por los espartanos en las Termopilas, fue la perdición de Boudica. Según las crónicas, unos 10 000 legionarios veteranos y experimentados hicieron frente a los ejércitos de Boudica y consiguieron resistir a pesar de ser diez veces menos. La lluvia de pilums (lanzas ligeras) dio paso a un choque frontal en el que los escudos y las resistentes armaduras romanas fueron claves. Para terminar, la caballería atacó por el flanco de los britanos y los hizo forzó a retirarse, dejando en el campo de batalla a 80 000 hermanos de armas caídos.
El final de Boudica es incierto. Algunas teorías apuntan a que murió en combate mientras que otras afirman que logró salir con vida de la carnicería. Estas segundas versiones no terminan mucho mejor para ella ya que murió en el año 60 o 61, se cree que a causa de una enfermedad o porque decidió suicidarse al haberlo perdido todo.

Estatua de Boudica