¿Qué es el chovinismo?
Se dice que alguien es un chovinista cuando defiende un nacionalismo radical, exacerbado e irracional en el que cree que su nación es mejor que los demás.
El chovinismo (o chauvinismo, si se respeta su forma original en francés) es aquel sentimiento que busca exaltar, de forma desmesurada, lo nacional frente a lo extranjero. Se puede aplicar a casi cualquier causa en la que lo nacional (lo propio) sea defendido hasta limitar con lo irracional frente a lo extranjero (lo ajeno), que siempre será peor. En resumidas cuentas, el chovinismo es la forma más extrema de ultranacionalismo.
El término es, como ya se ha dicho, de origen francés y surgió a principios del siglo XIX coincidiendo con el auge de los nacionalismos en Europa. Un chovinista sería, por lo tanto, aquella persona que cree que su patria es mejor que las demás en todo y defiende lo que hace y simboliza de forma irracional, aun cuando esto pueda ser negativo para el país o para su gente. Suele estar relacionado con otras actitudes radicales que se defienden sin importar los argumentos como la xenofobia y se ha popularizado tanto que se puede utilizar para referirse a aquellas personas que defienden una causa de forma exaltada y ciega, tenga esta que ver con valores nacionalistas o no.
El chovinismo suele extenderse en los países durante los periodos de guerra con otras naciones. Durante las guerras napoleónicas, la Guerra Franco-Prusiana o la Primera Guerra Mundial era muy común escuchar mensajes y discursos que apelan al lado más visceral de la gente, llamándoles a defender cosas como la patria, la honra, el legado o las tradiciones frente a un enemigo al que se desdibuja como origen de todos los males y destructor de la esencia misma de la nación. A esto hay que sumar el ya mencionado desprecio por lo ajeno y lo extranjero, suponiendo una superioridad de la nación propia frente a las demás. En la Gran Guerra podemos encontrar ejemplos excelentes de chovinismo ya que el ambiente pro-bélico exacerbado hizo que actitudes como esta surgieran en todos los países beligerantes.
Estas mismas prácticas fueron posteriormente utilizadas por las potencias del Eje o la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y por numerosos gobiernos del resto del mundo (De Gaulle en Francia, Margaret Thatcher en Inglaterra o Ronald Reagan en Estados Unidos) durante el siglo XX. La segunda década del siglo XXI, claramente marcada por las secuelas de la crisis económica de 2008, ha visto el resurgir de partidos extremistas que, entre otras cosas, en su discurso incluyen proclamas y principios chovinistas con claros tintes racistas.
El carácter de fanática superioridad promovido por el chovinismo ha llevado a que el término se emplee en otras variantes que no tienen que ver con el nacionalismo. Por ejemplo, se puede hablar de chovinismo masculino para referirse a un tipo de machismo exacerbado o a un chovinismo de especie para hablar del desprecio que la raza humana muestra en muchas ocasiones por otras especies animales.

Chauvin
La vida de Nicolás Chauvin
Como todos sabemos, las palabras y los conceptos no están en la naturaleza esperando a ser incorporados al vocabulario de las personas sino que se desarrollan y definen a través del tiempo y de su uso. Con el chovinismo pasa lo mismo, y es que este término tiene su origen en un soldado francés del siglo XIX llamado Nicolás Chauvin.
Chauvin era un hombre que vivió el Terror que siguió a la Revolución Francesa y los años de Napoleón en el poder. Se dice que Chauvin amaba Francia con locura y que, por encima de todo, amaba y admiraba a Napoleón Bonaparte. Esta fascinación que sentía por el corso lo llevó a alistarse en el ejército y combatir en todas las batallas que le fue posible. Chauvin resultó herido en muchas ocasiones (con mutilaciones y secuelas graves incluidas) pero él seguía ofreciéndose voluntario para ir al campo de batalla y dar la vida por su emperador, al que defendía de manera eufórica y cuasi ridícula ante cualquiera que le pusiera en duda.
Tanta palabrería y tanto empeño en seguir luchando a pesar de sus heridas hicieron que la historia de Chauvin llegara a oídos del mismísimo Napoleón, que quiso conocer a su admirador y recompensarlo por sus servicios. Chauvin siguió defendiendo al corso y creyendo que volvería a Francia y traería de vuelta la grandeza de Francia aun cuando Napoleón había sido derrotado y desterrado.
Viendo este relato no resulta difícil encontrar todas las características de un chovinista en el buen soldado Chauvin, por lo que resulta comprensible ver cómo surgió el término. Pero lo curioso es que no se sabe a ciencia cierta si Nicolás Chauvin existió realmente o si solo se trataba de un personaje alegórico que a partir de la exageración pretendía representar el patriotismo más rancio de algunos sectores de la sociedad francesa.