Garcilaso de la Vega, el soldado poeta
El gran renovador de la lírica española, Garcilaso de la Vega, murió en Niza el 14 de octubre de 1536 combatiendo contra Francia.
Nacido en Toledo –en fecha indeterminada entre 1494 y 1503– dentro de una familia de la nobleza, Garcilaso de la Vega quedó pronto huérfano de padre y fue educado en la Corte, entre España y Nápoles. Allí sucederían los dos hechos más trascendentales para su vida y para su obra. En cuanto a la primera, su entrada al servicio del emperador Carlos V, en 1520, en calidad de contino (hombre de armas) real lo llevaría a abrazar la vida militar; en cuanto a la segunda, el encuentro con el barcelonés Juan Boscán, de quien se hizo muy amigo, le dio a conocer la lírica renacentista italiana; fundamentalmente, a Petrarca y Ariosto.
En Italia, Garcilaso fortaleció su clasicismo –redescubrió a Virgilio, Ovidio y Horacio– y empezó a componer sonetos en la métrica petrarquista. Su poesía, una de las más bellas e influyentes de la literatura castellana, se compone de cuarenta sonetos, cinco canciones, una oda en liras, una epístola, dos elegías, tres églogas, siete coplas castellanas y tres odas latinas. Se publicó por primera vez tras su muerte, en 1543, como un apéndice de las Obras de Boscán. Antes, ambos amigos y literatos participaron en numerosos combates y Garcilaso fue recompensado por el Rey con 80.000 maravedíes anuales por los servicios prestados. En 1525 contrajo matrimonio con Elena de Zúñiga, dama de la Corte, si bien su gran amor sería Guiomar Carrillo, de la que tuvo un hijo, Lorenzo Suárez de Figueroa.
Precisamente fue en el transcurso de uno de esos "servicios" a la Corona cuando el soldado poeta halló la muerte. En el marco de la llamada Guerra Italiana de 1536-1538, que enfrentó a Carlos V con Francisco I de Francia, Garcilaso fue nombrado maestre de campo de un tercio de infantería y partió a Provenza al mando de 3.000 hombres. Durante el asalto a una fortaleza en Le Muy, a finales de septiembre de 1536, fue el primero en trepar por la escala y, alcanzado por una piedra arrojada por los defensores, cayó al foso gravemente herido. Trasladado a Niza, murió en esta ciudad a los pocos días, el 14 de octubre. El Emperador, enterado de la noticia y presa de la ira, mandó ahorcar a la guarnición una vez tomada la fortificación.