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¿Quiénes fueron los 'Capitanes de Abril'?

El 25 de abril de 1974 sucedió el levantamiento que depuso al régimen dictatorial de Portugal: la Revolución de los Claveles.

Se conoce como Tercera República al periodo de la historia de Portugal que se abrió el 25 de abril de 1974 con un golpe de Estado pacífico que derribó la dictadura salazarista que ocupaba el poder en el país luso. A los jóvenes militares que lideraron este movimiento libertador se les conoce como los ‘Capitanes de Abril’.

Desde 1926, Portugal vivía bajo la sombra de una de las dictaduras más antiguas de Europa, la de Oliveira Salazar. Pero la historia dio un giro cuando, tras las constantes guerras coloniales contra los movimientos independentistas de países como Mozambique, la represión política y la mala marcha del país; un grupo de militares portugueses de izquierda lograron el hito de llevar a cabo una revolución pacífica conocida como Revolução dos Cravos (‘Revolución de los Claveles’).

En la madrugada del 25 de abril de 1974, la canción Grândola, vila morena de Xosé Afonso, que había sido prohibida por el régimen, comenzó a sonar a través de Radio Renascença. Esa fue la señal acordada por los militares para que diera comienzo la revolución y se tomaran las principales instituciones del gobierno. A pesar de que se emitieron continuos llamamientos radiofónicos de los ‘Capitanes de Abril’ (los oficiales jefes del Movimiento de las Fuerzas Armadas) a la población para que permaneciera en sus hogares y a la policía para que no se opusiera a la actividad de las tropas, el amanecer de ese mismo día llegó con miles de civiles portugueses tomando las calles y mezclándose con los militares sublevados. Se produjo un clamor popular que demostraba las ansias de libertad del pueblo portugués.

En el transcurso de la madrugada, los militares rebeldes salieron de los cuarteles y ocuparon los aeropuertos internacionales de Lisboa y Oporto, ordenando el cese de los vuelos en todo el espacio aéreo del país. Unidades de la marina de guerra se adhirieron a la revuelta y tomaron el control de los puertos del Atlántico, de Madeira y de las Azores. Aunque orquestadas por el capitán de infantería Otelo Saraiva de Carvalho, las acciones militares fueron protagonizadas por el capitán Salgueiro Maia que, al frente de las fuerzas de la Escola Prática de Cavalaria, salió de Santarém para marchar sobre Lisboa con una columna de tropas. En la capital logró la adhesión de más soldados y con ellos ocupó el Terreiro do Paço a primeras horas de la mañana del día 25, luchando por mantener el orden, evitar desmanes de civiles y convencer a las fuerzas militares de la capital que aún se hallaban en duda ante los sucesos. Spínola, como representante máximo del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), recibió del presidente del Consejo de Ministros, Marcelo Caetano, la rendición del gobierno, asumiendo así sus poderes públicos.

En plena euforia, las floristas de Lisboa primero y luego la población en general comenzaron a entregar claveles a los militares sublevados. Estos los colocaron en el cañón de sus armas, en parte como símbolo de su deseo de que la revolución ocurriera de forma pacífica y sin tener que disparar ni una sola bala.

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