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¿Por qué se celebra el 3 de octubre el Día de la Unidad Alemana?

El Día de la Unidad Alemana se celebra el 3 de octubre para conmemorar que, en esa fecha en 1990, se hizo efectiva la unificación política de las dos Alemanias.

El Día de la Unidad Alemana se celebra el 3 de octubre para conmemorar que, ese día en 1990, la República Federal Alemana (sector occidental) y la República Democrática Alemana (sector oriental) se reunificaron en un único país. La nación estaba dividida en dos desde 1945, cuando el régimen nazi fue derrotado y las potencias aliadas hicieron un reparto del país en varias zonas de influencia. La caída del Muro de Berlín y el colapso de la URSS serían los dos grandes acontecimientos que conducirían a la reunificación alemana.

Tras la Segunda Guerra Mundial y la derrota de las potencias del Eje, Alemania pasó a estar controlada por dos esferas de influencia distintas. El avance de estadounidenses e ingleses por el oeste y de soviéticos por el este hizo que ambos ejércitos se reunieran en Alemania y fueran “lberando” el país de manera un tanto distinta. El estallido de las diferencias entre Estados Unidos y la Unión Soviética y el comienzo de la Guerra Fría hicieron que ambas superpotencias se repartieran el país en lo que, desde 1949, sería conocido como la República Federal Alemana (sector estadounidense) y la República Democrática Alemana (sector soviético). Berlín, que se encontraba en la zona de influencia de Stalin, se dividió de igual manera entre las dos potencias.

Todo el país, pero especialmente la capital berlinesa, fue uno de los puntos de mayor tensión entre ambas potencias y una frontera en la que las dos concepciones del mundo y la sociedad se veían las caras de frente. Berlín vivió algunos de sus momentos más duros tras el bloqueo soviético y la posterior construcción del Muro de Berlín, que rodeaba la zona soviética para que la población no escapara al sector americano. Junto con la crisis de los misiles de Cuba, es probable que Berlín fuese testigo de una de las situaciones en que más cerca estuvieron Estados Unidos y la Unión Soviética de comenzar un enfrentamiento armado directo que hubiese desembocado en una Tercera Guerra Mundial, cuyas consecuencias catastróficas solo podemos imaginarnos.

Cada potencia se dedicó a aplicar una serie de medidas que intentaban sobreponerse al rival y demostrar que su sistema era mejor en todos los sentidos y por lo tanto, debía extenderse al resto del mundo. Los líderes de ambas naciones se iban sucediendo mientras la sociedad se volvía cada vez más convulsa, harta como estaba de pagar las consecuencias de ese choque de trenes. La política estrella durante los más de 40 años que se alargó la Guerra Fría era la expansión en forma de las llamadas “zonas de influencia” o “países satélites” y el sobreponerse a la ideología rival, considerándola incompatible y, por lo tanto, debiendo ser eliminada.

El 3 de octubre de 1990, días después de que se produjera la caída del Muro de Berlín (9 de noviembre de 1989) y que la férrea Unión Soviética comenzase el proceso de desmantelamiento, se hizo efectiva la unificación política de las dos Alemanias. Berlín se convirtió en la capital de un “nuevo país” configurado como un estado federal con 16 länder.

Dos meses más tarde, el 2 de diciembre de 1990, se celebraron las primeras elecciones generales democráticas de la nueva Alemania reunificada.

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