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Batalla del Somme, la gran carnicería

Sólo el primer día de la batalla del Somme, el 1 de julio de 1916, murieron casi veinte mil soldados británicos.

Nacho Otero

La batalla de Somme fue una de las más largas y sangrientas de la Primera Guerra Mundial, con más de un millón de bajas entre ambos bandos. Duró cuatro meses y medio, del 1 de julio al 18 de noviembre de 1916, y tuvo lugar en la región francesa de Picardía, en las inmediaciones del río Somme: de ahí su nombre. En ella, las fuerzas británicas y francesas intentaron romper las líneas alemanas a lo largo de un frente de cuarenta kilómetros al norte y al sur de dicho río, en el norte de Francia. El propósito de la batalla era distraer a las tropas germanas de la batalla de Verdún, pero las bajas en el Somme terminaron siendo superiores.

La batalla es recordada principalmente por su primer día: en el transcurso del 1 de julio de 1916, los británicos sufrieron 57.740 bajas, de las cuales 19.240 fueron mortales. Constituye por ello el choque más sangriento en la Historia del ejército británico. Casi igual de terrible fue para los alemanes: uno de los oficiales del ejército germano la describiría como "la tumba de barro del ejército en campaña". Las cifras hablan por sí solas: un total de 146.431 muertos en el lado anglofrancés, 164.055 en el alemán, cientos de miles de heridos y mutilados, 782 aviones aliados destruidos...

Cuando acabó la batalla en noviembre, ambos bandos habían comprobado en carne propia hasta qué punto era mortífera la guerra moderna. La enorme importancia del conflicto del Somme en el desarrollo posterior de la Gran Guerra fue puesta de manifiesto por historiador británico James Edmonds con esta sentencia: "No es excesivamente arriesgado afirmar que las bases de la victoria final en el Frente Occidental fueron sentadas por la ofensiva de 1916 en el Somme".

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