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Karl Marx (1818-1883)

En contra del capitalismo. La doctrina marxista ha inspirado a numerosas organizaciones políticas anti-capitalistas.

Su concepción filosófica se apoyaba en la convicción de que el motor y el fundamento de la vida humana no es el espíritu, sino los factores físico-materiales. “No es la conciencia lo que determina la vida, sino la vida la conciencia”. Pensaba que el desarrollo de las fuerzas de producción es inseparable de las luchas de clases. La labor teórica de Marx culminó con El Capital, obra en tres tomos en la que el fundador del marxismo interpretó dialécticamente las leyes del capitalismo, cuyas contradicciones le conducirían algún día a su declive.

Contra el capitalismo. “Con la constante disminución de los magnates capitalistas que usurpan y monopolizan las ventajas de este proceso de transformación, crece la masa de la miseria, la opresión, la servidumbre, la degeneración y la explotación, pero también la indignación de la clase obrera, que aumenta constantemente y se ejercita, se une y se organiza gracias al mecanismo del proceso de producción capitalista”, escribe el pensador alemán en El Capital. Su obra ha inspirado a numerosas organizaciones políticas enfrentadas al capitalismo.

La enajenación del trabajo. Estudió en profundidad este concepto, que definió como el resultado de la situación de explotación que sufrían los proletarios del siglo XIX. “El trabajo es externo al trabajador; es decir, no pertenece a su ser (…) El trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo”, concluye Marx.

La influencia de Hegel. Algunas de las concepciones filosóficas de este ideólogo alemán influyeron en Marx, sobre todo en el método del pensamiento dialéctico, que utilizó para analizar las contradicciones entre el capital y el trabajo. La fase de transición del capitalismo al comunismo fue concebida por Marx en forma de una dictadura del proletariado. En El Capital, el fundador del marxismo anuncia una sociedad sin clases. “Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un plazo político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”, escribe Marx. Sus profecías sobre el derrumbamiento del capitalismo no se llegarían a cumplir.

El materialismo dialéctico. Algunos autores han integrado la obra de Marx y Engels en el marco de un sistema filosófico, el marxismo, cuya articulación se desarrolla en un método denominado materialismo dialéctico. Asimismo, el análisis marxista de la realidad ha sido sistematizado en el llamado materialismo histórico, que sitúa la lucha de clases en el centro del análisis. Un buen número de científicos sociales, historiadores y teóricos del arte del siglo XX se han servido de ese análisis de la realidad para explicar sus materias. Otros intelectuales y pensadores han criticado el ideario político de Marx. Entre ellos destaca Karl Popper, que niega las pretensiones del marxismo de ser considerado una ciencia, aunque respeta el intento honesto del pensador alemán de buscar una fórmula para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.

Ateo, apátrida y revolucionario

Judío y nacido alemán, Karl Marx nació en Tréveris (Alemania) en 1818, en una familia judía de clase media. El joven pensador alemán estudió Derecho en la Universidad de Bonn, pero lo abandonó por Filosofía.

En París fundó la revista Anales franco-alemanes, de la que fue director, aunque la publicación duró poco ya que la cerró el Gobierno francés por presiones del prusiano. En la capital francesa conoció a Friedrich Engels, con el que publicaría El Manifiesto del Partido Comunista. En aquellos años, Marx se declaró apátrida, ateo y revolucionario. En Londres escribió El Capital. En esa época, Marx colaboró activamente en la fundación de la Primera Internacional. Tras la derrota de la Comuna de París en 1871, un duro revés para los integrantes de la Internacional, el creador del marxismo se retiró de la política y dedicó su tiempo a la escritura de su pensamiento. Falleció en Londres en 1883. Su tumba, presidida por un enorme busto, se halla en el cementerio londinense de Highgate.

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