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La fiesta democrática en las urnas de la libertad de 1977

El 15 de junio de 1977 los españoles votaron en unas elecciones libres por primera vez en 41 años.

Más de dieciocho millones de españoles –una participación del 78,83%–, acudieron a las urnas en libertad, por primera vez desde las elecciones a Cortes en febrero de 1936. El resultado electoral fortaleció la joven democracia, perfiló un sistema de partidos homologable a cualquier país europeo y, sobre todo, facilitó que el nuevo Congreso iniciara un proceso constituyente capaz de dotar al país de una Constitución basada en el consenso.
La victoria fue para la Unión de Centro Democrático liderada por Adolfo Suárez, que consiguió ser la primera fuerza política a nivel nacional a pesar de no lograr alcanzar la mayoría absoluta en el Congreso de Diputados, pues obtuvo el 34% de los votos y 165 escaños: le faltaron 11 parlamentarios exactos para lograr la mayoría.
La campaña electoral comenzó el 24 de mayo. Duró 21 días. Se pretendió que los partidos políticos tuvieran tiempo de ser conocidos y presentar sus ofertas de programa, que en general fueron mensajes directos, poco sofisticados, muy ideológicos y centrados en la dicotomía cambio o reforma.
Concurrieron 5.343 candidatos encuadrados en 589 candidaturas. 22 partidos se presentaron en casi todas las circunscripciones –UCD, por ejemplo, no presentó lista en Guipúzcoa-. En Madrid hubo 26 candidaturas; en Barcelona, 23. A pesar de la llamada sopa de letras, la disputa electoral se fue focalizando en las fuerzas que el 15 de junio se convertirían en protagonistas de la nueva etapa: la Alianza Popular de Fraga, la UCD de Suárez, el PSOE de Felipe González, el PCE de Santiago Carrillo y las formaciones nacionalistas de País Vasco (PNV) y Catalunya (la Convergència de Jordi Pujol concurría en la coalición Pacte Democràtic).
También destacaron el Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván y la Federación Cristiana de José María Gil Robles y Joaquín Ruiz-Giménez, que en los comicios cosechó el más rotundo fracaso –ni un solo escaño-.
Las campañas de los principales partidos fueron dispares. UCD dispuso de cuantiosos recursos, muchas veces infrautilizados por el caos interno de la coalición; en otras ocasiones, malgastados en publicidad innecesaria y actos sin ninguna repercusión pública. Su gran capital era Suárez. Prácticamente no hizo campaña, se limitó a una visita a su pueblo, Cebreros, contadas entrevistas a los medios, y la decisiva aparición en el último espacio electoral en televisión, que decantó a su favor un considerable número de votos.

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