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El bombardeo de París durante la Segunda Guerra Mundial

Hitler atacó París desde el aire el 3 de junio de 1940, causando 254 muertes.

Nacho Otero

Después de la invasión de Polonia en septiembre de 1939, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania. Ese fue oficialmente el inicio de la II Guerra Mundial, aunque de hecho pasaron nueve meses con escasos choques directos mientras los ejércitos se acomodaban para el combate. A ese período se lo conoce por ello como la Guerra Ficticia (Phoney War en inglés: fue bautizado así por los periodistas británicos). Pero esa calma aparente quedó rota por completo entre el 26 de mayo y el 3 de junio de 1940 cuando Hitler eligió atacar a los aliados en numerosos frentes simultáneos, dando así un dramático y efectivo giro al conflicto.

A finales de mayo, los alemanes lograron que el ejército de Gran Bretaña se retirara de Dunkerque. En lo que se conoce como Operación Dinamo, más de 200.000 soldados británicos y otros 100.000 entre franceses y belgas fueron exitosamente evacuados antes de la derrota ante Alemania. Los holandeses y los belgas se rindieron y la mayoría del ejército francés fue asimismo destruido o inutilizado. Hitler vio la ocasión de doblegar definitivamente a Francia, pero para ello necesitaba destruir su Fuerza Aérea, la ALA (Armée de l’Air). Fue entonces cuando se puso en marcha la Operación Paula (Unternehmen Paula, en alemán).

Ese fue el nombre en clave que el comandante de la Luftwaffe Hugo Sperrle otorgó al bombardeo de París, cuyo fin era destruir las fuerzas restantes de la ALA y abortar así cualquier posibilidad de revancha de Francia por vía aérea. Sobre el papel, la operación parecía destinada al éxito, dada la supremacía en el aire de la Luftwaffe, pero la inteligencia británica alertó a los franceses del inminente ataque y estos protegieron de inmediato sus aviones. Por ello, finalmente, los alemanes sólo lograron destruir 35 aparatos enemigos, un 19% de los efectivos previstos.

Las bombas de la Luftwaffe cayeron sobre la capital de Francia el 3 de junio de 1940, desde un total de 1.100 aviones nazis. En realidad, la peor parte en el bombardeo se la llevaron los civiles: de los 254 muertos causados, la mayoría fueron personas que corrían por las calles a refugiarse. Más cifras: 652 heridos de diversa consideración, 15 fábricas y 16 pistas de aterrizaje dañadas… pero también 10 cazas alemanes abatidos. El fracaso de la operación se demuestra en el hecho de que 48 horas después los efectivos de la ALA ya estaban de nuevo operativos. No obstante, Francia capituló muy poco después ante el Tercer Reich.

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