¿Quién dio el primer paseo por el espacio?
Fue el cosmonauta soviético Alekséi Leónov: estuvo fuera de la nave durante más de doce minutos.
Cuando se rememora la carrera espacial entre la URSS y Estados Unidos, que tuvo lugar entre los años 50 y 60 del siglo XX, siempre se repiten ciertos hechos, fechas y nombres. El lanzamiento del Sputnik 1 (primer satélite artificial), en 1957. El primer hombre en viajar al espacio exterior, el ruso Yuri Gagarin, en 1961. El primer occidental que orbitó sobre la Tierra, el estadounidense John Glenn, en 1962. Y por supuesto, la llegada a la Luna, en 1969. Sin embargo, pocas veces se recuerda al astronauta soviético Alekséi Leónov, protagonista de otro de los grandes hitos de la conquista del cosmos: fue él quien dio la primera caminata por el espacio, el 18 de marzo de 1965.
Leónov, ingeniero y piloto de la Fuerza Aérea Soviética nacido en 1934, fue elegido junto a otros diecinueve compañeros para formar parte del programa Vosjod, continuación del programa Vostok que había llevado al espacio a Gagarin. Y así, en la nave Vosjod 2, acompañado por el comandante Pável Beliáyev y tras brindar con champán, a las 7:00 de aquel histórico 18 de marzo el cosmonauta emprendió el viaje. Cuando llegaron a 500 km de la Tierra, se produjo la proeza: Leónov abrió la escotilla externa de la nave y, por primera vez en la Historia, un ser humano puso un pie en el espacio y se lanzó a caminar por él durante doce minutos y nueve segundos.
Una cámara registró el épico momento. La imagen de la Tierra, sobre la que estaba amaneciendo -con África en el campo visual-, dejó a Leónov anonadado. "Me sentí como un grano de arena", diría más tarde. Unido a la Vosjod 2 por un cable de 5 metros, el astronauta dio su paseo con la sensación de que no se movía, aunque en realidad giraba a toda velocidad. El traje espacial funcionó correctamente, pero dio lugar a una complicación no prevista: la falta de presión atmosférica hizo que se inflara como un globo y hubo que purgar el aire desde el centro de control para que Leónov pudiera volver a entrar por la escotilla a la nave. Ese día adelgazó seis kilos.
El éxito de la misión fue un gran golpe de efecto para la URSS y una bofetada al orgullo de EE UU en la batalla por la supremacía aeroespacial. No obstante, la propaganda soviética ocultó los contratiempos del viaje, que estuvo varias veces a punto de acabar en tragedia. Primero, la escotilla se resistió a cerrarse tras el paseo, lo que subió la presión interior y bajó el nivel de oxígeno a niveles alarmantes. Luego, falló el sistema automático de propulsión inversa para volver a la Tierra y los pilotos hubieron de accionar la nave manualmente. Por último, la cápsula aterrizó en un bosque de Siberia, lleno de lobos y osos y a 25 bajo cero. Afortunadamente, fueron rescatados a tiempo.