El último pasaje al exilio republicano
En la tarde del 28 de marzo de 1939, miles de ciudadanos llenaron el puerto de Alicante buscando un pasaje para embarcar en el llamado "barco de la derrota".
Faltaban cuatro días para el final de la Guerra Civil y el desenlace de la contienda con el triunfo de los generales rebeldes era ya un hecho.
El Stanbrook, un buque carbonero británico de 1.500 toneladas, había fondeado en Alicante procedente de Marsella con la orden de cargar naranjas y azafrán.
En la explanada del pueblo bullía una multitud agotada después de tres años de combate, miles de civiles y soldados republicanos que vieron en el puerto levantino, todavía no tomado por el bando franquista, la única puerta para huir de la represión que les esperaba.
Abrumado por la tragedia, el capitán de la nave, un galés de 47 años llamado Archibald Dickson, cambió el plan inicial de embarcar provisiones por el de evacuar a civiles.
Al atardecer del 28 de marzo de 1939, el Stanbrook partió hacia la ciudad argelina de Orán con la última carga civil que zarpó camino del exilio antes de acabar la contienda: 2.638 pasajeros que portaban los últimos pasajes expedidos por la República española y que protagonizaron una emblemática y trágica aventura.
La salida del Stanbrook se caracterizó sobre todo por una excesiva muchedumbre de hombres, mujeres y niños, de toda condición social e ideología política –aunque con predominio de socialistas y republicanos–, con una pequeña presencia de extranjeros llegados a colaborar con la República, aferrados a un buque limitado, saliendo todos ellos en medio de amenazas de bloqueo y poco antes de uno de tantos bombardeos del puerto.