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Custer, el militar vanidoso

El teniente coronel Custer, cabeza del Séptimo de Caballería, provocó con su actitud una de las mayores masacres a manos de los indios.

Las continuadas invasiones por parte de los colonos estadounidenses del territorio que todavía ocupaban los indios norteamericanos llegaron a su punto culminante en 1875, cuando el gobierno de Washington ordenó a los sioux nómadas que entrasen en la Gran Reserva Sioux y dejasen sus tierras a los blancos. Los indios se negaron, el ejército amenazó con intervenir y esta situación provocó en 1876 la mayor concentración de fuerzas indias de toda la Historia del Oeste norteamericano: se reunieron unos 1.800 guerreros sioux, cheyennes, atsina y otros, bajo el liderazgo del líder sioux hunkpapa Toro Sentado y del cheyenne septentrional Caballo Loco con la idea de hacer frente al ejército estadounidense, que envió contra ellos a 652 soldados, entre ellos al Séptimo de Caballería comandado por un tal teniente coronel George Armstrong Custer, personaje controvertido, extravagante, vanidoso, imaginativo e impulsivo; último de su promoción en la academia militar, pero querido por sus soldados. Había participado con éxito en la Guerra de Secesión y también había tenido ya la ocasión de luchar contra los indios.

En junio de 1876 recibió la orden de aproximarse al gran campamento indio “rebelde”. Sin tomar las mínimas precauciones, no supo calibrar la entidad de la fuerza enemiga y dividió sus fuerzas en tres columnas, las de los mayores Reno y Benteen y la suya propia. El ataque de Reno fue rechazado y sus fuerzas y las de Benteen se retiraron. Mientras, Custer, con sus 222 jinetes, al llegar ante el gigantesco campamento indio cerca del río Little Big Horn se dio cuenta del error cometido.

Murieron con las botas puestas

Atacado y rodeado por los sioux y por Caballo Loco, tras sufrir fuertes bajas hubo de retirarse a las colinas, mandó matar a los caballos para hacer parapetos e hizo luchar cuerpo a cuerpo. Todo fue inútil: con Custer murieron todos sus soldados. Era el 26 de junio de 1876 y el Séptimo de Caballería había sufrido 268 bajas y 55 heridos. Entre los indios hubo unos 50 muertos y unos 120 heridos.

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