Los científicos locos nazis
En los campos de concentración alemanes se llevaron a cabo experimentos científicos.
Aunque Von Braun, Heisenberg y muchos otros científicos contribuyeron en gran manera al esfuerzo de guerra nazi, resulta evidente que este régimen no obtuvo todo el potencial de una generación excepcional de físicos y tecnológos.
La causa de esto debe buscarse en cómo las teorías de la superioridad racial y nacional alumbradas por Hitler contaminaron el mundo de la ciencia. Ninguna disciplina se salvó de la politización a la que el nacionalsocialismo sometió todos los campos de la educación a partir de abril de 1933. Muy poco tiempo después de llegar al poder empezaron a depurar a los funcionarios públicos, incluidos los profesores universitarios.
Como consecuencia, muchos científicos judíos se vieron obligados a emigrar, entre ellos diez físicos y cuatro químicos que habían ganado o ganarían más adelante el Nobel: hombres como Albert Einstein, Hans Bethe o Max Born (todos de origen judío), o el austriaco Erwin Schrödinger.
Esto llevó a la pérdida para su país de una brillantísima generación, como ya le había advertido el propio Max Planck a Hitler en un encuentro personal.
Además de eso, los nazis dedicaron muchos esfuerzos científicos a intentar demostrar teorías sin ninguna base seria. El ejemplo más trágico es el de los médicos que experimentaron con prisioneros de campos de concentración para intentar conocer las causas de la “inferioridad racial”.
El más terrible de todos ellos fue Josef Mengele, que trabajó en Auschwitz y Birkernau: practicó aberraciones tales como intentar cambiar el color de ojos de los niños inyectándoles productos químicos, o coser a dos gemelos para convertirlos en siameses (los gemelos eran su particular obsesión como “investigador”). Se le conocía en Auschwitz por el sobrenombre de “el ángel de la muerte”.
En Núremberg, 23 médicos nazis fueron juzgados. De ellos, se condenó a 15: siete a morir en la horca y ocho a penas de prisión de entre diez años y cadena perpetua. Mengele no estuvo entre ellos: escapó a Sudamérica y nunca fue capturado.