Leonor de Guzmán, una concubina casi legal
Amante de Alfonso XI hasta la muerte del Rey y madre de diez hijos, fue asesinada por la viuda oficial.
Doña Leonor de Guzmán (1310-1351), que nació en Sevilla, fue la amante del rey Alfonso XI desde 1329 hasta 1351, año en que murió en Talavera por orden de la viuda legítima de don Alfonso, doña María de Portugal.
La belleza de doña Leonor cautivó al Rey de tal manera que, aunque matrimonió a la portuguesa, ésta se vio siempre humillada frente a su rival. Doña Leonor no se recataba en lucir su estatus superior frente al de la reina legítima, que se veía siempre despreciada y maltratada por los cortesanos, atentos a medrar alabando a la concubina a quien el Rey amaba y postergando a la reina doña María.
Una atmósfera sofocante rodeaba a esa Corte. El odio entre esas dos mujeres era notable, pero doña María tenía que ocultarlo pues tenía un hijo, don Pedro, y por él había de conservar al menos la dignidad de la realeza. Es cierto que, aunque convivía con su concubina y la honraba, don Alfonso siempre reconoció que la legítima reina era su esposa doña María.
Justicia poética
Muerto don Alfonso en 1350 a consecuencia de la peste, heredó el trono su hijo, don Pedro, quien había visto cómo su madre había vivido despreciada y poco más o menos oculta en su propia Corte; casi como él. Además, la concubina doña Leonor había hecho gala de su fecundidad, pues mientras doña María sólo tuvo un hijo, doña Leonor le dio al Rey nada menos que diez vástagos.
El flamante favorito de Pedro I, Juan Alfonso de Alburquerque, sabedor de la inquina que sentía el Rey hacia doña Leonor de Guzmán, por congraciarse con el nuevo monarca hizo que se tomase presa a doña Leonor y se la recluyese en Sevilla, de donde pasó a Carmona, a una prisión más rigurosa. A instancias de Alburquerque y de la reina María, Gutierre Fernández de Toledo custodió a doña Leonor hasta Talavera –que llamaban “de la Reina”, por ser señorío de la Reina Madre–. A los pocos días entró en el Alcázar un escudero de doña María y, sin mediar palabra, hundió el puñal en el corazón de la bella doña Leonor. María de Portugal se vengaba finalmente de tantos crueles años de desprecios y humillaciones.
No obstante, la Historia tomó su revancha y el hijo de doña María, don Pedro, moriría a manos de un hijo de doña Leonor, el bastardo don Enrique de Trastámara, uno de los diez hijos de doña Leonor, que, además, introdujo en España una nueva dinastía: la de los Trastámara.