Unidos por el Románico
Un nuevo estilo de arte, el Románico, nació debido al contacto de diversas culturas europeas entre los siglos V y X.
La gran diversidad artística que se dio en Europa entre los siglos V y X, nutrida por la creatividad de visigodos, mozárabes, ostrogodos, merovingios o carolingios, dio paso a un nuevo estilo que logró unificar teológica y culturalmente buena parte del continente, el Románico.
Así lo indica en su amplio estudio sobre su presencia en España, Fernando de Olaguer-Feliú, catedrático de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid.
En El Arte Románico español, de Olaguer-Feliú señala que si bien aún existe cierta controversia sobre su origen geográfico, que algunos sitúan en Francia, Alemania, Lombardía o España, todo indica que la gran base expansora de este estilo fue la abadía de Cluny, en la región de Borgoña.
La reforma monacal que se llevó a cabo en ella en el siglo X propició la reestructuración de la dispersa orden benedictina.
Ésta pasó a ser un sistema orgánico centralizado que aprovechó y potenció las rutas seguidas por los peregrinos para internacionalizarse. Por esas mismas vías se extendió la nueva corriente artística.
“El arte de Cluny fue una creación fuerte, espiritual y docente, esto es, un producto elaborado, práctico y en total función de la doctrina cristiana y la vida espiritual defendida por la orden”, indica de Olaguer-Feliú.
Por ello, las construcciones románicas son, a la vez, una representación de la perdurabilidad de la Iglesia, lo que se aprecia en sus gruesos muros de piedra tallada, un espacio para el recogimiento –la luz entra en el recinto por pequeñas ventanas, lo que crea un ambiente adecuado– y un centro docente donde las verdades de la fe quedan reflejadas en sus tallas y pinturas.
En ellas se aúnan los rasgos que identifican este estilo que pervivió especialmente entre los siglos XI y XII: el uso de arcos de medio punto y bóvedas de cañón, la presencia de esculturas hieráticas que se adaptan al marco que las soporta aunque para ello tengan que adoptar posturas imposibles y la profusión de pinturas murales planas de figuras alargadas y carentes de perspectiva, resaltadas por un espectacular contraste cromático y profundamente simbólicas.