Éfeso, un gigantesco museo al aire libre
En la costa turca, la ciudad de Éfeso nos transporta a otro tiempo a través de sus vestigios históricos.
Éfeso, en la Antigüedad una localidad de Asia Menor, hoy en la costa de la actual Turquía, es un magnífico ejemplo de urbe monumental grecorromana, parcialmente excavada y reconstruida a lo largo del siglo XIX.
La ciudad en ruinas de Éfeso es uno de los conjuntos arqueológicos más relevantes del mundo occidental. Fundada por Lisímaco, el sucesor de Alejandro Magno, en el siglo IV a.C., se convirtió bajo el dominio romano en el puerto más importante del mar Egeo.
En el formidable yacimiento arqueológico de la ciudad de Éfeso destaca la Biblioteca de Celso, construida por el cónsul Gayo Julio Aquila para su padre, de nombre Celso, entre los años 114 y 117 a.C. El estado de conservación de su fachada casi nos permite sentir que estamos viajando en el tiempo.
Además de la célebre biblioteca, destacan el enorme teatro, la avenida de los Curetos, con sus mármoles y elegantes columnas, y el templo de Adriano.
Los curetos eran los sacerdotes encargados de llevar leña al fuego sagrado del Pritaneo. Su nombre hace pensar que eran descendientes de los antiguos cretenses. Tras las columnas con los capiteles de Hermes y Caduceo (formado por una varilla rodeada de una culebra, símbolo de la Medicina) se llega a la Plaza de Domiciano. Tras pasarla, se llega a la espectacular fuente construida en tiempos de Trajano.
Al final de la Vía de los Curetos aparece un monumento funerario octogonal y una fuente monumental de época bizantina. La calle acaba en una pequeña plaza donde están la Puerta de Adriano y la Biblioteca de Celso junto a la puerta monumental de Ágora Inferior, la Stoa de Nerón y la Casa del Amor, haciendo esquina con la Vía de Mármol.
Pero, en especial, son destacables los bellos murales y mosaicos restaurados de las casas privadas de las familias adineradas de Éfeso, hoy convertidas en un interesante museo.