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Los hermosos mosaicos romanos de La Olmeda

Quien visita la villa romana de La Olmeda, en Pedrosa de la Vega (Palencia), se topa con un universo aristocrático, culto y refinado.

Esta villa castellana sirvió de refugio a gran parte de la cultura y el arte de Roma cuando el Imperio tocaba a su fin.

Sin duda, a ello contribuyen sus mosaicos policromos, que están entre los más bellos de todo el Occidente del mundo tardorromano. Por su tamaño (171 metros cuadrados) y por su calidad y espectacularidad, destaca el mosaico de la sala principal, en el que aparecen Aquiles y Ulises.

Los inicios de la villa, una de las más completas y ricas legadas por la Hispania romana, se remontan a fines del siglo I, si bien fue habitada sobre todo en las postrimerías del siglo III. Durante el siglo IV, la villa fue reedificada de nueva planta y en otro lugar; a finales de esta centuria, en tiempos de Teodosio, alcanzó su momento de esplendor.

Los honestiores que residieron en la villa de La Olmeda cubrieron los suelos de sus estancias con los más hermosos mosaicos.

A finales del siglo V o quizá ya en el siglo VI, la residencia fue abandonada precipitadamente. Aún se desconocen las causas de la violencia y destrucción que manifiesta la villa; lo cierto es que muchos de sus habitantes no quisieron recuperar los abundantes utensilios que quedaron abandonados entre las ruinas.

Por eso, en sus excavaciones se encontraron útiles de bronce o hierro bajo muros caídos o entre niveles de techumbre y cenizas. Tras permanecer cerrada durante más de tres años, la villa romana de La Olmeda se reabrió en febrero de 2009.

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