¡Echamos una partida!
Los primeros videojuegos conocidos fueron divertimentos concebidos por los pioneros de la informática en sus ratos libres.
Aunque los juegos en pantalla –en sus muy diversas formas– nos parezcan una moda tremendamente reciente, su historia arranca casi al mismo tiempo que la de la propia informática. El matemático Claude Shannon, precursor de algunos de los avances más importantes en la teoría de la información, fue el primero en proponer, ya en 1950, que los computadores podrían ser programados para jugar al ajedrez, abriendo el camino para que otros investigadores creasen software dedicado al juego de tablero por antonomasia. Es llamativo que el primer planteamiento informático fuese trasladar un juego milenario, considerado muy complejo y pleno de miles de alternativas, al entorno de los bits y los bytes.
En 1958, un técnico del Laboratorio Nacional de Brookhaven (Nueva York) creó el juego Tennis for two (Tenis para dos) y en 1962 tres investigadores del famoso MIT (Massachussets Institute of Technology) realizaron el juego Spacewar! (¡Guerra en el espacio!) como forma de probar un ordenador y una pantalla que habían sido donados a la institución. El concepto de este juego, primer antepasado de los marcianitos, comenzó a extenderse por las universidades norteamericanas y uno de los seducidos por él fue un joven estudiante de ingeniería eléctrica, Nolan Bushnell, quien al acabar su carrera se marchó al Silicon Valley y lo adaptó a una máquina activada por monedas bajo el nombre de Computer Space (1971). Fue un fracaso –comercial, no técnico– que aún así no desanimó al avispado Bushnell.
Un año después, él mismo fundó Atari y pidió a su primer diseñador, Allan Alcorn, que pensara un juego basado en el ping-pong. Así nació Pong, en el que dos contrincantes (o un contrincante contra la máquina) juegan de una manera muy simple a enviarse una pelota (virtual) de un lado al otro de la pantalla intentando superarse y que el otro no pueda devolverla. El creador de Atari lo instaló en una máquina de monedas de un bar local y alcanzó un éxito inmediato que convirtió a la compañía en la avanzadilla de los videojuegos, tanto en máquinas de bar como muy pronto en videoconsolas caseras conectadas a la televisión. Después llegaría el Pac-man (Comecocos) y la oleada de los videojuegos ya no pararía hasta hoy, cuando las consolas Playstation o Wii se han convertido en casi tan omnipresentes como los televisores.