Un tejo de oro, único vestigio de la ‘Noche Triste’ de Hernán Cortés
El porcentaje de oro en su composición ha permitido determinar el origen de esta pieza como una de las portadas por los españoles en su huida.
En la madrugada entre el 30 de junio y el 1 de julio de 1520, acosados por los guerreros de Tenochtitlan, las tropas españolas encabezadas por Hernán Cortés y sus aliados tlaxcaltecas y huejotzincas decidieron escabullirse en la oscuridad y poner tierra de por medio entre ellos y sus enemigos. Sin embargo, fueron sorprendidos y su inferioridad numérica les hizo sufrir una tremenda derrota en la que murieron o fueron apresadas unas 1.500 personas y gran parte del botín acumulado por los españoles se perdió. Este suceso es conocido como la ‘Noche Triste’.
Hasta ahora solo se conservaban pruebas documentales de lo ocurrido esa noche de 1520, pero un reciente estudio realizado a un tejo de oro encontrado en 1981 ha aportado la primera prueba arqueológica existente de estos sucesos. La pieza, que se hundió hace 500 años en el canal de Toltecaacaloco de México-Tenochtitlan, fue hallada durante unas obras al norte de la Alameda Central; coincidiendo la ubicación del hallazgo con una de las rutas empleadas por los españoles.
Ha sido Leopoldo López Luján, arqueólogo del Instituto Nacional de Arqueología e Historia de México (INAH), quien ha dado a conocer los resultados de un análisis realizado a la pieza con un equipo del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El método de estudio utilizado se basa en el análisis del contenido porcentual de oro, plata y cobre para determinar la época y lugar de origen de la pieza (técnica de uso muy común desde mediados de los 70). Empleando el equipo portátil de Fluorescencia de Rayos X (técnica multielemental de alta sensibilidad, no destructiva, no invasiva y sumamente rápida), se realizaron 23 lecturas en distintas regiones de la pieza y se determinó que tenía una composición promedio de 76,2% de oro, 20,8% de plata y 3,0% de cobre; lo que, según los investigadores, sitúa este lingote “dentro del grupo de piezas recuperadas por el Proyecto Templo Mayor”. López Luján también afirmó que la pieza “habría sido fundida entre 1519 y 1520 d.C.” dadas sus similitudes con otras muestras arqueológicas de la etapa VI como las del monolito de la diosa Tlaltecuhtli.
A los resultados de los análisis, López Luján señala el hecho que “coincide con la descripción de Bernal Díaz del Castillo (1492-1584) hizo de los tejos de oro que se obtuvieron de la fundición del Tesoro de los antepasados de Moctezuma” en el aspecto y las dimensiones (5,4cm de ancho). Además, en el Códice Florentino se afirma que los mexicas regresaron a los canales por los que habían huido los españoles para recuperar los objetos expoliados y, en una de las imágenes, se muestra a un guerrero portando una espada y un “barrete de oro”. El material con el que se fundió el tejo procede, según creen los investigadores, “del Tesoro de los antepasados de Moctezuma o del oro obtenido en un botín de guerra en los almacenes reales de Petlacalco, las armerías de Tlacochcalco o los talleres artesanales de Totocalli”.
Leopoldo López Luján concluye afirmando que el tejo de oro se exhibe en el Museo Nacional de Antropología “como dramático testigo material de la Conquista española y testimonio arqueológico único de la llamada Noche Triste”.