La desdicha de Fidias
El infortunio del escultor más importante de la Historia de Grecia, desacreditado en vida, dura aún hoy en día.
Creador de la escultura de la diosa Atenea en oro y marfil o del Zeus de Olimpia, sus manos dieron forma a los dioses griegos y embellecieron Atenas. Mano derecha de Pericles, vivió los años de esplendor cultural al lado de su gran amigo. Pero el talento también genera envidias, y en los últimos años de su vida cayó en desgracia, siendo acusado por los opositores de Pericles de malversación de fondos, lo que le llevó a la cárcel, donde murió.
La mala suerte del escultor y arquitecto se volvería a repetir muchos siglos después, cuando una buena parte de su obra salió de su amada Atenas, dejando de llamarse los mármoles de Fidias para denominarse los mármoles de Elgin. Este nuevo nombre era el de su ladrón, Lord Elgin, un embajador inglés que vendió buena parte de las esculturas del Partenón (75 metros de los casi 160 que tenía el friso original) y de otros edificios de la Acrópolis ateniense al British Museum, donde se exponen desde hace más de dos siglos para desgracia de los griegos.