Muy Interesante

¿Cómo se elige un papa?

La elección del Santo Padre la decide el cónclave, institución creada en 1274 para la elección democrática de los papas por parte de los cardenales de la Iglesia.

La elección de un papa, cabeza visible y líder de la Iglesia Católica, es un acontecimiento de gran importancia tanto para creyentes como para no creyentes, pues el Sumo Pontífice ocupa un cargo de relevancia internacional y una posición de peso en aspectos sociales y diplomáticos. Precisamente por esto el Vaticano cuenta con un sistema bien definido y delimitado mediante el cual se realiza la elección del nuevo sucesor de san Pedro a través de una votación secreta. A continuación detallamos los principales aspectos que marcan la elección de un papa.

Empecemos aclarando que, obviamente, el sistema no siempre ha sido el mismo y de hecho ha ido puliéndose con el paso de los años. En un principio el papa (u obispo de Roma) debía ser elegido por aclamación del resto de religiosos que se congregaban para este fin pero el caos que esto suponía llevó a que en más de una ocasión surgieran de estas reuniones un papa y un antipapa. Otras veces eran los propios emperadores o reyes de turno los que plantaban a su candidato favorito en el trono de san Pedro para asegurarse los favores de la Iglesia. La institución religiosa parecía guardar ciertas reticencias a la hora de establecer un sistema cerrado de elección ya que, supuestamente, esta debía venir inspirada por el Espíritu Santo. Con todo, en el siglo XIII se decidió que los responsables de la votación serían aislados bajo llave (cónclave) para evitar influencias o manipulaciones del mundo exterior y que se haría a partir de una votación secreta.

El procedimiento actual se inicia con la muerte o renuncia del anterior papa y la convocatoria de los cardenales al cónclave para elegir a su sucesor. Estos cardenales, también llamados electores, deben tener menos de 80 años para poder votar y aunque vienen de todas partes del mundo su procedencia y el número de ellos varía en cada cónclave. Generalmente, como el cargo suele ser vitalicio, los cardenales que van a elegir al próximo papa llegaron a esa posición nombrados por el fallecido o renunciante. Los cardenales se instalan en el propio recinto del Vaticano (en la Residencia de santa Marta) y a los quince días son encerrados bajo llave en la Capilla Sixtina, donde permanecerán aislados y sin ningún tipo de comunicación con el exterior hasta que haya un nuevo papa. Teóricamente, cualquier persona bautizada y que sea miembro de la fe católica podría ser elegida como papa pero las dificultades que esto plantea hacen que el candidato siempre salga de entre los cardenales allí reunidos.

El cónclave da comienzo con el traslado de los cardenales de sus estancias a la Capilla Sixtina en una ceremoniosa procesión durante la cual entonan un canto para pedir la venida del Espíritu Santo. Cuando todos se encuentran bajo la atenta mirada de La Creación de Adán de Miguel Ángel, se les toma juramento de que no revelarán nada de lo que ocurra en el cónclave y se da comienzo a las votaciones. Estas se hacen bajo el más estricto secretismo, en papeletas que son quemadas tras cada votación. Si no se ha obtenido la mayoría necesaria de dos tercios se les añade paja húmeda para que el humo salga negro y si, por el contrario, la votación ha dado lugar a un claro ganador, paja seca para que el humo sea más claro. Las votaciones se van celebrando a lo largo de los días hasta que uno de los candidatos obtenga la mayoría exigida.

En el momento en que hay un ganador con el respaldo de mínimo dos tercios las votaciones terminan y se le pregunta si acepta el puesto de Sumo Pontífice y bajo qué nombre quiere ser conocido. El resto de cardenales le juran fidelidad y se reza una oración. Tras esto, con la fumata blanca ya saliendo por la chimenea, el cardenal protodiácono anuncia que ya hay un nuevo pontífice con la frase “Habemus papam” y el recién nombrado Sumo Pontífice sale al balcón en la plaza de San Pedro y realiza su primera bendición Urbi et Orbe.

La ventana a un mundo en constante cambio

Muy Interesante

Recibe nuestra revista en tu casa desde 39 euros al año

Suscríbete
Suscripciones a Muy Interesante
tracking