Cinco curiosidades históricas sobre los ninjas
Casi todos los elementos que definen la imagen popular de los ninjas son falsos, tomados directamente de las novelas de aventuras de los siglos XVIII y XIX
Los guerreros ninjas forman parte del folklore japonés tanto como de su historia, incluso puede que más. A través de libros, películas, videojuegos y cómics, los hemos visto trepar muros impenetrables, fundirse con las sombras, eliminar a sus enemigos en absoluto silencio y cumplir las misiones más imposibles sin siquiera despeinarse un pelo bajo sus características capuchas. Estos habitantes de la noche, hijos de un demonio y una mujer cuervo según algunas leyendas, han sido representados como una especie de súper soldados secretos capaces de hacer lo que nadie más podía. Pero, ¿qué hay de verdad en este tipo de creencias?
A continuación te presentamos cinco curiosidades históricas con las que conocer mejor a los ninjas
1 Casi todo lo que sabemos de ellos sale de la ficción
Pues sí. Tal vez esta afirmación provoque alguna lagrimita que otra pero resulta que casi todo lo que compone la imagen popular que se tiene de los ninjas es una mera invención. En los siglos XVIII y XIX, con un Japón relativamente pacificado y una clase samurái al borde de la desaparición, se popularizaron en las islas un tipo de novela de aventuras que evocaba ese pasado guerrero. Los samuráis y los ronin se convirtieron en los grandes protagonistas de estos relatos y, para oponerse a ellos, se popularizó la figura del ninja, un habilidoso y temible adversario que no se rige por un código de honor.
2 Eran mercenarios, espías y asesinos
Sigamos rompiendo mitos e ideas erróneas. En nuestra entrevista con Jonathan López-Vera, Doctor en historia japonesa, nos contaba que los ninjas tal y como todos los conocemos son una simple invención. Bajo ese nombre se podría agrupar a los espías, asesinos y mercenarios que cualquier señor feudal podía contratar en tiempos de guerra para que se infiltraran en el campamento enemigo pero este tipo de prácticas no son exclusivas de Japón ni del periodo que mencionamos, sino que han existido siempre y en todos los lugares. ¿Podríamos decir que Napoleón Bonaparte también tenía ninjas en su ejército?
3 Manejaban un arsenal muy amplio
Volvemos a lo mismo de antes. En Japón, un guerrero bien adiestrado era capaz de manejar con maestría un amplio arsenal de armas que lo convertían en un luchador temible casi en cualquier circunstancia. Pues a los ninjas les pasaba lo mismo, solo que debemos adaptar este arsenal a su situación. En lugar de armas grandes como la lanza naginata o la nodachi (espada de dos manos), el tipo de misiones a las que solían mandarlos hacían que los ninjas optaran por armas más discretas como la katana, la wakizashi (espada corta),el shuriken o el kunai.

Ninja
4 Usaban técnicas de guerrilla y propias del teatro
Al igual que los vikingos en sus incursiones a Inglaterra o los bandoleros españoles que lucharon contra las tropas francesas en la Guerra de la Independencia, los ninjas debían adaptarse a toda clase de escenarios en los que solían jugar en desventaja. Esto les llevaba a romper las normas habituales y emplear tácticas como las emboscadas. Una herramienta conocida y muy curiosa que empleaban era una cáscara de huevo llena de ceniza que usaban como una bomba de humo para confundir al enemigo. Esta ingeniosa práctica, al igual que su tradicional vestimenta negra, está sacadas del teatro bunraku.
5 Las escuelas de ninjutsu aparecieron en el siglo XVII
A estas alturas muchos pensarán: ¿todo lo que se nos ha contado sobre los ninjas es mentira? ¿Y qué hay de las escuelas y todas las técnicas del ninjutsu? Efectivamente, Japón cuenta con numerosas escuelas, bastante antiguas a decir verdad, que enseñan artes marciales y técnicas de combate propias de ninjas. Lo curioso es que estas escuelas y toda la construcción del ninjutsu como un arte marcial son posteriores a la aparición de los ninjas en el ideario popular. A mediados del siglo XVII, ya en época de paz, los asesinos y espías dejaron de ser necesarios y perdieron sus trabajos. Como para entonces la figura del ninja ya era bastante conocida gracias a las historias que se contaban sobre ellos, fueron muchos los que vieron una oportunidad de negocio y decidieron ahondar en su propia leyenda creando este tipo de escuelas y desarrollando sus técnicas.