¿Quién fue el historiador Cide Hamete Benengueli?
En ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’, Cervantes nos dice que él solo tradujo un texto en árabe escrito por un tal Cide Hamete Benengueli
Raro sería que a estas alturas, o en alturas previas, o en alturas posteriores, alguien pusiese en duda que Miguel de Cervantes fue el autor único y verdadero de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Su obra cumbre y uno de los textos más importantes no solo del castellano sino de la literatura universal lleva siglos demostrando, en cada página, la inteligente y sutil (depende del fragmento) parodia que este autor madrileño hizo de las viejas novelas de caballería. Por tanto, cualquier insinuación que desacredite a Cervantes como su creador solo podría ser respondida con un fuerte brazo y acorde a las leyes que rigen el mundo de la caballería andante. Sin embargo, ¿qué pasaría si el que niega su autoría es el propio Miguel de Cervantes Saavedra? Ahí ya, la cosa se complica.
A lo largo de la novela, Cervantes nos habla en numerosas ocasiones de un tal Cide Hamede Benengueli, de quien se dice que era “sabio e historiador” y “arábigo y manchego”. En el capítulo IX de la primera parte es el propio Cervantes quien cuenta al lector cómo, gracias a su afición a leer todo texto que caía en sus manos aunque estuviese en lenguas extranjeras, se encontró en Toledo con unos curiosos manuscritos firmados por el tal Benengueli. En ellos, para su asombro y gozo, descubrió que se narraba todo lo que el historiador había escuchado y recopilado sobre las aventuras del legendario hidalgo manchego, conocido como el Caballero de la Triste Figura o Caballero de los Leones. Desde este momento, el propio Cervantes suele mencionar a Benengueli cada vez que le conviene (en muchos casos, cuando se narra un acontecimiento inverosímil incluso para la locura de Don Quijote) y reduce su propio papel al de traductor.
Naturalmente, Benengueli fue invención del propio Cervantes; un personaje más que acaba formando parte de la historia y que le aporta complejidad. Era muy habitual que los escritores utilizaran este tipo de recursos literarios para darle cierta credibilidad y veracidad a sus historias, así como para auxiliarse en ellos a la hora de justificar incongruencias o detalles que no terminan de cuadrar. Muchos de los textos más conocidos de la Edad Media y la Edad Moderna (véase el Libro del Buen amor o Lazarillo de Tormes) se nos presentan como el resultado de un misterioso manuscrito que ha llegado a manos del autor por azar o entregado por algún personaje pintoresco o se nos cuenta como si fuera una autobiografía en la que el propio protagonista narra todo lo que le pasó.

Cide Hamete Benengueli
Cervantes decidió ir un paso más allá y, al haberse inventado un autor, sumó el hecho de que la novela de Don Quijote existe dentro de su propio universo, dando lugar a una metaficción que aparece en la segunda parte y que sirve para que la trama avance en algunos de sus capítulos más conocidos. Los propios Alonso Quijano y Sancho Panza son conscientes de que Benengueli ha escrito un libro sobre ellos y, de hecho, manifiestan en varias ocasiones su preocupación sobre si el autor les habrá hecho justicia o no.
Sobre Cide Hamete Benengueli se han escrito auténticos ríos de tinta y las explicaciones que se han dado sobre la presencia de este personaje y su significado son muchas y muy variadas. No hay que olvidar que Cervantes pasó un lustro cautivo en Argel y que, durante ese tiempo, pudo pasear por la ciudad y relacionarse con sus habitantes al estar esperando un rescate. Con esto comprobamos que el mundo musulmán no le era ajeno ni dentro ni fuera de la península, en la que todavía vivían muchos moriscos. El hispanista Mahmud Ali Makki defiende un curioso simbolismo para Benengueli a partir de su nombre. Cide significa ‘señor’ (como bien explica el buen Quijote en la novela) y era utilizado como muestra de respeto. Hamete podría ser una forma romanceada de Hamit (‘alabado), nombre que sería el equivalente árabe a Miguel ya que ambos comparten un significado muy parecido (‘Quién como Dios’ o ‘Alabado sea Dios’). Por último, Benengueli es malinterpretado por el simplón Sancho Panza por ‘berenjena’ pero la realidad es que un posible significado sería ‘hijo del ciervo’, que casualmente compartiría raíz con el apellido Cervantes (cervant es ‘ciervo’).
Según esta teoría, Cide Hamete Benengueli sería la forma en la que don Miguel de Cervantes arabizó y escondió su propio nombre.