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Íncubos y súcubos, los demonios sexuales

Estos seres mitológicos se representan como seres encarnados en el cuerpo de hombres y mujeres de gran belleza y sensualidad, que buscaban seducir a sus víctimas introduciéndose en sus sueños, para después violarlas.

Producción: Adriana Toca

Tener sueños de carácter sexual es algo natural, y propio de una sexualidad sana. Sin embargo, siglos atrás –cuando el conocimiento del cuerpo humano era limitado y mientras la humanidad estaba sumida en una oscuridad moral– los sueños sexuales eran percibidos como algo indeseable, o incluso peligroso.
En el cristianismo, la actividad sexual está ausente en el cielo, y las inclinaciones sexuales se atribuyen solo a seres sobrenaturales malvados: Satanás, demonios, íncubos y súcubos. 

Los sueños sexuales, por tanto, causaban preocupación si se cree que son el resultado de la visita nocturna de algún espíritu. Tales sueños se atribuyeron una vez a espíritus o demonios conocidos como íncubos y súcubos, que buscaban a los humanos dormidos para tener relaciones sexuales. 

Un íncubo es demonio en forma masculina que busca tener relaciones sexuales con mujeres dormidas; el espíritu correspondiente en forma femenina se llama súcubo.
En la Europa medieval, algunos supusieron que la unión con un íncubo daría lugar al nacimiento de brujas, demonios y descendencia humana deformada. De hecho, se dice que el legendario mago Merlín fue engendrado por un íncubo.
Tanto los íncubos como los súcubos se representan como seres encarnados en el cuerpo de hombres y mujeres de gran belleza y sensualidad, que buscaban seducir a sus víctimas introduciéndose en sus sueños, para después violarlas. Además de su seductora bellaza, solía representárselos con características demoníacas, como cuernos, alas o incluso una cola. 

Tradicionalmente, se dice que los íncubos buscaban a jóvenes mujeres, para atacarlas antes de que perdieran su virginidad; por su parte, los súcubos tenían el objetivo de alimentarse de la sangre y la energía de los varones, que solían ser adolescentes y monjes. 

La palabra ‘íncubo’ se deriva del latín incubus (‘pesadilla’) pero también puede proceder de incubare (‘tumbarse, pesar, criar’). Por su parte, 'súcubo’ proviene de una alteración de la palabra succuba; la propia palabra deriva del prefijo 'sub', que significa ‘debajo de’; y del verbo cubare, que significa ‘yacer’.
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LilitWikimedia Commons


Lilit, primer vestigio del feminismo

Uno de los súcubos más famosos es Lilit o Lillith, perteneciente a la mitología mesopotámica y del folclore demonológico judío. Lilit, creada antes que Eva, encarna la belleza maligna y las relaciones sexuales pasionales. Podemos leer sobre Lilit en documentos históricos, como la propia Biblia o la Epopeya de Gilgamesh, y su figura implica la primera representación histórica de lo que conocemos como ‘mujer fatal’. De hecho, Lilit representa una temprana figura del feminismo, dado que, a diferencia de Eva, fue creada en igualdad respecto a Adán y, rebelándose ante sus exigencias se sometimiento, le abandonó. 
 
La tradición ha permitido que los súcubos y los íncubos, ahora tomados como meras criaturas mitológicas, continúen estando presente en la cultura de diversas formas: en la literatura, televisión, cine e, incluso, videojuegos. En el uso psicológico moderno, el término se ha aplicado al tipo de pesadilla que le da a uno la sensación de un gran peso u opresión en el pecho y el estómago.

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