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Aeronáuticos pioneros y solidarios

En 1999, Brian Jones y Bertrand Piccard dieron la primera vuelta al mundo en globo sin escalas. Diez años después de su hazaña, estos pilotos pioneros han conseguido salvar la vida de miles de niños africanos con su fundación Winds of Hope.

Con motivo del décimo aniversario de la primera vuelta al mundo en globo sin escalas, nos reunimos en Gstaad, en los Alpes suizos, con los protagonistas de esta proeza: el británico Brian Jones y el suizo Bertrand Piccard. A la vuelta de su aventura, estos pilotos pioneros pusieron en marcha la fundación Winds of Hope para luchar contra el Noma en África y diez años después han conseguido salvar la vida de miles de niños.

Cuando el 1 de marzo de 1999 el globo aterrizó en Egipto después de tres semanas de circunvalación a la Tierra, los pilotos aún no eran conscientes del significado de su aventura. Jones todavía se emociona al explicar que empezó a comprender la gran importancia de lo que acababan de conseguir al recibir públicamente la felicitación de Neil Armstrong, quien describió su viaje como "uno de los mayores logros de la historia aeronáutica".

Pero el éxito no se obtuvo por casualidad; los intentos y los fracasos se habían sucedido durante años. De hecho, varios equipos americanos lo habían intentado en numerosas ocasiones, y nadie apostaba por aquel reducido equipo suizo que, en un primer intento tuvo que cancelar el vuelo y en la segunda tentativa, apenas alcanzó a mantenerse nueve horas en el aire.

A la vuelta de su aventura, Jones y Piccard se convirtieron en el centro de atención de los medios de comunicación de todo el mundo y en seguida decidieron utilizar su notoriedad para ayudar a los niños. Conscientes de que había sido el espíritu de unión y colaboración de su equipo lo que les había proporcionado el éxito, quisieron aplicar los mismos principios para crear una fundación benéfica. Su primera aventura había terminado, pero ahora emprenderían una aún mayor.

En 1999, durante un viaje a África, descubrieron la dureza del Noma, una infección que, a consecuencia de la desnutrición y la falta de higiene, ataca a la boca de los niños y avanza rápidamente desfigurando la cara del enfermo. En seguida decidieron que prevenir esta enfermedad sería su principal objetivo y, junto a su sponsor, la marca de relojes Breitling, pusieron en marcha la fundación Winds of hope.

Habían comprobado que, aunque ya había médicos en África tratando el Noma, se dedicaban exclusivamente a ayudar a sobrevivir a los niños enfermos. Nadie trataba de prevenir una enfermedad tan fácil de curar si se detecta a tiempo. Y es que, conociendo los síntomas, que comienzan con sangre en las encías, un simple enjuague bucal es suficiente para frenar su desarrollo.Jones y Piccard entendieron que tenían que atacar el problema de raíz, por lo que desde hace diez años dedican todos sus esfuerzos a dar a conocer la enfermedad e informar de los síntomas a los africanos para detectar nuevos casos a tiempo.

La labor de los aeronáuticos ha dado ya sus frutos y en estos diez años se han salvado muchas vidas: de los 100.000 casos que se detectaban al año en 1999 la cifra ha bajado hasta 20.000 en 2009. Ya están presentes en Nigeria, Senegal, Burkina Faso, Mali, Benín y Togo, y tienen previsto ampliar esta lista en los próximos años.

Cualquiera puede colaborar con ellos a través de www.windsofhope.com.

Clara Marina

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