El origen de la Flor de Pascua
Esta llamativa flor de un intenso color rojizo es originaria de Mesoamérica y florece a finales de diciembre, coincidiendo con la Navidad.
La Navidad está llena de símbolos y costumbres que superan las fronteras y se repiten en todas partes del mundo durante estas fechas. Podríamos hablar de la entrega de regalos (ya sean de parte de los Reyes Magos, de Papá Noel o del Olentzero) y las cenas en familia o de detalles más decorativos como el árbol con adornos colgados, el Belén o las coronas de muérdago. Pero en esta ocasión queremos centrarnos en un elemento muy concreto (y, teniendo en cuenta su historia, muy internacional): la Flor de Pascua. ¿De dónde viene y por qué es típica de las fiestas navideñas?
“Flor que se marchita”
El nombre científico de la Flor de Pascua es Euphorbia pulcherrima, nace de un arbusto de medio tamaño que crece en suelos drenados y climas tropicales (la temperatura ideal es entre 20 y 25 grados centígrados) con cambios suaves de temperatura y es originaria de Mesoamérica. Además de como Flor de Pascua, es conocida como Poinsettia o Corona del Inca y en lengua náhuatl se llama Cuetlaxochitl que significa “flor que se marchita”.
Antes de florecer, la planta cuenta con pequeños botones de color rojo claro y amarillo pálido que al abrirse se convierten en las llamativas flores con pétalos que adoptan un tono rojizo intenso muy vistoso. Una particularidad es que este florecimiento comienza a mediados o finales de diciembre, coincidiendo generalmente con las fiestas cristianas de Navidad y con el Año Nuevo.

Flor e Pascua
De ofrenda mexica a adorno navideño
Según explica la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un artículo de Rafael López, existen documentos en los que se menciona el uso de la Poinsettia en ceremonias y ofrendas de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica. Para muchos pueblos, como los tlatoanis, el rojo (el color de la sangre) era un símbolo de poder y fuerza y por ello esta flor se empleaba en situaciones similares, siendo incluso considerada un trofeo.
Su significado navideño se establece con la llegada de los conquistadores españoles, y sobre todo de los religiosos que los acompañaban, al Nuevo Mundo. Se cree que fueron los franciscanos establecidos en Taxco (hoy en día municipio de Guerrero), quienes aprovecharon el vínculo de la flor con las creencias de los nativos y el hecho de que esta florezca en diciembre para convertirla en un símbolo de la fiesta cristiana de la Natividad. No era la primera vez que se utilizaba esta técnica para facilitar la conversión al cristianismo: la elección de diciembre para celebrar la Navidad se hizo porque la Saturnalia romana coincidía con esa fecha y el Día de Todos los Santos lo hacía con el Samhain celta. De hecho, el uso de una flor estacional en una fiesta que se celebra en ese momento tampoco es algo nuevo; y ese es el caso de la flor de cempasúchil (que florece entre octubre y noviembre) y el Día de Muertos mexicano.
Con el paso de los años, la (para entonces llamada) Flor de Nochebuena había pasado a ser un elemento clásico de las fiestas navideñas en España y sus colonias en América. Fue en 1825 cuando Joel R. Poinsett, Enviado Extraordinario y Ministro ante México de los Estados Unidos envió a su país una colección de semillas y plantas naturales del país centroamericano. Estas fueron recibidas por la familia Bartram, propietaria del Jardín Bartram en el que se encontraba una de las colecciones botánicas más importantes de la época, y expuestas al público en 1829, una vez crecieron. Desde este momento, su uso a finales de año se popularizó en los Estados Unidos y, poco a poco, fue extendiéndose por todo el mundo.
En la actualidad, la flor es tan popular que se estima que en 2018 en toda Europa se produjeron 110 millones de ejemplares de esta planta, seguida por Estados Unidos (50 millones) y México (19 millones).