Garibaldi es herido y hecho prisionero en la Batalla de Aspromonte
El guerrillero Giuseppe Garibaldi estaba empeñado en tomar Roma e incorporarla al reino de Italia, pero Víctor Manuel II tenía otros planes.
El 29 de agosto de 1862 tuvo lugar la Batalla de Aspromonte, una escaramuza entre el ejército de voluntarios de Giuseppe Garibalid y las fuerzas reales de Víctor Manuel II. Durante la refriega, Garibaldi resultó herido de bala y fue capturado por el enemigo.
La Batalla de Aspromonte, que tuvo lugar bajo la sombra del macizo que le da nombre (sur de Italia) resulta especialmente peculiar porque ninguno de los dos bandos demostró tener muchas ganas de combatir contra quienes consideraban sus hermanos de armas. Para comprender esta situación hay que remontarse al proceso de unificación italiano en el que Giuseppe Garibaldi jugó un papel primordial. El barbudo guerrillero, que había nacido en Niza y había luchado en América, participó tanto en la primera como en la segunda Guerra de la Independencia italiana liderando a un Cuerpo de Voluntarios con los que se hizo con el control de la Lombardía. En mayo de 1860 emprendió la Expedición de los Mil y conquistó el reino de las dos Sicilias, entregándoselo a Víctor Manuel II en noviembre de ese año.
¿Cómo es posible, entonces, que Víctor Manuel II y Garibaldi se enfrentaran en combate cuando habían luchado por la misma causa? La respuesta estaba en Roma, ciudad pontificia controlada por el papa que Garibaldi estaba empeñado en liberar e incorporar a la naciente Italia como un estado más. Ya había tomado la ciudad en 1849 pero la acabó perdiendo ante Pío IX. En 1862 lanzó una nueva ofensiva contra Roma creyendo que en esta ocasión podría cumplir su objetivo pero se encontró con que Víctor Manuel II estaba en su contra. El primer rey de la Italia unificada había comprendido las ventajas de tener a la Santa Madre Iglesia como aliada y deseaba asegurar su puesto a costa de las aspiraciones de Garibaldi. Además, la fama del guerrillero era inmensa tanto dentro como fuera del país y tampoco le interesaba que Garibaldi fuese demasiado popular.
Así, ambas partes lanzaron a sus ejércitos sabiendo lo que podían encontrarse pero sin la más mínima gana de enfrentarse. Garibaldi cruzó desde Sicilia y desvió a sus tropas por el paso de la montaña esperando así esquivar a los bersaglieri de Víctor Manuel II, pero acabaron por encontrarse el día 29. La batalla fue muy breve, con las tropas realistas liderando la carga y teniendo que lamentar solo quince muertos. Apenas hubo contraataque por parte de los voluntarios y menos después de que Garibaldi fuera herido en un pie (la bota con el agujero de bala se conserva en un museo de Bolonia) y hecho prisionero. En octubre de ese mismo año se concedió una amnistía a todos los presos de Aspromonte.
Este choque entre realistas y garibaldinos suscitó duras críticas contra el gobierno y una mayor división entre los monárquicos más conservadores, los republicanos y los revolucionarios. Garibaldi intentó marchar sobre Roma de nuevo en 1867 con resultados parecidos y, tras esto, decidió retirarse. En 1870 combatió en la Guerra Franco-prusiana del lado de Francia y al volver se recluyó en Cabrera, donde vivió tranquilamente recibiendo las visitas de amigos y admiradores.
1632 Nace John Locke
El 29 de agosto de 1632 nació en Wrington, Somerset, una de las figuras más destacadas del empirismo británico, filósofo, diplomático y economista: John Locke.
Estudiante de Medicina en Oxford, entró al servicio del conde de Shaftesbury, líder del partido Whig que se oponía al modelo absolutista, y fue de su mano de quien adquirió el ideario liberal y los principios en los que basó sus teorías políticas. En Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), Locke plantea que todos los hombres nacen en igualdad de derechos y libertades y que el estado debe encargarse de proteger su vida, su libertad y su propiedad. La gran diferencia de su teoría residía en que, al contrario que Thomas Hobbes, Locke pensaba que la forma ideal de gobierno debía ser aquella en la que el poder estuviera limitado y proviniera del pueblo, que aceptaría a sus gobernantes a través de un contrato social. También apoyaba ideas como la necesidad de que hubiera documentos en los que se establecieran los principios y límites del estado (una constitución), la separación de poderes y el derecho de los gobernados a cambiar o deponer a los gobernantes cuando estos no cumplieran sus deberes.
En el apartado filosófico, Locke partió de los trabajos de autores como Descartes o Francis Bacon para refutar el principio de las ideas innatas y plantear un empirismo basado en la experiencia, pero entendida como el conjunto de los estímulos externos (sensación) y lo que percibimos en nuestro interior (reflexión).
1949 La URSS detona su primera bomba atómica
El 29 de agosto de 1949 la Unión Soviética detonó su primera bomba atómica de fabricación propia en el sitio de pruebas de Semipalátinsk, al noroeste de Kazajistán. La bomba RDS-1 tenía una fuerza de 22 kilotones, similar a la de la Fat Man arrojada sobre Nagasaki.
El programa nuclear de la URSS había comenzado oficialmente en 1942, después de que numerosos informes de inteligencia alertaran a Iósif Stalin de que Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña podían estar cerca de desarrollar armas atómicas. Stalin ya había tenido la oportunidad de adelantarse al resto de potencias antes, en parte debido a la gran cantidad de información clasificada y documentos que sus espías le habían enviado, pero su desconfianza y lo utópico del proyecto le hicieron retrasarlo. Puso a la cabeza de la investigación a Igor Kurchátov y, a pesar de los grandísimos ingenieros y físicos nucleares con los que contaba su país, apenas proporcionó recursos y mano de obra. La situación, por supuesto, cambió en agosto de 1945 tras el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Stalin escribió a Kurchátov y le dijo que pidiera cuanto necesitara para conseguir la bomba.
En apenas cuatro años, la Unión Soviética logró producir y detonar con éxito un arma tan poderosa y destructiva como la empleada por Estados Unidos. Este hecho fue el pistoletazo de salida para la carrera armamentística y el delicado equilibrio nuclear característico de la Guerra Fría.