Kuwait se convierte oficialmente en provincia iraquí
Sadam Husein había invadido Kuwait a principios de agosto para tomar el control de sus recursos. El día 28 oficializó su anexión como una provincia más.
El 28 de agosto de 1990, el presidente Iraquí Sadam Husein anunció que Kuwait había pasado a ser la provincia número 19 de Irak. Las tropas de Husein habían invadido el emirato vecino el 2 de agosto.
La relación entre Irak y Kuwait, férreos aliados contra Irán durante las guerras de la década anterior, se había deteriorado rápidamente al comenzar los noventa. El alto coste que había supuesto la Guerra Irán-Irak para el país de Husein colocaba al presidente en una situación difícil y le la tentación de sacar provecho de las increíbles riquezas de su vecino era cada vez mayor. Kuwait, emirato independiente de pequeño tamaño dirigido por Yaber al-Ahmad al-Sabah era uno de los países más ricos del mundo gracias a la explotación del negocio petrolífero. Con la invasión, además de recuperar supuestos derechos territoriales que le correspondían a Irak, Sadam Husein conseguiría tener bajo su control el 20% de las reservas mundiales de petróleo, el oro del Banco Central de Kuwait y una salida por mar al Golfo Pérsico. Unas negociaciones fracasadas en las que Irak intentó imponer sus preferencias más que llegar a un acuerdo desembocaron en el final abrupto de las relaciones diplomáticas y un preludio perfecto para el ataque iraquí.
La invasión comenzó el día 2 de agosto, a las dos de la madrugada (hora local), y en alrededor de 36 horas los 100 000 soldados iraquíes que cruzaron la frontera lograron tomar la capital, someter al resto del país a su control y llevar al exilio a los principales mandatarios y miembros del ejército. Esta jugada tan agresiva de Husein tuvo lugar en un contexto que, si bien parecía favorable en lo local, se descubriría muy contrario al verlo desde una perspectiva global. La comunidad internacional había mostrado en repetidas ocasiones su rechazo a las pretensiones iraquíes sobre Kuwait con la primera ministra británica Margaret Thatcher y el presidente estadounidense George H. W. Bush como punta de lanza. Incluso la deteriorada Unión Soviética de Mijaíl Gorbachov mostró su disconformidad.
Las primeras medidas de la ONU, tras los comunicados quejándose de la situación e invitando a Irak a retirarse, fue promover un bloqueo total contra este país, aislándolo en lo económico y comercial como medida de presión para que Husein rectificase. A finales de noviembre, Naciones Unidas aprobó una resolución por la que se comprometían a intervenir por la vía militar si Irak no se retiraba de Kuwait antes del 15 de enero de 1991. Por supuesto, Husein hizo caso omiso y esto supuso el comienzo de la Operación Tormenta del Desierto, la ofensiva de una coalición internacional (700 000 soldados) liderada por Estados Unidos que liberó Kuwait y derrotó al ejército iraquí en alrededor de seis semanas.
El final de la Primera Guerra del Golfo no supuso el final de los problemas ni la pacificación de la región. Sadam Husein aceptó las condiciones para el alto el fuego pero a lo largo de la década se saltó los acuerdos en numerosas ocasiones. En 2003, bajo la acusación de que Husein estaba desarrollando armas de destrucción masiva (que nunca aparecieron), Estados Unidos volvió a reunir a una coalición de varios países e invadió Irak.
1917 Nace Jack Kirby, dibujante de cómics
El 28 de agosto de 1917 nació en Nueva York Jack Kurtzberg (conocido como Jack ‘The King’ Kirby), uno de los dibujantes de cómic-book americano más importantes de la historia y, junto a Stan Lee, responsable del éxito de Marvel Cómics desde los años 60.
Con un trazo y un estilo únicos e irrepetibles y un gran control de los elementos narrativos, Jack Kirby comenzó su carrera artística trabajando en dibujos animados como Popeye , a lo que le siguió una exitosa sucesión de colaboraciones realizando ilustraciones y tiras cómicas para numerosas publicaciones de la época. Por entonces conoció al editor Joe Simon, quien lo contrató para que trabajase en Timely Comics (futura Marvel Comics) y de cuya colaboración nació nada menos que el Capitán América.
Los éxitos de Kirby continuaron después de su servicio en el frente durante la Segunda Guerra Mundial pero a finales de los 50 la situación económica de la compañía era muy mala, hasta el punto de que el cierre era una amenaza muy real. Fue en 1961 cuando, desesperados, los jefazos de la editorial pidieron a Jack Kirby y al guionista Stan Lee que crearan a un grupo de superhéroes similar a la Liga de la Justicia. Con mucho que ganar y poco que perder, el mítico dúo se sacó de la manga a Los Cuatro Fantásticos (la primera familia superheróica). A esta primera victoria la seguirían otros personajes que ahora consideramos icónicos como los X-Men, Iron Man, Thor, Hulk o Los Vengadores. Con el paso de los años, Stan Lee se convirtió en el rostro visible de Marvel Comics mientras que Jack Kirby seguía siendo un cuasi desconocido con una creciente sensación de que le robaban el mérito. The King abandonó la compañía en 1970 y, aunque luego pasó por DC y de nuevo por Marvel, no volvió a conseguir los mismos resultados.
La figura de Kirby estuvo a la sombra durante muchos años y provocó una especie de guerra interna y de rechazo por sus disputas con Stan Lee y con la editorial. Con todo, en la actualidad es reconocido como uno de los grandes artistas del cómic y uno de los dibujantes más influyentes de la historia del noveno arte. Su buena mano y su habilidad narrativa regaló al mundo algunas de las mejores historias de esos titanes con capa.
1955 Emmett Till es brutalmente asesinado
El 28 de agosto de 1955 Emmett Till, un joven afroamericano de 14 años, fue secuestrado, golpeado y brutalmente asesinado por Roy Bryant y su medio hermano J.W. Milam. ¿La causa? Haberle dicho un piropo a la mujer de Roy.
Emmett estaba en Money, Mississippi, visitando a unos familiares. Él había nacido y vivía en Chicago y aunque había ido a un colegio que separaba a los estudiantes negros de los blancos, nunca había visto un lugar tan estricto con las leyes de segregación como el estado sureño. Antes del viaje, su madre la había advertido de que tuviera cuidado y no se metiera en líos pero Emmett era un joven alegre y bromista que quería pasárselo bien y divertirse con sus primos y amigos. Una tarde, el grupo de Emmett pasó a una tienda en la que Carolyn Briant trabajaba como cajera. No sé sabe a ciencia cierta qué es lo que le dijo Emmett (algunos testigos afirman que solo le dijo ‘Adiós, guapa’) pero lo que Carolyn le contó a su marido fue que el chico se había sobrepasado con ella, agarrándola y diciéndole obscenidades.
Roy Bryant, el propietario de la tienda que estaba de viaje cuando sucedió el encontronazo entre su mujer y Emmett Till, se reunió con su medio hermano J.W. Milam y juntos fueron a la casa de Mose Wright, el tío abuelo de Till. Allí, tras amenazar a Wright, obligaron a Emmett a meterse en el coche y se lo llevaron. Ese mismo día, tras darle una paliza, lo condujeron hasta la orilla del río Tallahatchie y le obligaron a cargar con una desmontadora de algodón de más de 30 kilos. Allí, Roy Bryant y su hermano golpearon al joven Emmett Till hasta dejarlo casi muerto, le sacaron los ojos y le pegaron un tiro en la cabeza antes de tirar el cuerpo al río con la desmontadora atada para que se hundiera. Los restos fueron encontrados a los tres días y estaban tan dañados que la identificación se hizo por un anillo que llevaba con sus iniciales.
Mamie Bradley, la madre de Emmett, exigió que el cuerpo de su hijo fuera enviado a Chicago y, al ver la brutalidad con la que había sido asesinado, decidió que el funeral fuese con ataúd abierto para que todos pudiesen contemplar las consecuencias y peligros del racismo. La terrible imagen del cuerpo de Emmett Till recorrió el país y fue un hecho tan traumático que impulsó la lucha por los derechos civiles y concienció a muchas personas de que debían acabar con la discriminación.
El juicio de los asesinos comenzó dos semanas después de los hechos. Un jurado compuesto exclusivamente por personas blancas les declaró no culpables en menos de una hora de deliberación. Ambos murieron muchos años después sin haber pisado la cárcel ni haber pagado por su crimen, el cual Bryant reconoció haber cometido durante una entrevista. Lo más curioso es que, en 2007, Carolyn Bryant reconoció que lo que le había contado a su marido y había declarado en el juicio “no era del todo cierto” y que Emmett Till no hizo nada que pudiera haber justificado ni mínimamente las acciones de su marido.