¿Quiénes fueron los Horacios?
La historia de estos hermanos guerreros fue símbolo de patriotismo y sacrificio personal desde la Antigua Roma hasta el siglo XVIII.
Los Horacios eran unos trillizos semi-legendarios, naturales de Roma, que en el siglo VII a.C. se enfrentaron contra otros trillizos llamados los Curiacios en combate singular para resolver una guerra entre Roma y la ciudad de Alba Longa. Estos hermanos fueron convertidos en símbolo de patriotismo y sacrificio por el bien común durante la época romana y hasta bien entrado el siglo XVIII, siendo los protagonistas de uno de los cuadros más importantes del arte neoclásico.
El destino de estos trillizos se recoge en el Ab Urbe Condita, una obra del historiador Tito Livio que recoge la historia de Roma desde la llegada de Eneas al Lacio hasta la victoria de Lucio Emilio Paulo frente al emperador macedonio en el 168 a. C. a través de 45 libros (de los cuales, no todos se conservan). Según la tradición la ciudad de Alba Longa fue fundada por Ascanio, hijo del legendario troyano Eneas, en el siglo XII a.C. Este asentamiento creció próspero y se volvió una ciudad de gran poder e influencia. En el siglo VII a.C., bajo el reinado de Tulio Hostilio, Roma se encontraba en un momento de esplendor y no dudó en desafiar a las gentes de Alba Longa para hacerse con sus riquezas y tomar su lugar.
Se decidió que cada ciudad elegiría a tres soldados para que combatieran hasta la muerte y decidieran al vencedor de la contienda. Alba Longa eligió a los hermanos Curiacios y Roma a los Horacios, hijos de Publio Horacio. A pesar del enfrentamiento entre ambas ciudades, las familias estaban emparentadas ya que uno de los Horacios estaba desposado con Sabina, hermana de los Curiacios, y uno de estos había tomado como esposa a Camila, hermana de los Horacios. Ante los imponentes ejércitos de Roma y Alba Longa, los seis guerreros pelearon a muerte y solo un Horacio salió con vida, aprovechando las heridas ocasionadas por sus hermanos caídos a los Curiacios para matarles uno a uno y otorgar la victoria a Roma.
Tras la resolución del combate Alba Longa fue saqueada y destruida hasta sus cimientos. Sus gentes se refugiaron en el monte Celio. Al regresar al hogar, Camila reconoció el manto de su marido sobre los hombros de su hermano y lamentó su muerte, lo que provocó la ira del Horacio superviviente y acabó con la vida de su hermana al grito de “¡Mueran todas las mujeres que lloran al enemigo!”. El Horacio iba a ser juzgado pero su padre le defendió afirmando que el amor y el sacrificio por la patria están por encima de la propia familia.
La historia de los Horacios se popularizó enormemente con el paso del tiempo, convirtiéndose en una obra de teatro por Pierre Corneille en 1640 y siendo plasmada en el impresionante lienzo El juramento de los Horacios de Jacques-Louis David, el cual es una de las mejores obras del Neoclasicismo.