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Tiene lugar la batalla de Navas de Tolosa

La victoria de los reyes de Castilla, Aragón y Navarra en las Navas de Tolosa supuso el comienzo de la decadencia de Al-Ándalus y la presencia musulmana en la península.

El 16 de julio del año 1212 tuvo lugar, en el corazón del entonces Al-Ándalus, la batalla de Navas de Tolosa que supondría una durísima derrota para los reinos musulmanes en la península Ibérica y abriría las puertas de los territorios del sur a los reyes cristianos.

A finales del siglo XII, el poder de los almorávides se tambaleaba y Al-Ándalus se dividió en reinos de taifas. Este momento fue aprovechado por el rey castellano Alfonso VII para hacer una demostración de fuerza y penetrar en territorio musulmán. Sin embargo, hubo un cambio de dinastía en Marrakech y subieron al poder los almohades, que defendían una visión todavía más fanática del islam que sus predecesores y que se hicieron llamar Amir Ul-Muslimn (príncipes de los creyentes), aunque los cristianos de la península les llamaron Miramamolines por una mala pronunciación y como burla. Al Nasir, nuevo señor de Al-Ándalus, reunificó el territorio y derrotó a las tropas castellanas en Alarcos (1195), demostrando que era un rival temible.

Alfonso VIII, por entonces rey de Castilla, vio en la batalla de Alarcos un preludio a una posible conquista de Toledo, la joya de la corona y su orgullo personal que había sido recuperada un siglo atrás. Fue entonces cuando el arzobispo de la ciudad, Rodrigo Jiménez de Rada, sugirió al rey pedir a Roma que la lucha contra los almohades fuera considerada como cruzada para atraer a guerreros de toda Europa y asegurar la lealtad de los reyes que se le unieran. La estrategia fue un éxito y el 20 de junio partió de Toledo un ejército de 100 000 hombres encabezado por el propio Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón, a los que luego se sumaría Sancho VII de Navarra.

Al Nasir, conocedor de los planes cristianos, basó su defensa en el cierre de todos los pasos de Sierra Morena para frenar el avance enemigo y masacrar a aquellos que intentaran romper el cerco. Sin embargo, se dice que un pastor (más tarde identificado como el propio san Isidro Labrador) se personó en el campamento cristiano y les habló de un viejo camino que los musulmanes no habían protegido. Las palabras del pastor eran ciertas y, en la mañana del 16 de julio, las tropas musulmanas de Al Nasir se vieron frente a frente con el gran contingente cristiano. La batalla era inevitable.

El líder musulmán siguió la estrategia clásica de una batalla campal centrándose en las cargas de caballería ligera y pesada, la lluvia de flechas y los avances de infantería una vez se rompiera la línea del rival. Por su parte, los cristianos se dividieron en tres cuerpos (cada uno de ellos dirigido por un rey), colocaron a Diego López de Haro en la vanguardia junto a guerreros templarios y hospitalarios y reservaron a las mejores tropas de caballería para un ataque sorpresa. Las cargas de don Diego fueron brutales y muy efectivas, desmontando la defensa musulmana y enzarzando al grueso de las tropas rivales en una lucha sangrienta que los monarcas cristianos aprovecharon para lanzar la famosa “carga de los tres reyes” contra el campamento base de Al Nasir, que estaba desprotegido y con la guardia baja.

El día terminó cubierto de rojo y con una victoria para los reinos cristianos lo bastante fuerte como para marcar el comienzo de una nueva era. Si bien tuvieron que pasar más de 200 años para que la llamada Reconquista se completara tras la toma de Granada, el resultado de esta batalla aseguró la vía libre para los reinos cristianos en el sur e impidió a los reyes musulmanes volver a ostentar una situación de poder y seguridad como la que habían tenido años atrás.

1951 Se publica ’El guardián entre el centeno’, de J.D. Salinger

El 16 de julio de 1951 la editorial Little Brown publicó la primera edición de El guardián entre el centeno, la única novela completa del autor estadounidense J.D. Salinger.

Salinger comenzó a publicar sus textos y relatos cortos en la década de los 40, muchos de ellos en un medio de prestigio como es The New Yorker, y estuvo alrededor de una década trabajando en su novela antes de verla publicada. La historia de El guardián entre el centeno nos presenta a Holden Caulfield, un adolescente marginal y desilusionado cuya mala actitud y pésimas notas llevan a la expulsión de una escuela tras otra. En una ocasión, le comunican que le expulsarán de la escuela pero esto no será oficial hasta unos días después, por lo que Holden aprovecha para irse a Nueva York en soledad. Ya en la gran ciudad revivirá el desprecio que siente por el mundo de los adultos, que parece rechazarlo y que no llega a comprender del todo, y solo encontrará un pequeño atisbo de alegría en la relación que tiene con su hermana pequeña.

El libro se convirtió en un éxito instantáneo, entrando en la selección del Book of the Month Club nada más publicarse y siendo considerado un clásico estadounidense que es estudiado en institutos de todo el mundo. Precisamente, la adolescencia se convierte en un momento perfecto para leer este título dado que resulta relativamente sencillo identificarse con Holden. La fama terminó por abrumar a Salinger, quien decidió retirarse de la vida pública y se recluyó en una cabaña en Cornish, New Hampshire. Como curiosidad, Mark David Chapman (el asesino de John Lennon), parecía tener algún tipo de obsesión con esta novela y su protagonista y, de hecho, se quedó leyéndola en el lugar del crimen hasta que apareció la policía.

1969 Despega la misión del Apolo 11

El 16 de julio de 1969 el Apolo 11 despegó de Cabo Cañaveral llevando a los astronautas Neil Amstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins hacia la posteridad en la misión que permitiría al ser humano pisar la Luna por primera vez.

La carrera espacial fue otro de los ámbitos en los que estadounidenses y soviéticos tuvieron que competir para demostrar su superioridad y, cuando Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en estar en el espacio, todo parecía indicar que la URSS estaba tomando ventaja. En 1961, el presidente Kennedy pidió a la NASA que diseñaran un módulo lunar que permitiera a los estadounidenses aterrizar en nuestro satélite por primera vez y remontar así en la competición contra los soviéticos. El aterrizaje sobre la superficie lunar tuvo lugar el 20 de julio (solo cuatro días después de su despegue) y fue televisado con una audiencia estimada de 650 millones de personas en el momento en el que Amstrong describió lo que estaba viendo y dijo su mítica frase “… un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”.

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