Toma de la Bastilla. Comienza la Revolución Francesa
La toma de la Bastilla a manos del pueblo de París es considerada el comienzo de la Revolución Francesa y un símbolo de la lucha contra el Antiguo Régimen.
El 14 de julio de 1789 un hastiado pueblo parisino decidió, ante la clarísima falta de intencionalidad de Luis XVI de promover un cambio en la sociedad, tomar las armas y asaltar la vieja fortaleza de la Bastilla. Este acto de rebeldía es considerado la chispa que prendió la Revolución Francesa.
Durante las últimas décadas del siglo XVIII, Francia estaba pasando por un mal momento económico cuyo sistema político y financiero, basado en los principios del Antiguo Régimen (los privilegiados gobiernan y el pueblo paga) no conseguía solucionar. La situación debido al apoyo francés a la causa de las Trece Colonias, que se habían rebelado contra la corona británica en 1776. La situación se hizo tan insostenible que el rey se vio obligado a convocar Estados Generales con el fin de promover una reforma que fuera capaz de actuar y resolver los problemas del país. Mientras que la burguesía pensaba que se les brindaba la oportunidad de cambiar las cosas y alcanzar una sociedad más igualitaria, el rey, la aristocracia y el clero querían que los cambios asegurasen que todo siguiera igual. Esto desembocó en la formación de la Asamblea Nacional y el Juramento del Juego de Pelota.
Desde ese momento la tensión en París fue en aumento constante y la cosa alcanzó su máximo cuando se conoció la noticia de la destitución de Jacques Necker, ministro de Hacienda de Luis XVI a quien el pueblo tenía en gran estima por sus propuestas reformistas. El día 12 hubo una manifestación en los jardines del Palais Royale en la que, a modo de cortejo fúnebre, los participantes vistieron de negro y portaron bustos de Necker. Los rumores decían que Luis XVI tenía preparado a un gran contingente de tropas para reprimir a los opositores e incluso que estaba preparado para hacer arder París, por lo que el pueblo decidió prepararse para lo peor. En la mañana del 14 de julio, los revolucionarios tomaron el Hotel de los Inválidos, se hicieron con los 30 000 fusiles y los cañones que allí se guardaban y marcharon a la Bastilla para aprovisionarse de pólvora.
La fortaleza del este de París había sido construida durante la Guerra de los Cien Años con Inglaterra pero se había convertido en un símbolo de la opresión autoritaria de la monarquía y en ella habían estado encerrados personajes como Voltaire, el marqués de Sade y Diderot. Representantes de los sublevados se reunieron con las autoridades de la Bastilla para negociar su apertura pacífica pero los acuerdos no llegaban y la muchedumbre se impacientaba. La Bastilla fue tomada por la fuerza y la sangre manchó sus galerías y estancias hasta que el gobernador de la prisión, Bernard-René de Launay, ordenó a sus hombres que se rindieran y entregó la Bastilla al pueblo parisino.
No tardó en correrse la voz del asalto a la prisión realista, edulcorada con épicas historias de heroísmo y patriotismo, y la toma de la Bastilla se convirtió en un símbolo para los franceses que, habiendo visto que existía una posibilidad, se alzaron en armas contra su déspota rey mientras enarbolaban los valores de libertad, igualdad y fraternidad. En apenas unas horas había comenzado la Revolución Francesa y ya nada volvería a ser igual.
1881 El forajido Billy el Niño es asesinado
El 14 de julio de 1881 el forajido William H. Bonney, más conocido como Billy el Niño, fue emboscado y tiroteado por el sheriff Pat Garrett y sus hombres cuando intentaba escabullirse de un rancho de Fort Sumner (Nuevo México).
Son muchas las incógnitas existentes en torno a la figura del legendario ladrón de ganado. Se sabe que nació en Nueva York en 1859 o 1860 y que su familia se mudó a las tierras del oeste (a Kansas City en un primer momento) cuando era muy joven. De él se dice que era un niño alegre y educado pero que, al morir su madre, su padrastro se desentendió de su educación y el joven William acabó pasando demasiado tiempo en las tabernas y salones de la ciudad. Comenzó su carrera criminal robando ganado y caballos y cometió su primer asesinato a los 16 años. En sus idas y venidas acabó llegando a Lincoln (Nuevo México), donde el ganadero John Tunstall le dio un trabajo honrado y decente, pero por desgracia este fue asesinado y Billy emprendió una persecución contra los culpables que lo convirtió en forajido.
Billy el Niño, que aprendió a hablar español y sentía fascinación por la figura de Hernán Cortés, fue visto por muchos como un héroe que quería vivir en libertad y se rebelaba contra el sistema. Varios documentos hablan de que cometió 21 asesinatos a lo largo de su vida pero solo se han confirmado poco más de una decena. Su fama llegó al gobierno federal y este promovió su captura vivo o muerto. Billy fue arrestado por el sheriff Patt Garrett, antiguo compañero de cartas suyo, a finales de 1880 pero logró escapar y desaparecer durante unos meses. Garrett lo encontró en un rancho de Fort Sumner y, según las versiones, o lo mató durante un tiroteo o acabó con él por la espalda cuando Billy intentaba huir. Hay otra teoría que afirma que Billy el Niño escapó y vivió el resto de su vida como un granjero cualquiera llamado Robert.