Curiosidades sobre Luis XIV
¿Sabías que el monarca del absolutismo solo se aseaba cuando cuando se lo prescribía el médico? ¿Y que concedía audiencias sentado en el retrete?
Luis XIV gobernó durante 72 años y 4 meses, debido a que accedió al trono con tan solo 4 años tras la muerte de su padre.
Debido a una niñez solitaria basada en una religión formal e intransigente, Luis XIV se consideraba el ejecutor de la voluntad de Dios en la tierra y reinó en consecuencia. Se esforzó por controlar todas las actividades de gobierno, desde las reformas económicas a la regulación de la etiqueta cortesana.
Desde el inicio de su ascensión al trono, Luis XIV destacó por rituales de dudosa procedencia, como bañarse únicamente cuando se lo prescribía el médico o limpiarse la cara con un trozo de algodón impregnado en alcohol o saliva.
La higiene del monarca brillaba por su ausencia. No es de extrañar que en aquella época inventaran la famosa mano alargada de marfil, que servía para poder rascarse la cabeza -a causa de los piojos- que vivían a cuerpo de rey bajo las aparatosas pelucas de todo el público de la corte, incluido el propio rey de Francia.
No es que no le gustara bañarse, sino que en aquella época, los baños se veían como algo perjudicial para la salud. De ahí que el rey solo se aseara cuando el médico lo solicitaba.
El monarca fomentaba el espectáculo en palacio, por lo que a menudo aparecía disfrazado de sus personajes favoritos: Apolo, Marte, el Sol... este alarde de ostentación también le servía para controlar a la nobleza.
Siempre llevaba tacones, pues no era muy alto de estatura, apenas 1,63 metros. Unos zapatos carísimos y exclusivos que creaba para él su zapatero personal con vistosos lazos, piedras preciosas, bordados en plata y tacones ligeramente curvados. El rey estaba tan orgulloso de sus sofisticados zapatos que nadie podía calzar este mismo modelo bajo pena de muerte.
Entre sus muchas estridencias, también solía conceder audiencias sentado en el retrete real, no tanto por necesidad sino más bien por etiqueta, ya que la silla orinal del rey era un objeto de lujo por la calidad de las maderas e incrustaciones de cobre dorado y nácar que contaba.
Se casó con su prima española, la infanta María Teresa, hija de Felipe IV, rey de España, e Isabel de Borbón, pero jamás le fue fiel. Este lujurioso monarca amante de los excesos y de gran apetito en todos los sentidos, tuvo un sinfín de amantes, oficiales y no oficiales, y gustaba de pasarse por las cocinas de palacio para intimar con las cocineras y camareras.
Luis XIV falleció de gangrena el 1 de septiembre de 1715, en Versalles, cuatro días antes de su 77 cumpleaños.