La hija del Sol, un viaje al Egipto de Akenatón
La novela de Nacho Ares nos traslada en el tiempo 3000 años atrás para adentrarnos en el reinado de Akenatón, el faraón de la revolución religiosa del monoteísmo.
¿Cómo era la vida en el antiguo Egipto de Akenatón, Amenofis IV, considerado el faraón revolucionario? Esta etapa tan fascinante de la historia antigua la recoge Nacho Ares en su nueva novela, La hija del Sol, a mediados del siglo XIV antes de nuestra era.
La hija del Sol es un viaje en el tiempo 3000 años atrás que nos permite descubrir el antiguo Egipto. Viajamos al reinado de Akenatón, uno de los faraones más apasionantes. Akenatón fue un personaje fascinante por ser recordado como el faraón revolucionario, porque intentó reunir varias deidades en una sola. Akenatón desafió las deidades tradicionales del Egipto y comenzó a adorar a un nuevo dios, Atón, el dios del Sol.
Pero, ¿a qué hace referencia el título de la novela? ¿Quién es la hija del Sol? La hija del sol es Isis, una hermana del propio Amenofis IV, que luego cambiaría su nombre por el de Akenatón. En la novela, Akenatón es aconsejado por su hermana Isis en su revolución religiosa. La figura de la hija del sol es bastante desconocida a nivel histórico, pero, como explica el autor, "ayuda a sumergirse en uno de los momento más sofisticados del Egipto de los faraones desde el punto de vista social, religioso, político, artístico…" En definitiva, el personaje de Isis es clave para reconstruir lo que sucedió en la revolución religiosa de Amarna.
Además, la novela permite adentrarnos en la vida diaria en la capital de la antigua Tebas, Uaset. Según el autor, "solemos llegar a exagerar la obsesión por la muerte que tenían los egipcios: las tumbas, los objetos arqueológicos, las momias, el viaje ancestral… No obstante, el hecho de que ellos quisieran irse al más allá con todo lo que habían disfrutado en vida nos hace pensar que, realmente, amaban la vida".
¿Era Akenatón un adelantado a su tiempo? Es cierto que fue un pionero en la actitud que tomó con el todopoderoso clero, acusándole de muchos de los problemas que tenía el Estado. El clero de Amón tenía incluso más poder que el propio poder político; sin embargo, Akenatón fue capaz de darles la espalda. De ahí proviene su aspecto revolucionario e innovador.
Akenatón tuvo un final trágico. Fue traicionado por despojar de sus privilegios a las clases más altas. En su lecho de muerte, borraron su nombre imperial de los grabados arquitectónicos. Descansó sin pompas fúnebres adecuadas a su condición de faraón. Aunque fue rechazado, su reinado cambió la civilización egipcia.