Comienza la Primera Guerra de los Balcanes
En 1912 estalló una guerra en la que la Liga Balcánica disputó el territorio de los Balcanes a los turcos como un prefacio de la Primera Guerra Mundial.
El 8 de octubre de 1912 estallaba la Primera Guerra de los Balcanes con la declaración de guerra de Montenegro contra el Imperio Otomano. La Liga Balcánica (formada por Bulgaria, Grecia, Montenegro y Serbia) surgió como una alianza militar que pretendía expulsar al Imperio Otomano de Europa y arrebatarle las tierras que allí controlaba desde el siglo XV.
Varios de los actuales países eslavos habían conseguido su independencia durante el siglo XIX, en muchos casos ayudados por Rusia, y se sumaron a la tónica colonialista y expansionista que embriagaba a las principales potencias europeas. Los cuatro estados fijaron sus ojos sobre los territorios de Rumelia, Tracia y Macedonia que estaban en posesión de los otomanos y esta situación hizo que se conformara la Liga Balcánica y que, para verano de 1912, ya se hubiera decidido utilizar la vía armada. Bulgaria fue el principal artífice de la alianza pero todos sus miembros agitaron a la opinión pública para que secundara la guerra. La excusa que necesitaban fue el asesinato de 150 cristianos en Kocani.
La fuerza conjunta de la Liga Balcánica era superior tanto en número de efectivos como en armamento y organización. Los búlgaros avanzaron por Tracia, los serbios por Kumanovo y los griegos por Macedonia hasta el punto de que la Liga comenzó su aproximación hacia la misma Constantinopla, la capital del Imperio Otomano. Los otomanos se vieron completamente superados y se inició un proceso de negociación en diciembre de 1912 bajo la supervisión de Gran Bretaña y del resto de grandes potencias europeas. La paz se firmó el 30 de mayo de 1913 en el Tratado de Londres. Lo curioso es que, en verano de ese mismo año, tuvo lugar la Segunda Guerra Balcánica en la que se enfrentó Bulgaria contra sus antiguos aliados y los turcos.
1871 Comienza el Gran Incendio de Chicago
El 8 de octubre de 1871 comenzó en Chicago un gran incendio que no sería controlado hasta dos días después y en el que quedó destruida gran parte de la ciudad.
Esa noche, Louis M. Cohn participaba en una partida ilegal de dados en un establo e iluminada por un farol de aceite. Dado que el juego era ilegal, la policía llevó a cabo una redada y, en su huida, Cohn derribó el farol y provocó un fuego que crecería rápidamente. A mediados del siglo XX, Chicago era una ciudad con abundancia de almacenes de madera y calles pavimentadas con pino por lo que cuando el fuego prendió se extendió por toda la ciudad sin que pudieran hacer nada. Tardaron dos días en poder apagar las llamas y, en ese tiempo, murieron 300 personas, se destruyeron 18.000 edificios y unas 100.000 personas se quedaron en la calle en situación de pobreza.
Se extendió la teoría de que había sido una vaca quien había volcado el farol que dio comienzo al incendio pero en una carta publicada tras su muerte Cohn, que se había hecho muy rico, donó enormes cantidades de dinero a la ciudad y confesó su culpa. La destrucción de la ciudad promovió que algunos de los arquitectos más reconocidos de todo el país acudieran a Chicago para encargarse de la reconstrucción de la ciudad, dando lugar a la llamada Escuela de Chicago y convirtiendo a la ciudad de Illinois en un referente arquitectónico y una de las ciudades más importantes de Estados Unidos.