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La URSS pone en órbita el Sputnik I

El Sputnik I fue el primer satélite artificial que orbitó la Tierra. La creación soviética dio 1.440 vueltas alrededor del planeta antes de desintegrarse.

El 4 de octubre de 1957, el satélite artificial Sputnik I volaba desde el cosmódromo de Baiknour (Kazajistán) hasta el espacio y comenzaba a orbitar alrededor de la Tierra. Esta esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro y 84 kilos de peso supuso no solo un enorme avance para la humanidad y el comienzo oficial de la carrera espacial, sino también uno de los mayores logros para la Unión Soviética y una de las mayores vergüenzas para los Estado Unidos.
En el contexto de la Guerra Fría, las dos superpotencias estaban enfrentadas en todos los ámbitos posibles para determinar cuál de ellas era superior y por lo tanto cuál acabaría imponiéndose. Los avances conseguidos en el sector armamentístico y, en concreto, en el diseño y construcción de grandes cohetes propiciaron de forma indirecta las circunstancias perfectas para que comenzara la llamada carrera espacial. El principal responsable del programa espacial soviético, Serguéi Korolyov convenció al gobierno de Jrushchov para que invirtiera en cohetes pensados en llegar al espacio y no solo en misiles balísticos. Su razonamiento fue totalmente acertado, ya que el impacto mediático y el éxito que supuso esta hazaña supusieron un durísimo golpe para los Estados Unidos.
El gigante capitalista recibió la noticia de mala gana. El hecho de que los soviéticos hubieran conseguido poner en órbita un satélite artificial no solo era una vergüenza para ellos, sino un peligro ya que a la URSS podía acoplar armas nucleares a los cohetes y tenerle permanentemente a tiro a su rival. El presidente Dwight Eisenhower ordenó la creación de una agencia federal dedicada a la exploración espacial (NASA) en 1958 y tanto él como los siguientes presidentes hasta 1969 invirtieron miles de millones de dólares con el fin de igualarse y superar a la URSS en la conquista espacial.

1582 Entra en vigor el calendario gregoriano

Fue el 4 de octubre de 1582 cuando, por orden del papa Gregorio XIII, se instauró en todos los países católicos el calendario gregoriano. Este pasaba a sustituir el modelo de medición temporal instaurado por Julio César en el 46 a.C. consiguiendo que el año y las fiestas religiosas coincidieran mucho mejor con las estaciones del año.
A pesar de la buena maña que los astrónomos consultados por el papa a la hora de aplicar los cambios, es lógico pensar que este tuvo una repercusión considerable y trajo sus consecuencias. Hubo 10 días que desaparecieron de forma definitiva para compensar las diferencias entre el año juliano y el año gregoriano (más de una semana en la que los trabajadores no recibieron su sueldo) y durante el año de instauración solo empezaron a utilizarlo Italia, Luxemburgo, Portugal, España y Francia. La difusión de este calendario fue haciéndose más general poco a poco y el último país en seguirlo fue China, tras la revolución de 1949.

1669 Muere Rembrandt

Rembrandt Harmenszoon van Rijn, uno de los artistas más importantes y significativos de la pintura holandesa, falleció el 4 de octubre de 1669. A pesar de ser un pintor de gran talento que recibió el respeto y el reconocimiento que le correspondían en vida, sus últimos años los pasó en una situación de pobreza y acabó muriendo en la miseria.
Hijo de un acaudalado molinero, nació en Leiden en 1606 y recibió una educación esmerada, asistiendo a la escuela de latín y matriculándose en la Universidad de Leiden. Fue aprendiz de grandes pintores de la época como Jacob van Swanenburgh o Pieter Lastman pero decidió abrir su propio estudio alrededor de 1624. En su estilo pictórico se puede destacar un dominio absoluto en el uso de la luz y la sombra, que empleaba para centrar la dirigir del espectador y crear una atmósfera con gran profundidad. Desde 1628 aceptó aprendices y alumnos y en 1631 regresó a Ámsterdam.
Entre sus cuadros más famosos podemos destacar La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, La ronda de noche o El retorno del hijo pródigo además de todos sus autorretratos. Los temas más recurrentes de la obra de Rembrandt fueron míticos, bíblicos o históricos y en todos ellos conseguía otorgar una profunda compasión hacia la humanidad. Los últimos años de vida del pintor estuvieron marcados por la desgracia tras la muerte de su esposa, su amante y su hijo Titus. Se vio obligado a vender su casa y sus posesiones.

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