Nombres históricos en las paradas del Metro de Madrid
El metro de Madrid cuenta con 294 kilómetros de longitud y 302 paradas, muchas de las cuales deben su nombre a grandes personajes de la historia de España
El metro de Madrid es el séptimo más largo del mundo (294 kilómetros). Sus 302 estaciones reciben cada día a una media de 2 millones de turistas, trabajadores y viandantes de toda clase que deciden recorrer la capital española a través de ese mundo subterráneo de túneles y trenes mientras ven pasar los nombres de las paradas por delante de los ojos: Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal…
Inaugurado en 1919 bajo el reinado de Alfonso XIII, el metro de Madrid fue una de las grandes obras de ingeniería de la época y supuso una importante modernización para la ciudad en un momento en el que otras ciudades europeas llevaban tiempo despuntando. El metro convivió con los carros de caballos, los tranvías y algunos automóviles y concedió a Madrid cierto aire cosmopolita que no haría sino crecer al mismo ritmo que lo hacían las propias líneas. Y es que, si los que probaron ese primer trayecto desde Sol a Cuatro Caminos pudieran ver en qué se ha convertido el metro de Madrid, quedarían asombrados.
En esta galería queremos romper esa normalización que rodea a un acto tan cotidiano como es montar en el metro a través de unos datos históricos y anécdotas relacionadas con los nombres de las estaciones. ¿De dónde vienen? ¿A qué o quién se deben? Sin saberlo, todos los días, los madrileños recitan los nombres y apellidos de algunos de los personajes históricos más relevantes y curiosos del ayer español cuyo legado perdura, precisamente, en el nombre de las estaciones. Algunas resultan obvias (Goya, Velázquez, Rubén Darío, Reyes Católicos, Antonio Machado…) ya que guardan relación con personajes tan conocidos que es imposible no saber de quién nos están hablando. Otras sin embargo, van dirigidas a otras personas menos conocidas pero igual de importantes y también las hay que pueden sorprender.
De las 302 estaciones que componen la red del metro de Madrid, muchas tienen nombres de personas importantes pero (naturalmente) no hemos podido incluirlas todas. Hemos seleccionado algunas de las más curiosas e interesantes para que esos viajes en metro de cada día sean un poquito más amenos.
¡Disfrutad del trayecto!
Imagen: Wikimedia Commons
La Latina
Esta céntrica parada, una de las más conocidas de Madrid, está dedicada a la escritora y humanista Beatriz Galindo. Proveniente de familia hidalga, Beatriz demostró su interés por las letras desde muy joven y recibió una educación esmerada que la llevó a hablar, leer y escribir con soltura en latín y griego, idioma por el que sentía debilidad debido a su admiración por los textos de Aristóteles. Su fama de erudita fue tal que, poco antes de ingresar en un convento, la propia reina Isabel la Católica la llamó para que le enseñase latín y gramática. Se convirtió en confidente de la de Castilla y logró ocupar un lugar destacado en la Corte. A ella le debemos la creación del Hospital de La Latina y de los conventos de la Concepción Francisca y la Concepción Jerónima.
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Argüelles
Situado junto al parque del oeste, el barrio que da nombre a esta parada se lo debe realmente a Agustín de Argüelles Álvarez. Este abogado reconvertido a político comenzó su andadura como diplomático en Inglaterra pero regresó a España tras la invasión napoleónica. Argüelles jugaría un gran papel en el contexto de las Cortes de Cádiz, de las que fue diputado por Asturias, y más tarde sufriría la represión revanchista de Fernando VII al ser encarcelado en Ceuta durante cinco años. Tras la muerte del rey, Argüelles sería el tutor de la futura Isabel II y disputaría la regencia al mismísimo Espartero.
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Chueca
Conocido como el barrio LGBT + de Madrid, Chueca le debe su nombre al compositor Federico Chueca y Robres, maestro del género chico (zarzuelas de un solo acto). Madrileño de nacimiento, recibió formación musical siendo muy joven pero su familia le obligó a abandonarla para cursar estudios en Medicina. Curiosamente, lo que le convenció de que debía dedicarse a la música fue el éxito de una obra que escribió durante una breve estancia en la cárcel. Aunque siempre fue considerado un compositor autodidacta, Chueca se convirtió en una de las figuras más destacadas del panorama cultural madrileño.
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Eugenia de Montijo
Eugenia de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, condesa de Baños y de Teba, fue una aristócrata española que se convirtió en emperatriz tras casarse con Napoleón III de Francia. Esta granadina culta, inteligente y tremendamente atractiva (tanto por su físico como por su carácter) se caracterizó por su activa vida política y sus profundas convicciones católicas, que la llevaron incluso a oponerse a su marido. Eugenia de Montijo actuó como regente en numerosas ocasiones y fue la principal promotora de la invasión francesa de México. La desintegración del Segundo Imperio Francés y la muerte de su marido marcaron el tono triste y solitario de los últimos días de esta mujer.
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Gregorio Marañón
Compartiendo nombre con el principal hospital de la ciudad, la parada de Gregorio Marañón está dedicada al médico, escritor e historiador madrileño, miembro de la Generación del 14. Fue el precursor de la endocrinología en España y una figura muy activa en el panorama político y social. Se exilió durante unos años (1936-1942) y no dudó en criticar tanto a la Segunda República como al régimen franquista.
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Paco de Lucía
Entre dos aguas, Tico tico… Paco de Lucía fue una de las grandes (grandísimas) figuras del flamenco, tanto por su talento como por lo mucho que hizo por su modernización e internacionalización. Su propio padre fue su primer maestro pero, tras su éxito en el Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera de 1962, volaría solo y se convertiría en uno de los artistas más icónicos y un embajador incuestionable de la música flamenca.
Imagen: Wikimedia Commons
Manuela Malasaña
Hoy en día, el Barrio de las Maravillas de Madrid es conocido simplemente como Malasaña en honor a una de esas heroínas anónimas reconvertidas en mártires que nos dejó el levantamiento popular del 2 de mayo de 1808. Manuela Malasaña era una joven costurera que participó activamente en la lucha contra los franceses aquel día y, al igual que su padre, murió bajo las armas galas. Su historia se convirtió en un símbolo para la lucha que los españoles estaban a punto de emprender y su sacrificio se conmemoró con el cambio de nombre al que había sido su barrio.
Imagen: Wikimedia Commons
Príncipe Pío
Bajo este título se conocía a Francisco Pío de Saboya y Moura, aristócrata de origen italiano que apoyó a Felipe d’Anjou durante la Guerra de Sucesión en España (1701-1713). Su origen de alta cuna le permitió ascender rápidamente en el ejército y ganarse el favor del nuevo rey, Felipe V. Curiosamente, su biografía no es tan destacada como para que sea un personaje popular en la actualidad y si es recordado es principalmente porque da nombre a la montaña de Príncipe Pío, donde se encuentra el Templo de Debod, y a una estación. En realidad, el único motivo por el que les da nombre es porque era el propietario de esas tierras.
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Príncipe de Vergara
Bajo el título de Príncipe de Vergara se encuentra nada menos que el bueno de Baldomero Espartero, militar y político que dirigió el rumbo del país en numerosas ocasiones a lo largo del siglo XIX. Espartero fue regente durante la minoría de edad de Isabel II (con claros tonos autoritarios), llegó a presidir el Consejo de Ministros hasta en dos ocasiones y se le ofreció la corona de España tras la Revolución Gloriosa de 1868, que él rechazó. El título de Príncipe de Vergara le fue concedido por Amadeo I de Saboya después de que este le visitara en Logroño a su llegada a España y quedara muy complacido con el trato del general.
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Alfonso XIII
No hay mucho misterio en cuanto a quién es la persona a la que se homenajea con esta parada de metro. Alfonso XIII fue reconocido como rey desde el mismo momento de su nacimiento, aunque España vivió bajo una regencia hasta que cumplió dieciséis años en 1902. Esta parada en particular resulta interesante debido a que el metro de Madrid se inauguró bajo el reinado de Alfonso XIII y con su ayuda y beneplácito (llegó a invertir un millón de pesetas de su bolsillo para que el proyecto saliera adelante). El 17 de octubre de 1919, el rey inauguró la primera línea de metro en su trayecto entre Cuatro Caminos y Sol.
Imagen: Wikimedia Commons
Tirso de Molina
Fray Gabriel Téllez, el verdadero nombre que se escondía bajo Tirso de Molina, fue un religioso mercedario que se hizo un hueco en el Barroco español como dramaturgo y poeta. Su obra se movió principalmente en el género de la comedia de enredos, donde se podría destacar Don Gil de las calzas verdes, y se le atribuye haber creado el mito de Don Juan con El burlador de Sevilla.
Imagen: Wikimedia Commons
Goya
Otro personaje que no necesita presentación. Francisco de Goya fue el pintor más importante del siglo XIX en España, un artista que se labró una merecidísima fama en la corte de Carlos IV y Fernando VII y que supo plasmar en sus obras no solo sus miedos y pensamientos más oscuros, sino también la realidad social e histórica de esa España agitada y en constante cambio. Goya, al igual que pasó con Pérez Galdós, hizo de Madrid su inspiración y especialmente célebres son sus imágenes de la pradera de San Isidro o los cuadros de La carga de los mamelucos y Los fusilamientos del 3 de mayo.
Imagen: Wikimedia Commons
Guzmán el Bueno
Alfonso Pérez de Guzmán fue un noble leonés que, gracias a su fuerte brazo y a su afilada mente, logró convertirse en el primer señor de Sanlúcar de Barrameda y fundar la casa de Medina Sidonia. Fue uno de los militares más destacados de su tiempo y numerosos reyes, entre los que se encontraba Alfonso X el Sabio y su hijo Sancho IV, acudieron a él para que los acompañara tanto en negociaciones diplomáticas como en el campo de batalla. Se dice que, durante la defensa de Tarifa de 1294, el hijo de Guzmán el Bueno fue hecho preso y sus enemigos amenazaron con matarlo si no rendía la ciudad, a lo que Guzmán respondió arrojando su daga para que lo mataran con su propia hoja.
Imagen: Wikimedia Commons
Alonso Martínez
La conocida parada de Alonso Martínez debe su nombre al abogado y político Manuel Alonso Martínez. Este burgalés fue uno de los juristas más importantes del país durante la segunda mitad del siglo XIX y contó con la confianza de la reina Isabel II, de su hijo Alfonso XII y de la regente María Cristina. Fue ministro de Fomento, Hacienda y Gracia y Justicia y logró la ratificación del Código Civil español de 1888, uno de los más tardíos de Europa.
Imagen: WIkimedia Commons
Diego de León
Diego de León y Navarrete fue un militar cordobés que llegó al cargo de teniente general gracias a su arrojo en combate y a sus dotes de liderazgo. Asumió la capitanía de una compañía de caballería y fue enviado al norte de la península, donde participó en la Primera Guerra Carlista y destacó tanto que se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando. En 1838 fue nombrado virrey de Navarra y en 1841 participó en el levantamiento moderado de O’Donnell contra la regencia de Baldomero Espartero. Diego de León intentó tomar el Palacio Real, pero tuvo que retirarse y acabó siendo apresado, juzgado y fusilado.
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