Unas elecciones presidenciales son, aunque no en exclusiva, una de las fechas más importantes que hay para un país y con más motivo si se trata de un país democrático(en otros casos es más una pantomima que otra cosa). La persona que salga ganadora de esos comicios será la que marque el ritmo y defina las políticas de ese país durante un periodo de tiempo que generalmente rondará los cuatro años. Y si las elecciones son conocidas popularmente como la ‘fiesta de la democracia’, no hay país que acerque esta afirmación a la realidad que los Estados Unidos, cuya idea del espectáculo y el infotainment nos ha regalado momentos más que memorables.
La historia electoral de los Estados Unidos es bastante curiosa ya desde su nacimiento. Esta nación surgida de una rebelión armada contra su metrópolis de ultramar aplicó los principios democráticos burgueses que dos décadas más tarde tomaría la Revolución Francesa como seña de identidad pero incluso entonces contaba con ciertas particularidades. Por ejemplo, las primeras elecciones presidenciales que se celebraron allí lo hicieron con un único candidato ya que los representantes de las Trece Colonias (un reducido grupo de varones terratenientes y caucásicos que tenían derecho a voto por entonces) consideraban que no había nadie mejor para el cargo que el flamante general del Ejército continental, George Washington. Desde entonces, el sistema electoral, al igual que el propio país, fue desarrollándose y concretando aspectos que habían quedado en el aire como la elección del vicepresidente, el número de mandatos a los que una misma persona podía presentarse o las personas que tenían derecho a votar (afroamericanos, nativos americanos y mujeres entre otros).
El sistema electoral de Estados Unidos se basa en los colegios electorales, cuyo número varía en cada estado y que otorgan la totalidad de sus apoyos al candidato más votado dentro de ese estado. En la actualidad hay 538 colegios electorales por lo que un candidato deberá obtener al menos el apoyo de 270 de ellos para lograr la mayoría simple que le permita ser presidente. A esto se suman otras votaciones relevantes como son las que eligen a los representantes del Congreso, a los senadores o a los gobernadores de los diferentes estados. Aunque existen más partidos, históricamente todo se ha resuelto siempre en el bipartidismo instaurado por los dos grandes: el Partido Demócrata y el Partido Republicano.
Las cosas han cambiado mucho desde los tiempos de Washington y el paso de los años nos ha permitido ver innumerables casos dignos de mención o recuerdo, tanto para bien como para mal. Por ello, en esta galería recopilamos algunas de las anécdotas más curiosas que nos han dejado las elecciones de Estados Unidos.
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El día de la votación
La decisión de establecer el día de la votación presidencial en un martes de noviembre se tomó en 1845 y se hizo por motivos logísticos: los agricultores y granjeros que vivían en el campo necesitaban un día para viajar hasta las ciudades y pueblos donde se pudiese votar pero este no podía ser un domingo, ya que este era un día de descanso y para ir a misa.
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Washington, presidente unánime
George Washington, quien fuese nombrado comandante en jefe del Ejército continental y a quien se encargó dirigir la lucha contra los británicos durante la Guerra de Independencia, poseía tal fama y popularidad que fue elegido como primer presidente de los Estados Unidos en 1789 de manera unánime. Nadie se presentó contra él y los otros candidatos, John Adams y Thomas Jefferson, lo hicieron directamente para el puesto de vicepresidente.Para asegurar todavía más la victoria, George Washington gastó todo el presupuesto de su campaña electoral en la compra de 160 galones (más de seiscientos litros) de alcohol que repartió entre sus votantes.
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A mano alzada
Las primeras elecciones de los Estados Unidos se hacían a mano alzada en un lugar público. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando los estados comenzaron a exigir el uso de urnas y papeletas, aunque el voto era público y eran los propios partidos quienes tenían que llevar sus urnas para el recuento. En 1888, Massachusetts se convirtió en el primer estado que estableció el voto secreto en todas sus elecciones. Para 1891, el país entero había adoptado esta medida.
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Requisitos para ser candidato
Según el Artículo II, Sección I, Cláusula 5 de la Constitución de Estados Unidos, los tres únicos requisitos para poder ser candidato a la presidencia son tener al menos 35 años, haber vivido un mínimo de catorce años en los Estados Unidos y ser considerado ciudadano estadounidense por nacimiento. Resulta curioso saber que el primer presidente que cumplió los tres requisitos fue Martin Van Buren, que alcanzó la presidencia en 1837. Hasta entonces, todos los candidatos previos habían nacido como súbditos británicos.
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Votos negados
Los Estados Unidos se promocionaban como el país de las libertades pero no todo el mundo podía votar. El sistema de sufragio censitario era bastante restrictivo, reduciéndose en un principio a varones mayores de 21 años, blancos y propietarios de tierras. El espectro de votantes se iría ampliando poco a poco y no con pocos problemas: en 1870 se permitió votar a los afroamericanos (aunque este derecho no llegó a ser efectivo en muchos estados hasta la década de 1960), en 1887 se autorizó a los nativos americanos siempre que se desvincularan de sus tribus y en 1920 se concedió el voto a las mujeres, aunque lo introducían en una urna distinta a la de los hombres.
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Mujeres en la carrera presidencial
Si bien es cierto que Hillary Clinton fue la primera mujer en ser candidata presidencial de uno de los dos partidos mayoritarios (Demócrata y Republicano), ha habido muchos antecedentes a lo largo de los años. En total se han presentado más de 200 mujeres a la presidencia de Estados Unidos y la primera fue Victoria Woodhull, líder de las sufragistas que lo hizo cuando las mujeres no podían votar.
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Frenología y astrología
Además del programa electoral y su vida privada, los medios se han interesado por toda clase de aspectos de los candidatos a la presidencia. En 1884 se publicó un análisis frenológico (teoría pseudocientífica que defendía que se podía determinar la personalidad y las conductas criminales a partir de la forma del cráneo y de los rasgos) de los candidatos Grover Cleveland y James G. Blaine. En 1860, una revista confió en la astrología y el horóscopo para predecir las posibilidades de éxito o derrota de los candidatos.
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Un candidato entre rejas
En las elecciones de 1920 hubo un candidato que se presentó a la presidencia aun estando en prisión. Se trataba de Eugene V. Debs, presidente del Partido Socialista de Estados Unidos que fue encarcelado por alteración del orden público y criticar al gobierno y su participación en la Gran Guerra. Debs se promocionó como ‘Convicto nº 9653’ durante la campaña y consiguió casi un millón de votos.
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Regalitos durante la campaña
El merchandising que producen las campañas electorales es amplio y un tanto confuso. Va mucho más allá de las chapas, las gorras y las camisetas y nos ha dejado algunos productos calificables de, como poco, curiosos. Richard Nixon repartía puros de chicle para los hijos de sus votantes y Obama tenía incluso abrigos para perros con su nombre. Incluso se produjeron figuritas de cerámica que intentaban ridiculizar las aspiraciones electorales de las mujeres.
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Un mal slogan
Obama popularizó el ‘Yes, we can’ y le fue muy bien pero ha habido otros casos en los que los slogans de los candidatos no han sido tan acertados. El lema del candidato Al Smith para la campaña de 1928 pretendía demostrar que el demócrata estaba en contra de la Ley Seca y, para dejarlo claro, creó carteles y chapas con la frase ‘Vota por Al Smith y haz realidad tus sueños húmedos’. Mal ahí, Al.
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'Dewey defeats Truman'
El 3 de noviembre de 1948, el periódico Chicago Tribune distribuyó sus ejemplares del día con el siguiente titular en portada: ‘Dewey derrota a Truman’. La primera plana hacía referencia a las elecciones que se habían celebrado ese día y en las que el periódico siempre se había mostrado a favor del candidato demócrata. ¿Dónde estaba el problema? Pues en que los resultados todavía no se conocían y, al final, el que ganó fue Truman. Cuando quisieron corregir el fallo ya había periódicos con el titular erróneo en circulación y el nuevo presidente de los Estados Unidos no dudó en posar muy feliz con la portada que había pronosticado su derrota.
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Primer debate electoral televisado
El 26 de septiembre d e1960 tuvo lugar el primer debate electoral televisado de la historia. Los protagonistas fueron John F. Kennedy, candidato demócrata, y Richard Nixon por el lado republicano. La novedad que suponía este uso de la televisión en política atrajo la mirada de unas 60 millones de personas cuyo voto se vio influido por la apariencia y la comunicación no verbal de los candidatos. Una encuesta posterior demostró que quienes vieron el debate en televisión daban la victoria a Kennedy mientras que quienes lo oyeron por la radio se la daban a Nixon. Las urnas también le dieron la victoria al demócrata.
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Bajo porcentaje de votantes
Estados Unidos es uno de los llamados ‘países desarrollados’ con el porcentaje de participación electoral más bajo del mundo. En los mejores casos, la cifra ronda el 60% de participación respecto a los inscritos en el censo electoral.
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Insultos, un arma recurrente
Aunque el uso abusivo que Donald Trump hace de las descalificaciones e insultos contra sus rivales (tanto en la campaña de 2016 como en la de 2020) podría hacernos pensar que es algo nuevo, lo cierto es que no es el primero que falta el respeto a los otros candidatos. Thomas Jefferson dijo de John Adams que era ‘un hermafrodita que carecía de la fuerza y la firmeza de un hombre y de la bondad y la sensibilidad de una mujer’, a lo que el otro candidato respondió llamándolo ‘idiota despreciable’. En las elecciones de 1828, Andrew Jackson dijo de John Quincy que era ‘un chulo’ y él insinuó que la esposa de Jackson le engañaba con cualquiera y que su madre era una prostituta.
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