Se entiende por adicción aquella dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el propio equilibrio psíquico del individuo, así como la afición extrema a alguien o algo. En este caso, la adicción al sexo, también conocida “donjuanismo”, tiende por norma general a practicar sexo perentorio y es un tipo de dependencia que hemos visto en muchos personajes a lo largo de la historia.
La conducta se realiza de forma repetitiva y con frecuencia tiene una naturaleza compulsiva. Siempre con un único objetivo: practicar sexo. Como se produce una activación directa general del sistema de recompensa cerebral, ha podido llegar a socavar la voluntad de reyes que han descuidado incluso su mandato por tener que obedecer a esos impulsos completamente incontrolables.
Si a eso le sumamos una personalidad con poco autocontrol, tenemos a un monarca más predispuesto o inclinado a desarrollar una posible adicción al sexo.
¿Qué provoca que una persona se vuelva adicta al sexo? Sea noble o no, las causas son muy variadas pero todas ellas tienen aspectos en común como por ejemplo, formar parte de una familia desestructuada o problemática, haber sufrido abusos en la infancia o incluso la propia personalidad del rey o reina marca el camino al desarrollo de este tipo de adicción.
Muchos famosos de nuestra época actual han afirmado haber luchado contra la adicción sexual y, según la Asociación Estadounidense para el Matrimonio y la Terapia Familiar, muchos de ellos han perdido sus matrimonios por las tentaciones que les ofrece su intensa vida. Tal es el caso de personajes como el rapero Kanye West, el actor Colin Farrell, el también actor Michael Douglas, el humorista y actor Russell Brand, la cantante y modelo Lindsay Lohan, el actor Rob Lowe, la modelo y actriz Amber Smith o el actor David Duchovny.
Sin embargo, la historia está plagada de monarcas que han sentido este apetito sexual desmedido que fue reconocido como trastorno mental en 1983 y que puede venir acompañado de conflictos neuróticos, fobia social, trastorno obsesivo compulsivo, estructuras masoquistas, ansiedad, manipulación, baja empatía y personalidad narcisista o depresión.
Hoy nos centramos en ellos.
Rey Salomón
El tercer y último monarca del reino unido de Israel no solo era un hombre sabio; también era adicto al sexo. Salomón reinó durante cuarenta años durante los cuales, según el Antiguo Testamento, "amó a muchas mujeres extrañas", incluidas 700 esposas y hasta 300 amantes. 1.000 mujeres en 40 años, con un promedio de poco más de dos semanas para cada una de las féminas, desde el noviazgo hasta el matrimonio, pasando por la luna de miel y la búsqueda de la siguiente consorte. Sin duda, tuvo una vida sexual muy ocupada.
Ramsés II
El gran faraón de Egipto, adorado como un dios, tenía que mantener la línea de sangre como tal, lo más pura posible, por lo que se fomentaba el sexo con parientes cercanos. El tercer rey de la decimonovena dinastía de Egipto, tuvo el segundo reinado más largo de la historia egipcia. Tuvo dos esposas "principales" y luego se casó con su hermana menor Henutmire y las tres mayores de sus cuatro hijas, Bin-tameth, Meritamen y Nebettawi. Pero su deseo sexual no quedaba aquí: más de doscientas concubinas pasaron por su lecho, con las que engendró 96 hijos y 60 hijas.
Calígula
El famoso emperador de Roma es un hedonista conocido. Además de casarse con cuatro mujeres y casi acostarse con sus hermanas, Calígula era conocido por seducir a las esposas de los senadores justo en frente de ellos, llevar prostitutas a casa y tener aventuras con actores de pantomima (específicamente con alguien llamado Mnester). Es uno de los emperadores romanos que peor fama ha cosechado. Según el historiador Suetonio, Calígula “practicaba el incesto con todas sus hermanas y las hacía sentar consigo a la mesa en el mismo lecho, mientras su esposa ocupaba otro".
Nerón
Nerón no solo se ganó la reputación inmerecida como pirómano, sino también como un desviado incestuoso. Sus supuestas travesuras sexuales con su madre Agrippina le otorgaron un sitio en la historia entre los personajes más depravados. Su madre, le instruía a menudo en los placeres de la carne pero, finalmente, el emperador romano acabó ordenando el asesinato de su progenitora. Nerón era un excéntrico a nivel sexual (y a todos los niveles en general). Aparte de sus esposas, fue el primer emperador romano en casarse con otro hombre (Esporo). Amante de las orgías que podían durar hasta una semana, destacaba por ser insaciable y excéntrico.
Heliogábalo
Emperador de la dinastía Severa que reinó desde 218 hasta 222, fue el primer transexual de la historia. Su breve reinado se destacó por el escándalo sexual extremo. Fue un personaje muy excéntrico que ejercía la prostitución y castraba a sus amantes. Su abanico de perversiones sexuales no tenía límite o, más bien, los rebasaba todos. Escogía amantes atractivos y con miembros grandes, a los que designaba para altos cargos imperiales algo que, lógicamente, no sentaba nada bien a los senadores. Su apetito era el mismo tanto por mujeres como por hombres. Se casó con ellos y con ellas. Se vestía como las meretrices y daba consejos a las mujeres sobre cómo ser más hábiles en las artes amatorias. Le encantaba maquillarse e incluso pidió a los médicos que investigaran si era médicamente posible someterse a un cambio de sexo.
Tiberio
Otro emperador romano repleto de perversiones. Según el historiador Suetonio, Tiberio mandó construir una villa en Capri con el objetivo de albergar lo más profundos deseos sexuales. Allí tenían lugar todo tipo de prácticas sexuales sadomasoquistas y pederastas. "Un grupo elegido de muchachas, de jóvenes y de disolutos, inventores de placeres monstruosos, y a los que llamaba sus maestros de voluptuosidad, formaban allí entre sí una triple cadena, y entrelazados de este modo se prostituían en su presencia para despertar, por medio de este espectáculo, sus estragados deseos", escribió el historiador romano. Así, les obligaba a copular en filas de tres mientras él observaba la escena. También, según Suetonio, “había adiestrado a niños de tierna edad, a los que llamaba pececillos, a que jugasen entre sus piernas en el baño, excitándole con la lengua y los dientes”.
Carlos II de Inglaterra
Mujeriego es el adjetivo que mejor le sienta a este monarca. El rey Carlos II, que gobernó Inglaterra desde 1660 hasta su muerte en 1685, recibió el apodo de "Viejo Rowley" en honor a un viejo caballo de carreras que se convirtió en un famoso semental. También era conocido como el "Feliz Monarca" y, según parece, su vida sexual estuvo a la altura de tales apelativos. A pesar de que durante su reinado tuvo lugar el gran incendio de Londres o la gran plaga, sus prioridades eran más... mundanas. Carlos II era adicto al sexo y por ello, tuvo una sucesión interminable de amantes mientras estuvo casado con la reina Catalina de Braganza. Una de sus amantes favoritas fue Barbara Villiers, quien dio a luz a seis de sus hijos, que aceptó como propios. Por desgracia la reina Catalina nunca logró engendrar ni un solo un heredero pues sufrió tres abortos espontáneos. De entre todas sus amantes, el rey tuvo hasta 14 hijos. Para él, este séquito de amantes era una expresión de virilidad.
Felipe V de España
El Animoso, el primer monarca borbónico de España, fue un niño malcriado en Versalles que fingía su propia muerte, deliraba creyendo que era una rana y mostraba una palpable adicción al sexo. Su afición por el sexo era desmedida. Se entregaba al desenfreno y no podía pasar ni un solo día sin practicarlo. De hecho, los que le rodeaban afirmaban que la lujuria dominaba al rey y que dominaba toda clase de posturas y técnicas amatorias. Se hizo adicto al orgasmo múltiple, por lo que practicaba el onanismo sin parar. Había días que no salía de su habitación. Luego, se confesaba por su sentimiento de culpa y remordimiento. Lo curioso es que se mantuvo en el trono hasta 46 años, el reinado más largo de España.
Juan V de Portugal
La combinación del catolicismo y el sexo conforman el sello de identidad de este rey de Portugal, que reinó entre 1706 y 1750. Solía acostarse con monjas, normalmente con miembros del Convento de Odivelas, por lo que nacieron varios hijos ilegítimos, conocidos como "los hijos de Palhava", en honor al palacio de Lisboa donde crecieron.
Alfonso XIII de España
Gracias a su poder, pudo mantener todas las relaciones sexuales que deseaba y, de nuevo, estar casado no era ningún impedimento para protagonizar todos los escenarios sexuales posibles. Eso sí, sus amantes tenían que comulgar con su profunda halitosis, algo que probablemente no fuese del agrado de ninguna de ellas. Además, Alfonso XIII de Borbón se convirtió en el primer gran promotor de cine porno en España. De hecho, la Filmoteca Valenciana custodia en sus archivos tres cintas pornográficas encargadas por el monarca a principios del siglo XX. Son las únicas que se conservan de su vasta colección erótica. Son películas mudas, en blanco y negro y con contenido pornográfico increíblemente explícito.
Enrique I de Inglaterra
Rey de Inglaterra entre 1100-1135 su apetito sexual era tal que dejó más de 20 hijos ilegítimos. Enrique I solo se casó dos veces en su vida, primero con Matilda de Escocia y luego, después de su muerte, con Adeliza de Lovaina. Tuvo dos hijos con Matilda y ninguno con Adeliza. Pero, como vemos, su linaje estaba más que asegurado gracias a numerosos romances con mujeres fértiles. Una de sus amantes más longevas fue Sibyl Corbet.
Enrique IV de Francia
La fidelidad tampoco era una de las cualidades de este regente. Era conocido por deshacerse de sus ejércitos para ir a disfrutar de alguna de sus muchas amantes (como Charlotte de Sauve o Gabrielle d'Estrées). La gonorrea casi acaba con él. Es más, se cree que los reyes Francisco I y Enrique III de Francia, así como el emperador Carlos V, padecieron esta enfermedad.
Qianfei de China
El emperador Qianfei de la dinastía Liu Song no solo destacó por un reinado breve y sanguinario. También encontraba en el sexo un pasatiempo singular. Dormía con su tía y la mantenía como concubina. Hacía que las princesas imperiales participaran en orgías bajo pena de que mataran a sus hijos e incluso a las damas de compañía solía ordenarles participar en juegos de "persecución de besos" desnudos. Lo curioso es que este adicto al sexo sediento de sangre fue asesinado en una ceremonia de “asesinato de fantasmas”.
Eduardo VII de Reino Unido
Reinó de 1901 a 1910 y muchos lo llamaban el “rey playboy”. Banquetes, juergas, orgías... todo parecía ser poco para este monarca que diseñó un instrumento para mantener relaciones sexuales con más de una mujer a la vez. Se trataba de un “sillón del amor”, o más bien, un sillón sexual que, recostado sobre él, podía satisfacer a dos mujeres al mismo tiempo (el sillón sexual forma parte de la colección del Museo de Orsay, en París). Sus amantes fueron incontables y sus coqueteos sexuales aún más. Entre sus amantes se encontraban la bella actriz Lilly Langtry, así como a Jennie Jerome (quien más tarde se convirtió en la madre de Winston Churchill). Su última amante "oficial" fue Alice Keppel, a quien conoció por primera vez en 1898.
Augusto II de Polonia
Apodado "el Hércules sajón" y "Mano de hierro" este rey ocupa un lugar destacado en esta lista pues engendró aproximadamente 365 hijos bastardos y un heredero legítimo. Sus amantes son incontables por lo que es complicado tener el número exacto de hijos no legítimos. Y, al parecer, se acostó con al menos una de sus propias hijas. Su esposa Eberdine sentía vergüenza de la escandalosa vida sexual de su marido, por lo que se negó a poner un pie en Polonia durante los años que duró su reinado.
Enrique VIII de Inglaterra
El segundo monarca de la casa Tudor, Enrique VIII se casó seis veces y, por supuesto, también fue un rey muy mujeriego. Se acostó con la hermana de su segunda esposa, María Bolena y es posible que algún o algunos hijos fueran suyos. Antes de eso, se convivió con Elizabeth Blount, quien se quedó embarazada de un hijo, Henry Fitzroy, a quien el rey reconoció. Según el historiador Kelly Hart, el rey tuvo al menos 12 amantes o más.
Luis XV
Los reyes borbones de Francia eran conocidos por su incansable vida sexual, pero la de Luis XV fue la más asombrosa de todas. Su burdel personal era colosal, dispuesto para atender las necesidades de un solo hombre con gran apetito sexual y estaba 'abastecido' con un suministro constante de féminas, pero también se inclinaba por las más pequeñas, apenas desde los 14 años. El motivo era igualmente grotesco: pensaba que si mantenía relaciones sexuales con mujeres muy jóvenes reducía el riesgo de contraer alguna infección.
Fatafehi Paulah
El capitán James Cooke, en su tercer viaje en 1777, visitó la isla de Tonga en el Pacífico, donde conoció al rey Fatafehi Paulah, trigésimo sexto gobernante de la dinastía Tu'i Tonga. El rey, un robusto octogenario, informó a Cook que era su deber real desflorar a todas las doncellas de la isla. Aparentemente, su apretada agenda requería que actuara entre ocho y diez veces al día, todos los días de la semana, y nunca se habría acostado dos veces con la misma mujer. Se estima que, teniendo en cuenta las vacaciones y la enfermedad, el rey Fatafehi Paulah habría mantenido relaciones sexuales con aproximadamente treinta y siete mil ochocientas vírgenes durante su reinado.
Guillermo IV de Reino Unido
El último monarca Hannoveriano de Gran Bretaña, o "cabeza de piña" como se le conocía, gracias a su cabeza de forma extraña, fue un hombre un tanto peculiar en cuanto a hábitos sexuales. Guillermo IV tuvo diez hijos ilegítimos, cinco hijos y cinco hijas, de su amante, la actriz irlandesa Dorothea Jordan, y uno de una prostituta londinense, Polly Finch.
King Ibn-Saud (1876-1953)
El primer monarca gobernante de Arabia Saudita supuestamente se acostó con tres mujeres diferentes todas las noches desde los 11 años hasta su muerte en 1953, aunque se dice que tuvo una noche libre durante las batallas. Se estima que tuvo 42 hijos y 125 hijas de 22 esposas, uniéndose con ello a más de 30 tribus. Gracias al padre fundador, hoy hay unos 20.000 príncipes sauditas.
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