Todo comenzó en 1939. Ese año terminaba en España la Guerra Civil española con una clara derrota del bando republicano, el exilio de sus más altos cargos y la instauración de un nuevo modelo de gobierno encabezado por el líder del bando nacional, Francisco Franco Bahamonde. Entre las penurias de la guerra, la incertidumbre de la reconstrucción de un país en ruinas y la sombra del hambre y la barbarie acechando, los españoles afrontaban una etapa autoritaria que definiría al país durante los siguientes 36 años.
A diferencia de lo que pasó en Alemania con Hitler o en Rusia como Stalin, el franquismo no parecía tener una línea ideológica en la que basarse ni unos objetivos específicos claros. El llamado Movimiento Nacional, el partido único que creó el régimen, reunía a las principales fuerzas que habían apoyado a Franco durante la guerra (derecha, falangistas, católicos, carlistas, monárquicos, mundo castrense) pero incluso ellos tenían sus diferencias internas. Es por esto que el franquismo basó su supervivencia en el respeto que todas estas “familias” profesaban por Franco. Él era la pieza clave de la dictadura, la autoridad que conseguía aunar al resto de fuerzas y reorganizar el funcionamiento del país con el fin de que su sistema autoritario y personalista sobreviviera. Son muchos los historiadores que coinciden en señalar que la principal razón por la que el franquismo se mantuvo a flote tanto tiempo fue la capacidad que tenía para adaptarse a las circunstancias, buscando siempre las que fueran más favorables.
Es lógico decir que, en más de tres décadas, la dictadura no fue siempre estable e igual en todos sus tramos. Si bien aspectos como el control paternalista del estado, la falta de libertades propias de una democracia (de lo que Franco presumía ser) y el uso de la represión para silenciar voces molestas son constantes, hay muchas otras características que van cambiando. Los años de escasez de la posguerra y su postura claramente profascista dieron paso a un lavado de cara con la religión católica como estrella invitada. Después vino el “milagro económico” y sus cambios a nivel social y por último la agitación y el rechazo que precedieron a la caída. Cuando Franco murió el 20 de noviembre de 1975, todo lo que había construido en 36 años se desvaneció en menos de un lustro.
En esta galería recopilamos las características más importantes y los momentos clave de la dictadura franquista.
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Terminada la guerra...
El 1 de abril de 1939, tras tres años de lucha fratricida, Francisco Franco retransmitió a todo el país el último parte de la Guerra Civil española (“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo…”) con el que se anunciaba la victoria del bando nacional y el final de la etapa republicana en España. Ese día se instauraba en el país un nuevo sistema autoritario centrado en el mando y la persona de Franco que se mantendría en el poder durante más de tres décadas, remodelándose siempre que fuera necesario con tal de asegurar su propia supervivencia.
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Los principios del Movimiento
Durante la contienda, el bando nacional había hecho de su insurrección una “Cruzada” por la defensa del catolicismo y contra el peligro rojo. Aunque el régimen fue variando sus fundamentos según interesara siempre defendió aspectos como el anticomunismo, el promilitarismo, la unidad más exacerbada de España y su glorioso pasado, el tradicionalismo y la religión católica como fe verdadera.
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Las familias del franquismo
Si bien Franco era el líder indiscutible del nuevo estado que había nacido en España, no podía gobernar solo. La dictadura se sustentó en una serie de grupos o familias que habían mostrado su simpatía a la causa ya durante la guerra y que ahora se veían recompensadas. En 1937 se hizo público el Decreto de Unificación por el que Franco agrupaba a todos sus aliados bajo el único partido legal (Falange Española y de las JONS o Movimiento Nacional) en el que estaban falangistas, monárquicos, tecnócratas, carlistas, franquistas puros (los que solo seguían al caudillo), el Ejército y la Iglesia Católica.
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Democracia orgánica
Este término se popularizó como justificación del régimen para presentarse a sus ciudadanos y al resto del mundo como un estado democrático y de derecho. El régimen defendía que España era una democracia verdadera en la que se había eliminado todo aquello que la hacía mala o que entorpecía su funcionamiento (como el pluralismo político, por ejemplo) y facilitaba la participación de los españoles a través de sus “entidades naturales”: familia, municipio y sindicato; todas ellas controladas por la dictadura.
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Las siete leyes fundamentales
España careció de constitución durante el franquismo. En su lugar, reacio como era a legislar en exceso no fuese a limitar su poder, Franco promulgó una serie de leyes a lo largo de toda la dictadura que regular la situación según conviniese. Las llamadas leyes fundamentales del franquismo fueron el Fuero del Trabajo (1938), la Ley Constitutiva de las Cortes (1942), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Referéndum (1945), la Ley de Sucesión (1947), la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y la Ley Orgánica del Estado (1966).
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De la posguerra y los años del hambre
España quedó destrozada tras la guerra civil, tanto económicamente como a nivel de infraestructura. El régimen franquista aplicó una dura política intervencionista sobre el sector agrícola que provocó una bajada en la producción y escasez de alimentos en todo el país; eran los conocidos ‘años del hambre’. El gobierno tuvo que implantar un sistema de cartillas de racionamiento desde 1939 pero a su vez surgió una economía sumergida y un mercado negro que hizo que los bienes y productos de España se repartieran de forma poco o nada equitativa.
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La represión como arma
Franco había ganado la guerra y la mayoría de los líderes de la izquierda se habían exiliado, pero eso no significaba que no hubiera opositores dentro del régimen que resultaran molestos. La dictadura franquista hizo de la represión un arma para defender sus intereses a lo largo de los 36 años que se mantuvo, perdiendo intensidad con el tiempo pero manteniéndose siempre a mano (los últimos fueron fusilados en 1975).El franquismo se basó en leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas, la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo o la Ley de Bandidaje y Terrorismo y empleó la cárcel, la tortura, los trabajos forzados, los asesinatos clandestinos y las depuraciones como método habitual. Hubo más de 80 000 trabajadores depurados solo en el sector ferroviario y se estima que, en total, la dictadura fusiló a entre 120 000 y 150 000 personas.
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La etapa azul
Si bien en todos los gobiernos del franquismo había miembros de todas las familias, solía haber una que destacaba sobre las demás. La primera etapa estuvo caracterizada por el predominio de Falange y la figura de Ramón Serrano Súñer, el Cuñadísimo. El bando nacional había recibido la ayuda de Italia y Alemania durante la Guerra Civil y las aplastantes victorias que Hitler consiguió durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial llevaron a Franco a querer acercarse al Führer y mostrarle su simpatía.En 1940 España pasó de la neutralidad a la no beligerancia, Franco se reunió con Hitler en Hendaya y al año siguiente se creó la División Azul. Sin embargo, las derrotas sufridas en el frente ruso y la entrada de los Estados Unidos en la contienda eran señal de que las tornas habían cambado. Franco volvió a la neutralidad en 1943 e intentó disimular las claras tendencias fascistas que su régimen había adoptado en sus primeros momentos.
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El modelo autárquico
En un momento en el que la industria necesitaba reconstruirse y había escasez generalizada, el régimen franquista decidió que la mejor opción era implantar un modelo autárquico en el que España pudiera ser autosuficiente y no depender de las importaciones. El estado impulsó la nacionalización de varias empresas (RENFE, IBERIA, ENDESA), la actuación estatal sobre la industria se orquestó en base a intereses principalmente militares y se controló de manera estricta la reglamentación de las relaciones económicas con el exterior. Esto, sumado a la falta de ayudas y créditos extranjeros, hizo que la economía española viviera una recuperación mucho más lenta e irregular y condujo al régimen a tomar la única decisión posible: aceptar que la autarquía no había funcionado.
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Nacional-catolicismo por bandera
La derrota del Eje en 1945 dejaba a España en una situación complicada y la respuesta internacional no tardó en llegar (al año siguiente la ONU prohibía el ingreso de España en la organización y recomendaba la salida de las embajadas). El régimen afrontaba su primera gran crisis y Franco decidió que debía disimular su pasado fascista e intentar camuflarlo bajo otros aspectos más agradables. Falange perdió gran parte de su poder y en su lugar entraron en escena los católicos de la Asociación Católica de Propagandistas (ACNP). El Generalísimo quiso hacer ver al resto del mundo que era un defensor sincero de la fe católica y de la lucha contra el comunismo. Esta etapa duraría hasta 1957 y, a la larga, demostraría dar sus frutos.
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'Bienvenido, Mr. Marshall'
La década de los 50 dejó atrás la lucha contra el fascismo de la Segunda Guerra Mundial y trajo las tensiones propias de la Guerra Fría. Buscando nuevos aliados en Europa y sabedor del ferviente anticomunismo de Franco, Estados Unidos realizó una aproximación paulatina al país ibérico que cambiaría radicalmente la situación para el régimen. España pudo beneficiarse de las ayudas del Plan Marshall, consiguió que las embajadas volvieran en 1951, ingresó en la ONU en 1955 y firmó el Concordato con la Santa Sede y el Acuerdo hispano-norteamericano en 1953. La visita del presidente Dwight Eisenhower a España en 1959 demostraba que Estados Unidos y sus aliados ya no veían a España como una dictadura (o al menos habían decidido tolerarla).
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El contubernio judeo-masónico comunista
No era una táctica novedosa pero sí eficaz. A lo largo de toda la dictadura, Franco utilizó la excusa de una supuesta conspiración o “contubernio judeo-masónico y comunista”, como él lo llamaba, para explicar cualquier problema o mal que existiera en el mundo moderno. El anticomunismo de Franco era de sobra conocido pero resultó que la masonería era todavía más odiada por el hombrecillo. El Servicio de Información Militar contaba con una sección antimasónica dirigida por el clérigo Juan Tusquets.
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Los pantanos del tío Paco
Los grandes actos públicos y las colosales obras megalómanas fueron dos de las formas de propaganda más utilizadas por el régimen. Entre todas ellas una de las más recordadas es la de los muchos pantanos que se construyeron en España durante el franquismo, hasta el punto de que en la actualidad es una referencia recurrente. Franco hablaba de sequía para escudarse por la lenta recuperación económica que vivía el país y en parte por ello decidió emprender la tarea de construir los famosos pantanos.Aunque el régimen y los nostálgicos defendieron la autoría absoluta del dictador, lo cierto es que la construcción de los pantanos se había establecido en 1933 a través del Plan Badajoz y comenzó a llevarse a cabo bajo la supervisión del ministro de Industria Indalecio Prieto.
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Llegan los tecnócratas
En febrero de 1956, un enfrentamiento entre estudiantes y falangistas demostró el agotamiento de los católicos en el gobierno. Dado que la economía española parecía despertar, Franco optó por crear un nuevo gobierno encabezado por los tecnócratas (especialistas en una materia) del Opus Dei. Durante esta época se produciría la apertura de España al resto del mundo, su aproximación a la comunidad europea y a los Estados Unidos y una estabilización económica que supondría ciertas mejoras para la población. En 1957 los ministros Ullastres y Navarro Rubio promovieron el Plan de Estabilización Económica.Los tecnócratas tuvieron que enfrentarse a los inmovilistas, los sectores más duros del franquismo que buscaban mantener la dictadura tal y como estaba, y los aperturistas, que creían que la supervivencia del régimen solo se conseguiría si este evolucionaba. Las disputas internas de las familias explotaron en 1969, cuando un caso de corrupción derribó a los tecnócratas.
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Spain is different
Una vez comprendido que la autarquía y el aislacionismo no funcionaban, España se embarcó en la difícil misión de convencer a sus vecinos que tenía algo que ofrecerles y era un país distinto de ese al que habían vetado de la ONU en 1946. Entre otras coas cosas, lo consiguió gracias al turismo y el cine. Bajo el slogan ‘Spain is different’, España se presentó al resto de Europa como un lugar acogedor, interesante y barato en el que disfrutar de buena comida y unas playas de ensueño. Por otra parte, las facilidades que se concedían llamaron la atención de los estudios de Hollywood e hicieron de España el escenario de películas como El Cid (1961), Lawrence de Arabia (1962), Cleopatra (1963) o Doctor Zhivago (1965). Casi todos los westerns (incluyendo El bueno, el feo y el malo) se rodaron en el desierto de Almería.
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El crecimiento de la clase media
El abandono del modelo autárquico y la entrada de capital exterior cambiaron el panorama español. La agricultura perdió importancia y el país vivió un éxodo rural que trasladó al grueso de la población activa a las grandes ciudades o a otros países como Suiza y Alemania. La bonanza económica de los 60 trajo un aumento demográfico conocido como el baby boom, la presencia femenina en el mercado laboral creció y apareció una clase media fuerte cuyos estándares de vida no tenían nada que ver con la de la generación anterior.Aunque en España llegó tarde, el país siguió los pasos de otros países europeos y a la recuperación económica le siguió una nueva concepción consumista de la sociedad. El ejemplo más claro y recurrente es el del mítico SEAT 600.
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Intentos aperturistas
Conforme fueron pasando los años y el recuerdo de la guerra y el hambre quedaba atrás, nuevas voces críticas con el régimen aparecieron por toda España. Siendo conscientes de que los tiempos estaban cambiando y que el negarse a aceptar la nueva realidad podría suponer el final abrupto del régimen, hubo quien intentó llevar las reformas un poco más lejos a través de políticas aperturistas con las que responder a las reclamaciones populares. Puede que la más conocida sea la Ley de Prensa e Imprenta de 1966 (Ley Fraga), con la que se abrían nuevos y muy estrechos caminos por los que la prensa podría trabajar con mayor independencia pero que no eliminaba la censura y el control.Prácticamente cualquier intento aperturista que hubiera acababa encontrándose con el núcleo duro del franquismo y fracasando.
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Problemas en África
Como pasaría en Inglaterra o Francia, la España franquista tuvo que hacer frente a los procesos de independencia de las últimas colonias que le quedaban. Marruecos se separó de España en 1956 e incorporó Ifni a su territorio en 1969. Guinea Ecuatorial, por su parte, logró su independencia en 1968. Franco consiguió mantener en su poder el llamado Sáhara Español (Occidental) hasta noviembre de 1975, cuando el gobierno marroquí llevó a cabo la Marcha Verde y forzó a España a cedérselo. Según documentos desclasificados recientemente, ambas naciones habían llegado a un acuerdo y la marcha fue una pantomima.
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Los últimos años de la dictadura
Llegaron los 70 y la situación empezó a ser incontrolable para el régimen. El mundo entero estaba viviendo un momento de agitación política y social al que España no dudó en unirse. Trabajadores y estudiantes aumentaron las protestas contra la dictadura e incluso determinados sectores de grupos simpatizantes decidieron unirse a las protestas. En ese contexto llega la crisis del petróleo de 1973 y la economía se resiente, llevando la tensión a nuevos niveles.Franco, anciano y cada vez más débil, nombra presidente a Luis Carrero Blanco pero ese mismo año es asesinado en un atentado de la banda terrorista ETA. Su sucesor, Carlos Arias Navarro, llevó a cabo un breve intento de aperturismo conocido como el "espíritu del 12 de febrero" cortado de raíz por los inmovilistas. El régimen estaba herido de muerte.
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El sucesor que salió rana
La Ley de Sucesión de 1947 establecía que Franco era el Jefe del Estado vitalicio del reino (sin rey) de España y que sería él quien elegiría a un sucesor. El poco aprecio que se profesaban el dictador y Juan de Borbón, heredero de Alfonso XIII, hicieron que en 1969 se eligiera al entonces príncipe Juan Carlos como la persona destinada a defender la continuación del régimen. Franco creía que, con su decisión, lo dejaba todo “atado y bien atado” pero el tiempo demostraría lo equivocado que estaba.
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El régimen implosiona
Francisco Franco Bahamonde, “caudillo de España por la gracia de Dios”, murió oficialmente el 20 de noviembre de 1975. Con el dictador enterrado, se vio que el sistema entero se tambaleaba sin la figura que había conseguido someter a toda la sociedad y mantener el equilibrio entre las familias. España pedía un cambio y la movilización para lograrlo llegó casi de inmediato. Mientras las manifestaciones y huelgas tomaban las calles de todo el país, Juan Carlos I forzaba la dimisión de Arias Navarro y ponía al frente del gobierno a Adolfo Suárez que lideraría la reconversión hacia la democracia.El régimen franquista cayó de hecho en diciembre de 1976, cuando las Cortes franquistas aprobaron la Ley para la Reforma Política. Basándose en los juegos legales del régimen, esta ley desmontaba el sistema del franquismo desde dentro y abría las puertas a la instauración de un modelo democrático. Al año siguiente se legalizarían el resto de partidos (incluyendo el Partido Comunista Español) y se convocarían elecciones a Cortes Constituyentes.
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Oposición interna y externa
Al franquismo no le faltaron enemigos desde su aparición hasta su final. En un primer momento tuvieron que hacer frente a las acciones clandestinas de partidos de izquierda y sindicatos (PSOE, CNT, UGT, PCE), a la presión de los monárquicos porque se reinstaurara la monarquía borbónica y a las denuncias provenientes de los representantes del gobierno republicano en el exilio. También se enfrentaron a los maquis, guerrilleros republicanos que actuaron como una especie de Resistance y continuaron la lucha en las montañas tras el final de la guerra civil. En 1944 llevaron a cabo una invasión desde el Valle de Arán que acabó en fracaso.Con el paso de los años la oposición social se hizo más fuerte. A las acciones que los partidos políticos clandestinos llevaban tanto dentro como fuera del país habría que sumar las protestas de los movimientos estudiantiles al más puro estilo de Mayo del 68. A finales de los 50 y primeros 60 nacieron asociaciones que optaron por la violencia y los atentados como método de lucha, siendo las más conocidas el GRAPO (Grupo Revolucionario Antifascista Primero de Octubre) y ETA. Durante los últimos años del franquismo la oposición llegó de asociaciones vinculadas con el régimen como Acción Católica.
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La cultura bajo el régimen
Al final de la Guerra Civil española fueron muchos los intelectuales y artistas que decidieron marcharse del país. La prensa, la educación y el arte quedaron sometidos a la censura del régimen y rápidamente se convirtieron en una forma de difundir sus principios ideológicos y su particular visión de España. Aunque la censura se relajaría ligeramente desde finales de los 60 se mantuvo mientras perduró la dictadura. Con todo, hubo gente como Luis Buñuel o el dibujante Antonio Fraguas (Forges) que supo colarse entre los barrotes y saltarse la censura sin que el franquismo se diera cuenta.