El 9 de noviembre de 1989 el mundo dejó de girar para los alemanes. Sus ruegos y quejas habían sido escuchados tras años de desprecio y, conteniendo la respiración, los berlineses decidieron acercarse a la frontera entre el este y el oeste de la ciudad para ver si la noticia era cierta. El Muro de Berlín estaba cayendo y la reconciliación de las dos Alemanias se aproximaba más que nunca en el último medio siglo. Esa noche se preparó el lienzo sobre el que se pintaría un nuevo mundo.
El Muro de Berlín fue desmantelado pero ni la sociedad ni el gobierno que surgió de la reunificación del país quisieron hacerlo desaparecer del todo. Más allá de los fragmentos de muro que se pueden encontrar en las tiendas de regalo, la ciudad de Berlín cuenta con un recordatorio del lugar que ocupaba el Muro y unos puntos concretos en los que la estructura de hormigón se conservó por el valor histórico y social que posee. El más destacado, y así lo demuestran el constante flujo de visitantes que lo recorren, es el East Side Gallery: algo más de 1 kilómetro del muro oriental que 118 artistas internacionales de 21 países convirtieron en una obra de arte única. Cada uno a su manera, reflejaron los acontecimientos que Alemania y el mundo acababan de vivir e intentaron dejar un mensaje para que las futuras generaciones no repitieran los errores del pasado a través de sus 106 murales.
Desde el histórico beso entre Honecker y Brézhnev, pasando por la reclamación de un mundo justo y en paz o un recordatorio a las víctimas que murieron intentando cruzar el Muro, el East Side Gallery se ha convertido en el punto de fusión perfecto entre el arte y la historia, tanto por lo representativo de sus motivos como por el soporte sobre el que están dibujados. Su atractivo turístico y el espíritu de cordialidad y esperanza que reina en la orilla del río Spree hacen de esta galería al aire libre una visita obligada para quienes conocen por primera vez Berlín y para los que ya la han recorrido antes.
Han pasado décadas desde la caída del Muro, pero el mensaje que aquellos que lo derribaron y volvieron a erigirlo como un símbolo internacional sigue resonando con la esperanza de que nos llegue y anime a luchar por un mundo mejor.
Imagen: iStock Photo.
¿Qué es el East Side Gallery?
El proyecto del East Side Gallery surgió nada más caer el Muro de Berlín, cuando artistas internacionales de 21 países distintos comenzaron a decorar los restos del lado occidental del Muro con murales en los que se plasmaban los acontecimientos recientes del siglo XX y se reforzaban valores como la libertad, la paz o la comprensión. El East Side Gallery está situado en el antiguo sector este, junto al río Spree, y cuenta con algo menos de 1,4 kilómetros de extensión por lo que es la galería de arte al aire libre más grande del mundo.
Imagen: Daniel Delgado
El grafiti como método de protesta
Protegiéndose en las sombras de la noche, de forma clandestina y llegando a poner en riesgo sus vidas fue como los berlineses empezaron a utilizar el Muro como soporte para transmitir al gobierno de la RDA su descontento. De hecho, en la historia son muchos los casos en los que el arte y la cultura se han alzado como altavoz de los oprimidos y escudo contra los opresores.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Dios mío, ayúdame a sobrevivir a este amor mortal’, Dimitrij Vrubel (1990)
La favorita de los turistas que pasean por la East Side Gallery y una de las imágenes más reconocibles de la Guerra Fría. Con este título, Vrubel se burla de la relación (política, por lo que sabemo) entre Erich Honecker y el ruso Leónidas Brézhnev con motivo de los 30 años de la RDA. Aunque la imagen del beso generó un gran revuelo en el bloque capitalista, este gesto era algo muy común en los países socialistas.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Muros internacionales’, Alexej Taranin (1990)
Con un estilo que bien podría incluirse en un libro infantil, Taranin plantea una situación muy interesante y que resulta especialmente apropiada para la ocasión. Cierto, el Muro de Berlín provocó la división de una ciudad y de un país entero durante años pero, por mucho que nos empeñemos en pintarlo todo de color de rosa, uno puede encontrar muros que nos separan en cualquier parte.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Test the Best (Test the Rest)’, Birgit Kinder (1990)
El Trabant es a la RDA lo que el SEAT 600 a la España de mediados de los 60. Era el coche por excelencia de la Alemania comunista (siendo el utilizado por la volkspolizei) y por eso resulta tan apropiado convertirlo en un arma de demolición contra el Muro.
Imagen: Daniel Delgado
‘You Can See Infinity’, Laszlo Erkel (Kentaur) (1990)
Un muro rojo en el que unos pequeños orificios, que parecen agujeros de bala, se convierten en ventanas hacia un cielo azul infinito. Y no hace falta más.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Homenaje a la generación joven’, Thierry Noir (1990)
Con su estilo tan particular, Thierry Noir hizo sin saberlo un icono del Muro de Berlín. El artista empezó a pintar en el Muro antes de su caída y cuando todavía era ilegal, lo que sumó puntos para que fuera invitado a participar en el proyecto de la East Side Gallery.
Imagen: Daniel Delgado
Sin título, Andrej Smolák (1990)
Un alegato indiscutible a la paz en el que un prisionero encerrado en una cárcel de ladrillos color sangre da paso a una paloma blanca que sujeta en su pico una cadena que, parece, estar floreciendo.
Imagen: Daniel Delgado.
Sin título, Lana Kim (1990)
¿Es la obra de Lana Kim, cuyo nombre completo es Youngran Kim-Hohlfeld, una burla a la represión soviética al insinuar que se colaban entre sus piernas al cruzar el Muro? Puede que sí, puede que no. Las interpretaciones pueden ser muchas pero el mural siempre es genial.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Curriculum Vitae’, Susanne Kunjappu (1990)
Imposible no sentir la dureza de esta imagen. Cada rosa homenajea a una de las 136 personas que murieron en el Muro o a causa de él y destaca la importancia que tuvieron las huidas de los berlineses del sector occidental para desacreditar al gobierno de la RDA y provocar la reunificación.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Dancing For freedom’, Jolly Kunjappu (1990)
El título concedido a esta obra lo dice todo. El mural de Jolly Kunjappu es un canto a la libertad, la paz y la conciliación entre todas las personas y los países.
Imagen: Daniel Delgado.
Sin título, Jens Hübner, Andreas Kämper (1990)
Una obra sin título que traslada al espectador la lucha de los berlineses, ya fuera saltando el Muro o protestando con una bandera ante este. El tono blanco y negro invita a pensar que lo que estamos viendo es algo del pasado.
Imagen: Daniel Delgado.
‘US Flag’, Peter Lorenz (1990)
Un mural en el que, si uno se lo propone, puede desgranar la situación vivida en Berlín durante la Guerra Fría. La estrella roja y la bandera estadounidense se alzan sobre la puerta de Brandemburgo y una ciudad de Berlín que se retuerce en formas extrañas. Pero tras ellas se encuentra la bandera de la Alemania reunificada que va ganando terreno frente a las dos superpotencias.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Sucedió en noviembre’, Kani Alavi (1990)
El diseño de Kani Alavi es uno de los más directos y simbólicos de todo el Muro. Sucedió en noviembre hace referencia a la propia caída del Muro de Berlín y en él se puede ver a un pueblo unido que, como una ola que golpea contra las rocas, consigue abrirse paso a través de la barrera que lo separaba del resto del mar (el resto de los alemanes).
Imagen: Flickr (Paul VanDerWerf).
‘El saltamuros’, Gabriel Heimler (1990)
Esta situación fue, para muchos berlineses, el día a día: poner en riesgo su propia vida para cruzar el Muro. El protagonista de la obra mira, curiosamente, hacia el lado del que acaba de escapar y en el que ha dejado a mucha gente atrás.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Sonic Malade’, Greta Ida Csatlòs (1990)
Una vorágine de elementos de la cultura pop tan icónicos como Batman y el Joker junto a referencias y figuras que se acercan al enfrentamiento entre Estados Unidos y la URSS.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Somos un pueblo’, Schamil Gimajew (1990)
Se trata de una de las imágenes más conocidas del East Side Gallery y también de uno de los más extensos. Un torbellino de colores y formas con brochazos psicodélicos.
Imagen: Daniel Delgado.
‘How´s God? She´s Black’, Christine Fuchs (1990)
La sencillez de la idea y el poder que tiene hace muy difícil no tomarse aunque sea un segundo para mirarla. Con una pregunta, Fuchs sacude los principios asimilados por millones de personas e invita a replantearse las supuestas certezas de la sociedad.
Imagen: Daniel Delgado.
‘Solución diagonal al problema’, Michail Serebrjakow (1990)
La “solución diagonal” que plantea Serebrjakow pasa por forzar la aprobación del otro, encadenando el pulgar para que siempre esté hacia arriba, de forma que todo parezca ir bien.
Imagen: Getty Images.
‘Berlyn’, Gerhard Lahr (1990)
Los postes y las alambradas están representados de forma que recuerdan al tronco y las ramas de un árbol. Los alambres de espino de Berlín están rotos, simbolizando la caída del Muro, pero siguen conectados con otras ciudades como Nueva York y Tokio.
Imagen: Daniel Delgado.
‘La política es la continuación de la guerra por otros medios’, Carsten Jost, Ulrike Steglich (1990).
Esta frase se asocia con Carl von Clausewitz, militar prusiano e historiador cuya teoría estratégica y militar cambió el arte de la guerra moderna. Es utilizada en el Muro para reflejar la situación de confrontación indirecta que se vivió durante la Guerra Fría.
Imagen: Visit Berlin.
30 aniversario
El 9 de noviembre de 2019 se cumplen 30 años de la caída del Muro de Berlín y la capital alemana, así como todo el país, se prepara para conmemorar un punto de inflexión en su historia reciente. Además de numerosos libros y documentales que han sido publicados en los últimos meses, Berlín ha recopilado 30.000 notas de papel con mensajes sobre la unidad y la reconciliación y los ha colocado en el aire a lo largo de la calle 17 de junio y hasta la Puerta de Brandemburgo.
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