Hay un ego oculto (a veces a plena vista) en el ser humano que le impulsa a dejar su huella allá por donde pasa. Ya sea por querer dejar constancia de sus capacidades y recursos o por un sincero amor hacia la belleza y el arte, la historia está plagada de monumentos y obras que demuestran hasta dónde se puede llegar con empeño y dedicación. Desde un cuadro hasta un edificio entero, la creatividad y la búsqueda de la belleza forma parte de nosotros. Sin embargo, hay veces que la naturaleza es más fuerte.
Ya sea por desastres naturales, accidentes o destrucciones premeditadas, una parte más que considerable de la obra del ser humano ha quedado rota u olvidada hasta el punto de que ha desaparecido para siempre. A la pérdida de vidas humanas que provoca una guerra o conflicto armado se le suele añadir la destrucción de documentos, obras o edificios históricos insustituibles. El legado de la humanidad está en lo que edifica tanto como en lo que derriba.
De todas las maneras que existen para hacer desaparecer algo, el fuego suele ser una de las más efectivas. Numerosos ejemplos históricos demuestran que un incendio fuera de control es un enemigo impredecible y difícil de doblegar. La poderosa Roma salió escaldada de los incendios que la asolaron y la cosmopolita Londres se vio contra las cuerdas. Y es que el fuego no diferencia, solo avanza y consume. Ya lo decía el escritor Ray Bradbury en su distópica y necesaria Fahrenheit 451: “el fuego es brillante y limpio”.
Desde la destrucción de la biblioteca de Alejandría y todo el saber que guardaba dentro de sus muros hasta los documentos, restos y antigüedades únicas que se convirtieron en polvo tras el incendio del Museo Nacional de Brasil, hay incendios que son doblemente trágicos. En esta galería fotográfoica recopilamos algunos de los casos más significativos y destacables en cuanto a monumentos se refiere, ya sea por el edificio que construyeron o por lo que se perdió en su interior.
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El incendio de Troya
Si bien es cierto que su rastro se pierde entre la leyenda y la realidad histórica, no es nada descabellado pensar que los griegos prendieron fuego a la mítica ciudad tras haberla conquistado. Los arqueólogos e historiadores afirman que la Troya descrita por Homero fue una de las antiguas ciudades que se asentaron sobre la colina de Hisarlik, en la actual Turquía.
Biblioteca de Alejandría
Construida por Ptolomeo I años después de la fundación de la ciudad, se dice de ella que albergaba cerca de un millón de textos y recopilaba todos los saberes del mundo antiguo. El famoso incendio se produjo en el año 47 a.C., cuando Julio César estaba siendo sitiado por el faraón Ptolomeo XIII y el arsenal del palacio donde se encontraba la biblioteca se prendió fuego. Sin embargo, la biblioteca no sería destruida en su totalidad sino que seguiría su declive hasta la muerte de Hipatia de Alejandría en el 415 d.C.
Circo Máximo de Roma
En el año 64 d.C., el Circo Máximo de Roma comenzó a arder y el fuego pronto se extendió por toda la capital del poderoso imperio. La creencia de que fue el propio Nerón quien inició el incendio para poder construir una nueva ciudad está muy extendida, pero siguen existiendo dudas sobre la veracidad de esta versión. Lo que está claro es que el incendio resultó beneficioso para el emperador, ya que le permitió construir su palacio: la Domus Aurea (“casa dorada”).
Templo de Jerusalén
En el año 70 d.C., el emperador Vespasiano encargó a su hijo Tito la misión de acabar con las revueltas que los judíos estaban llevando acabo contra Roma. Tras duros enfrentamientos, las legiones romanas tomaron Jerusalén, entraron en el templo de la ciudad, lo saquearon y le prendieron fuego. Actualmente, lo único que queda del segundo templo de Jerusalén es el Muro de las Lamentaciones.
Catedral de San Pablo de Londres
Aunque los incendios eran algo común en el Londres de la época, ninguno fue como el ocurrido en 1666. En su momento se habló de complots católicos, pero la teoría más extendida es que se inició por accidente en una panadería de Pudding Lane. Además de importantes edificios como la Royale Exchange o el ayuntamiento londinense, el fuego devastó la catedral de San Pablo, uno de los templos religiosos más grandes de su tiempo. Lo único positivo que trajo el incendio fue el fin de la peste bubónica en la ciudad.
Hospital Real de Todos os Santos de Lisboa
El Día de Todos los Santos de 1755, la ciudad lusa de Lisboa sufrió una catástrofe natural de magnitudes colosales. Un terremoto de 9.0 en la escala Ritcher provocó un maremoto y un incendio masivo que, se estima, destruyó el 85% de la ciudad. El Hospital Real de Todos os Santos quedó destruido por las llamas y sus ocupantes fueron calcinados en su interior. Otros edificios como el Palacio Real, el Teatro Real do Paço da Ribeira o el Convento do Carmo también resultaron gravemente dañados.
Palmer House Hotel de Chicago
Una lámpara de aceite volcada en un establo por accidente causó el Gran Incendio de Chicago de 1871. Gran parte de la ciudad quedó devastada y entre los edificios afectados se encontraba el Palmer House Hotel, que se había inaugurado tan solo trece días antes del incendio. Fue reconstruido con el mismo lujo que la primera vez y actualmente es el hotel más antiguo de Chicago y uno de los más longevos de Estados Unidos. La necesaria reconstrucción de la ciudad hizo que numerosos arquitectos se trasladasen hasta allí y formasen la Escuela de Chicago, que revolucionó la arquitectura de las ciudades.
Fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York
El 25 de marzo de 1911 el edificio de Triangle Shirtwaist comenzó a arder en sus plantas más altas. A pesar de que dentro había trabajadoras, la fábrica tenía las puertas bloqueadas porque sus dueños querían evitar robos. Ese día murieron 146 mujeres víctimas de las llamas o que, en un acto de desesperación, habían saltado al vacío. La tragedia conmocionó a la sociedad estadounidense y consiguió acelerar la lucha por los derechos laborales de las mujeres. Se suele asociar como uno de los desencadenantes que dieron lugar al Día de la Mujer.
Reichstag de Berlín
Ocurrió el 27 de febrero de 1933, cuando ni siquiera había pasado un mes desde que Hitler había sido nombrado canciller. El incendio que se desencadenó en el antiguo parlamento sirvió como excusa para que el gobierno nacionalsocialista culpara a los partidos comunistas y continuase limitando las libertades y derechos de la sociedad alemana, acercándose cada vez más hacia el sistema dictatorial que Hitler buscaba. Esa misma noche se acusó al holandés Marinus van der Lubbe de haber provocado el incendio, aunque siempre existió la sombra de la conspiración nazi.
Catedral de Santander
Años después de la explosión del barco Cabo Machichaco, la ciudad de Santander sufrió el que es considerado el peor incendio de su historia. Ocurrió en 1942, cuando una negligencia o un fallo eléctrico provocaron un fuego que el fuerte viento avivó y extendió rápidamente. Los edificios de madera, pegados unos a los otros, se consumieron y una reducida pero importante parte de la ciudad pasó a ser un montón de escombros. La catedral y la iglesia de la Compañía quedaron gravemente dañados y fueron de los pocos edificios que se reconstruyeron.
Catedral de León
En 1966, un potente rayo convirtió el tejado de la catedral de León, la Pulchra Leonina, en una columna de fuego y humo. Andrés Seoane avisó a los bomberos del peligro de utilizar agua para combatir el incendio, ya que la piedra la absorbería y el aumento de peso podría provocar un derrumbamiento. La decisión de este cantero y el uso de espuma salvaron de la destrucción una de las joyas de la arquitectura gótica.
Liceu de Barcelona
En enero de 1994 el Gran Teatre del Liceu de Barcelona fue pasto de las llamas en apenas un cuarto de hora. Las chispas de un soplete utilizado para reparar el telón de acero prendieron el terciopelo del telón y el fuego se extendió rápidamente por el escenario. Aunque no hubo ningún herido, la ciudad de Barcelona perdió uno de sus principales monumentos debido, como se desveló más tarde, a un abandono y deterioro de las medidas de seguridad necesarias. El Liceu reabrió sus puertas en 1999.
Teatro La Fenice de Venecia
Las óperas de La Fenice quedaron silenciadas por el chisporroteo de las llamas un 29 de enero de 1996. Fue un bombero fuera de servicio quien dio la voz de alarma pero todo parecía estar en contra aquel día y el teatro acabó consumido en unas tres horas. El incendio de La Fenice, que mantuvo en vilo a toda Venecia, se convirtió al poco en una historia surrealista de mafiosos homosexuales, electricistas chapuceros e intereses económicos. Aunque, varios juicios después, no se sacó nada en claro, La Fenice fue reconstruida e inaugurada en 2003.
Biblioteca de la duquesa Ana Amalia de Weimar
Este impresionante edificio fue construido en 1691 y recibe el nombre de la duquesa Ana Amalia desde 1991 por haber sido una de sus grandes patrocinadoras. En septiembre de 2004, un incendio que tardó dos horas en controlarse destruyó por completo el techo del edificio y causó la irreparable pérdida de 30.000 volúmenes históricos.
Edificio Windsor de Madrid
El incendio que se desató en la madrileña Torre Windsor el 12 de febrero de 2005 fue uno de los acontecimientos más recordados por los españoles en su historia reciente, tanto por ser el único rascacielos que se ha prendido fuego en España como por las incógnitas que planteó. Todavía siguen realizándose investigaciones que intentan discernir cómo y por qué se produjo el incendio.
Iglesia de la Santa Trinidad de San Petersburgo
El 25 de agosto de 2006 se inició un fuego en los andamios que rodeaban la cúpula principal de la Santa Trinidad, en San Petersburgo. El templo ortodoxo, que se encontraba en obras de restauración, ardió durante cuatro horas hasta que el fuego fue controlado y perdió cuatro de sus cinco cúpulas, incluyendo la principal. Las obras de arte y objetos de culto pudieron ser salvados del interior a tiempo.
Museo Nacional de Brasil
En este caso, además de la destrucción de un palacio del siglo XIX, hubo que lamentar la pérdida de una de las colecciones de historia y antropología más completas de América Latina. El Museo Nacional de Brasil, en Rio de Janeiro, comenzó a arder una noche de 2018 y las llamas se llevaron el 90% de la colección. Numerosos trabajadores llevaban tiempo denunciando la falta de fondos necesarios para el correcto mantenimiento.
Notre Dame de París
La más reciente de todas estas tragedias. La tarde del 15 de abril de 2019, un terrible incendio se desató en la catedral de Notre Dame, en el corazón de París. El fuego se inició en los andamios colocados para obras de restauración y se extendió de forma descontrolada durante horas, derribando la aguja del templo y casi la totalidad del techo y provocando graves daños en el interior.