Ramsés II fue el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto. Gobernó aproximadamente 66 años y es uno de los más destacados faraones del Antiguo Egipto.
Algo tienen los mitos que los hacen irresistibles. Todos sabemos que no son 100% ciertos, pero esa grandeza que el paso del tiempo le ha otorgado a determinados personajes históricos o sucesos consiguen que perduren en el tiempo como héroes y semidioses en un mundo de mortales. Todo el mundo ha oído hablar de Hércules, Aquiles, Arturo Pendragón, Sigfrid… Entre las arenas de Egipto surgió un nombre que, aun pudiendo ponerse en duda su carácter divino, era merecedor del apodo por el que su pueblo y la Historia le conocieron: Ramsés II el Grande.
Siendo uno de los faraones más conocidos, importantes y longevos de la fascinante civilización egipcia, destacó prácticamente en todos los campos en los que un faraón debía destacar. Asumió sus responsabilidades políticas desde muy joven y pronto demostró ser buen líder y gran estratega militar, llegando a tener mayores éxitos en sus campañas bélicas que su padre Seti I. Una vez asumió el trono, consiguió expandir la cultura egipcia, defender sus fronteras y promover una época de esplendor para Egipto que ningún faraón posterior conseguiría superar. Algunas de las piezas más impresionantes con las que nos sorprendemos en los museos de todo el mundo fueron responsabilidad suya.
Y es que Egipto sigue siendo una de esas cunas de la civilización humana que todo el mundo, en mayor o menor medida, conoce. Las imágenes de pirámides, momias y templos son tan populares como el Coliseo romano o la Gran Muralla China: joyas del ser humano que siguen resultando difíciles de creer cuando las contemplas por primera vez. Es comprensible, teniendo en cuenta la naturaleza curiosa que caracteriza a nuestra especie, que haya gente que dedique su vida a investigar a estos personajes fascinantes o que haya colas esperando para deleitarse con los tesoros que han llegado hasta nuestros días.
Guerrero, rey, padre, constructor, deidad. Ramsés II es de esos pocos casos en los que las leyendas no se alejan tanto de la realidad como podríamos pensar. Un líder respetado en todo lo que hizo que sigue levantando pasiones entre quienes conocen su figura. Un rey de reyes.
Uno de los faraones más importantes
Ramsés II fue uno de los faraones más importantes del antiguo Egipto (gobernó desde 1279 a. C. hasta 1213 a. C.). Como homenaje a su victoria en la batalla de Qadesh (1274 a.C.), el faraón ordenó la construcción de Abu Simbel, un complejo arquitectónico formado por dos templos excavados en la roca que se encuentran en la región de Nubia, a 1 200 kilómetros al sur de El Cairo, en Egipto.
Un faraón muy joven
Se cree que Seti I tuvo un hijo antes de Ramsés, pero este murió muy joven y por eso quiso garantizar que su descendiente estuviera preparado para gobernar desde muy temprana edad. Ramsés fue nombrado heredero al trono y comandante en jefe del ejército cuando cumplió 10 años. A los 16 continuó su educación política y comenzó a participar en campañas bélicas y a profundizar en su afición por la construcción de edificios.
El de muchos nombres
Durante su ceremonia de coronación, además de recibir las insignias sagradas del cetro y el látigo, se le concedieron cuatro nombres que llegarían a describir su historia: ‘toro potente armado de la justicia’, ‘defensor de Egipto’, ‘rico en años y en victorias’ y ‘elegido de Ra’. Con el tiempo, el esplendor de los templos que encargó le valió el nombre de ‘el rey constructor’.
Ramsés II sentía pasión por los templos
No cabe duda que durante su reinado Ramsés II mostró un gran interés por la arquitectura, pues construyó numerosos templos y otros edificios conmemorando su labor como faraón. El más conocido o llamativo es Abu Simbel, pero el mayor templo y quizá el más importante por encima de todos fue erigido en Tebas: el Ramesseum, que cuenta con dos patios y más de 40 columnas o pilonos. Se trata del templo funerario situado en la necrópolis de Tebas, que fue descubierto y bautizado con este nombre por el egiptólogo francés Jean-François Champollion, considerado el padre de la egiptología. El Ramesseum ocupa 10 hectáreas, pero por desgracia las inundaciones hicieron mella en el complejo y posteriormente fue convertido en iglesia cristiana. Pese a ello, se han encontrado importantes vestigios de la época.
El apodo de Ramsés II
Ramsés II era conocido como 'Ramsés el Grande', pues lideró varias campañas militares y extendió el imperio egipcio desde Siria en el este hasta Nubia (actual Sudán) en el sur. Está claro que la presencia de Ramsés fue determinante para esta civilización y muchos historiadores le consideran el último gran faraón de Egipto.
Ramsés y la reforma del ejército
Ramsés II aprovechó la batalla de Qadesh para colocar a sus hijos al frente de los distintos cuerpos militares. Su primogénito Amenhirjopshef fue “generalísimo del ejército” y “supervisor de todas las tierras del norte”, por ejemplo. Desde entonces, nadie que no perteneciera a la familia real tuvo un cargo de mando. Asimismo creó cuerpos de mercenarios con extranjeros, libios, asiáticos, guerreros nubios, y shardanas.
Cuantas más esposas, mejor
Ramsés II necesitaba tener muchas esposas para poder garantizar el futuro de la dinastía, esto es, para tener más posibilidades de tener hijos varones. Ese deber como heredero fue seguido a rajatabla por el faraón, pues a lo largo de su vida tuvo al menos seis esposas principales y muchas secundarias, además de varias concubinas. Esta obligación real llevó a que, durante los diez años del reinado de su padre Seti I, Ramsés ya había engendrado a cerca de diez niños y a muchas niñas. Fue un padre muy joven. Su esposa más conocida fue Nefertari, con la que contrajo matrimonio a los 17 años de edad.
La batalla de Qadesh
Ramsés II quiso continuar la obra de su padre y defender, o incluso ampliar, sus fronteras en la zona de Siria, las cuales estaba disputándose con el pueblo hitita. En el 1.300 a.C., los hititas permitieron a los ejércitos de Ramsés II avanzar hasta el río Orontes, junto a la ciudad de Qadesh. Allí, cercaron el campamento del faraón y, creyendo haberlo derrotado definitivamente, asaltaron las defensas egipcias con el objetivo de poner fin al enfrentamiento. Ramsés II, que destacó desde muy joven por su habilidad como militar, cargó contra los hititas por sorpresa y consiguió la retirada enemiga y una victoria parcial. Esta hazaña fue plasmada en el Poema de Qadesh.
Primer tratado de paz de la historia
Tuvieron que pasar 16 años desde la batalla de Qadesh para que egipcios e hititas pudieran alcanzar una paz medianamente duradera. El llamado Tratado de Qadesh estableció un acuerdo de paz entre ambas naciones mediante una colaboración mutua y la unión de varias princesas hititas con Ramsés II. Este tratado es el acuerdo de paz más antiguo que se conserva y muchos expertos opinan que, probablemente, sea el primero que existió.
La muerte de un dios
Su vida fue tan larga que sobrevivió a muchos de sus descendientes, en total a 13 herederos. Murió con alrededor de 90 años, con deformaciones en la columna vertebral debido a la artritis. Andaba encorvado y su boca era todo un abanico de enfermedades: tenía gingivitis, abscesos dentales y dientes en muy mal estado. Este dios con forma de hombre murió probablemente de una caries que le provocó una infección sanguínea. Tras la muerte de Ramsés II, comenzó la decadencia del poder de Egipto.
El Sol ilumina cada año el rostro del faraón
Los días 22 de febrero y 22 de octubre de cada año, la estatua de Ramsés II del templo de Abu Simbel aparece increíblemente iluminada por un rayo de sol. Este curioso fenómeno se produce dos veces al año, coincidiendo con el día de su cumpleaños y con el día que subió al trono.
Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes
Ozymandias era un nombre griego que se suele relacionar con el faraón Ramsés II. Este deriva del nombre User-Maat-Re y se hizo especialmente popular debido al poema de Percy Bysshe Shelley que tituló así y que parece engrandecer la figura del gran faraón. El diario The Examiner solía hacer competiciones de poesía y decidió que en una de ellas la temática girase en torno al río Nilo. Shelley y su amigo y compañero de profesión Horace Smith escribieron dos poemas con esa temática y ambos lo titularon igual, Ozymandias.Como curiosidad, uno de los personajes de la novela gráfica Watchmen (Alan Moore) es conocido como Ozymandias y posee una serie de capacidades físicas y mentales que le convierten en un modelo casi divino de ser humano.
Una momia con pasaporte
La momia de Ramsés II estuvo, desde su descubrimiento, en el Museo Egipcio de El Cairo. Pero las condiciones y el ambiente en que estaba guardada no eran los correctos y eso provocó un rápido deterioro en una de las momias mejor conservadas de la historia. Para encontrar una solución, fue trasladada temporalmente a París para que un equipo de expertos la estudiara y pudiera tratarla correctamente. Fue necesario que se le hiciera un pasaporte para poder entrar en Francia, a pesar de llevar más de 3 000 años muerto, y la momia de Ramsés II fue recibida con honores militares como si se tratara de un jefe de estado.