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Así se celebró el Día de la Victoria en Europa

La capitulación sin condiciones de Alemania supuso el final del conflicto en Europa. A pesar de que la guerra no había terminado, las principales ciudades del continente se llenaron de gente celebrándolo.

El 7 de mayo de 1945 el general Alfred Jodl, que había quedado al mando del maltrecho ejército nazi y de la defensa de Berlín tras el suicidio de Hitler, acudió a los cuarteles estadounidenses acompañado por los más altos rangos del ejército alemán que había a mano para firmar la rendición total de Alemania frente a los ejércitos aliados. La noticia no sorprendió a nadie ya que la ciudad de Berlín estaba tomada y los últimos reductos de resistencia alemanes estaban siendo sofocados con relativa facilidad, pero se trataba de un hecho tan largamente deseado que cuando por fin ocurrió la respuesta popular fue una explosión de alegría y celebración por todo el continente. Desde entonces, el 8 de mayo es recordado como el Día de la Victoria en Europa (Día VE).

El lugar donde se vivió este día con mayor intensidad fue Londres. La población tomó las calles con pancartas y banderas y se unieron a sus compatriotas para cantar, bailar y disfrutar por fin del momento que ponía fin al drama que habían vivido durante la guerra y que significaba el regreso de sus soldados a casa. Lugares como Picadilly Circus o los alrededores del palacio de Buckingham estaban a rebosar, se encendieron hogueras por toda la ciudad y los pubs permanecieron abiertos hasta altas horas mientras sus clientes brindaban con cerveza por la victoria. El primer ministro Winston Churchill se dirigió a su pueblo a través de la radio y fue ovacionado por la multitud. La familia real hizo hasta ocho apariciones en los balcones de Buckingham y las entonces princesas Isabel y Margarita pudieron unirse a los londinenses para festejar con ellos.

Pero el Día de la Victoria en Europa no se redujo exclusivamente a Londres. Numerosas ciudades francesas (con París a la cabeza) también tuvieron sus calles llenas y sus banderas ondeando mientras los ciudadanos cantaban himnos de todo tipo. En Canadá, la celebración acabó derivando en disturbios públicos cuando algunos militares que querían seguir bebiendo asaltaron tiendas de licores que ya habían cerrado. Estados Unidos fue mucho más discreto con sus celebraciones tanto por la muerte del presidente Franklin D. Roosevelt menos de un mes antes como por el hecho de que la Segunda Guerra Mundial no había terminado ni los combates en el Pacífico se habían detenido. El caso de la Unión Soviética es un poco más peculiar ya que, como la firma de la rendición alemana del 7 de mayo se hizo sin la presencia de las autoridades de la URSS, Alemania tuvo que firmar una segunda rendición al día siguiente. Además, los soldados nazis seguían luchando en algunas regiones como Silesia y los soviéticos no quisieron conmemorar el Día de la Victoria en Europa hasta que todas las fuerzas enemigas se hubieran rendido (lo que ocurrió el día 9).

El Día VE marcó un hito en aquel momento y supuso una reacción lógica de todas aquellas personas que habían visto y vivido los horrores de la contienda durante seis años. Pero no debemos olvidad que la Segunda Guerra Mundial no había acabado y que lo hizo después del lanzamiento de dos bombas atómicas sobre poblaciones civiles (con todo lo que eso significa) y sin la lección aprendida de cara a los siguientes conflictos del siglo XX.

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