Para los romanos, los pueblos germanos no eran más que bárbaros. Los sajones consideraban demonios a los vikingos que asolaban sus costas y cristianos y musulmanes se acusaban de ser poco más que animales mientras llevaban a cabo sus guerras santas. La historia demuestra que el ser humano guarda un miedo irracional para aquellos que considera diferentes, y las distintas creencias o formas de vida suelen convertirse en obstáculos para buscar un entendimiento y convivencia común. Aunque esta tendencia ha aparecido (y aparece) en todo el mundo, el caso de los nativos norteamericanos es uno de los más llamativos.
Estos mal llamados indios ocuparon la práctica totalidad de los territorios que actualmente son Estados Unidos y Canadá en más de un centenar de tribus distintas que convivían en paz o se enfrentaban según el momento y las circunstancias. Estas tribus estructuraban su economía en la caza y la agricultura, con una profunda relación con el entorno natural en el que veían su supervivencia y a sus dioses. La imagen que se tiene de las distintas tribus varía desde el pacífico y respetuoso pueblo que eran en tiempos de paz hasta los temidos guerreros que cortaban cabelleras en tiempos de guerra (cosa que también hacían). El uso recurrente de los indios como salvajes primitivos y enemigos en las películas clásicas del género western ha hecho que esa imagen distorsionada perdure.
La realidad, como suele pasar, es más compleja. Los pueblos de nativos norteamericanos, como ocurrió con el resto de pueblos indígenas de América, tuvieron una relación cambiante con los colonos y europeos que variaba desde el comercio y la colaboración hasta las guerras por tierras y recursos. El gobierno de los Estados Unidos, buscando apoderarse del oro y los recursos naturales del territorio indio, aprobó la Ley de Apropiación Indígena en 1851 e intentó someter y controlar su modo de vida durante años, convirtiéndolos en ciudadanos de segunda: la Ley de Derechos Civiles Indígenas no fue aprobada hasta 1968 y esta no reconocía todos los derechos y libertades establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En la actualidad, la mayor parte de la población de nativos americanos se encuentra concentrada en reservas indígenas, cuentan con dificultades para acceder al sistema educativo y sanitario y viven principalmente del sector turístico. Numerosas asociaciones buscan preservar el pasado de estos pueblos y proteger su legado cultural.
Las flechas de los indios norteamericanos, una de sus armas más características, se realizaban con distintos tipos de plumas, madera y puntas de metal o hueso. Su otro arma más común era el tomahawk, un hacha de mano que se usaba también como arma arrojadiza.
Indios por error
Existen dos creencias principales que explican por qué se conoce como ‘indios’ a los pueblos nativos del continente americano. La más extendida y probable es que se les bautizó así debido a que el viaje en el que Cristóbal Colón llegó a América tenía como destino original la India. La otra teoría afirma que Colón, al ver a los habitantes de esas nuevas tierras usó la expresión latina “in deo” para referirse a ellos. Con el tiempo, el uso de este término se generalizó y en muchos lugares adquirió un matiz peyorativo.
Territorio indio antes de 1492
Aunque existen discrepancias entre el número de personas que vivían en los actuales Estados Unidos antes de la conquista europea, el número suele variar entre los 10 millones y los casi 20 millones de personas. Las distintas tribus indias se distribuían por todo el territorio, ocupando desde los verdes bosques de la costa este hasta las llanuras del medio oeste y el frío norte.
Las tribus norteamericanas
Se estima que en el siglo XV, antes de la llegada de los primeros europeos a América, existían entre 140 y 160 tribus de nativos distintas entre las que pueden destacarse los Cherokee, los Apache, los Cheyenne, los Sioux y los Navajo. Estas tribus contaban con idiomas y costumbres distintas entre ellas y en muchos casos eran enemigos que disputaban riquezas o tierras en guerras tribales.
Dioses y misticismo
Aunque cada tribu concedía nombres y personalidades distintas a sus dioses, las creencias y costumbres de los nativos americanos se caracterizaban por un estrecho vínculo con la naturaleza. Estos pueblos eran cazadores y agricultores que utilizaban el entorno como herramienta y refugio en una especie de relación de respeto y simbiosis. Animales como el águila o el lobo ocupaban un lugar destacado en sus creencias y las plumas de grandes aves eran símbolos de reconocimiento.
Las guerras indias y Little Big Horn
Hasta el siglo XIX, los nativos americanos y los colonos habían mantenido una relación complicada que saltaba de la guerra a la paz con frecuencia. Pero en 1848 comenzó la llamada ‘fiebre del oro’ y el gobierno estadounidense aceleró su plan para despojar a los nativos de sus tierras. Las guerras indias se extenderían principalmente por el oeste del país hasta 1876, cuando el general Custer fue masacrado en Little Big Horn y el gobierno federal reforzó sus esfuerzos hasta someter a los pueblos nativos.
Reservas indias
Surgidas a mediados del siglo XIX como forma de expulsar a los pueblos nativos de las tierras que interesaban al gobierno federal, las reservas indias eran terrenos en los que los estadounidenses concentraban a las distintas tribus que les estorbaban. Durante años, estas reservas eran utilizadas como cárceles a cielo abierto, pero la situación fue suavizándose conforme los nativos ganaron derechos y libertades. Actualmente, las reservas son territorios soberanos no sujetos a las leyes federales pero ligados al gobierno estadounidense, que actúa como soporte financiero
National Congress of American Indians
Fundado en 1944, el Congreso Nacional de Indígenas Americanos es la organización sin ánimo de lucro de mayor tamaño y representación de Norteamérica. En ella se reúnen más de un centenar de tribus diferentes de los Estados Unidos y Alaska que buscan defender y equiparar los derechos establecidos en la Constitución para estas comunidades, así como mejorar las condiciones de vida y oportunidades educativas y laborales de los nativos americanos por todo el país.