El intento fallido de golpe de Estado llevado a cabo por Guardia Civil y Ejército en 1981 puso a prueba los cimientos de la recién nacida democracia española.
Cuando el dictador Francisco Franco murió en la madrugada del 20 de noviembre de 1975, se abrió ante España un escenario de incertidumbre y miedo en el que nadie estaba completamente seguro de qué iba a pasar. Dejando atrás las posturas más conservadoras del llamado ‘búnker’ franquista, los políticos del momento apostaron por un camino común hacia la democracia. La Transición se asentó y dio sus frutos pronto, pero seguía habiendo manzanas podridas en el árbol.
El 23 de febrero de 1981 el Congreso de los Diputados llevaba a cabo la votación que haría presidente a Leopoldo Calvo Sotelo tras la dimisión de un agotado Adolfo Suárez. Cuando el socialista Manuel Núñez Encabo se disponía a dar su voto, el teniente coronel Antonio Tejero irrumpía en el hemiciclo a la cabeza de 288 efectivos armados de la Guardia Civil. Un reducido grupo de altos cargos del Ejército y la Benemérita, algunos de los cuales ya habían sido condenados por la ‘Operación Galaxia’, tomaron el Congreso e intentaron poner fin a la reciente democracia española en uno de los episodios más tensos de la historia reciente del país.
Durante las largas horas que duró la insurrección, toda España fue presa del desconcierto. Numerosos cuarteles fueron movilizados, previendo un posible enfrentamiento, tanto para defender el orden constitucional del 78 como para (en menor medida) apoyar a los golpistas. Solo la cadena SER de radio emitió toda la noche libremente y transmitió el mínimo movimiento que se producía en el Congreso, rodeado por policía militar a la espera de cualquier final, mientras periódicos como El País hacían lo que podían para sacar adelante una edición especial.
Dentro del Congreso estaban retenidos los diputados y periodistas que se encontraban ejerciendo sus obligaciones durante la sesión. El vicepresidente Gutiérrez Mellado fue uno de los pocos que confrontaron abiertamente a Tejero y su pistola, mientras que Adolfo Suárez y Santiago Carrillo decidieron mantenerse en su sitio y no seguir las órdenes de los asaltantes de la Guardia Civil. De entre los periodistas destacan Manuel Barriopedro y Manuel Hernández, de la agencia EFE, que escondieron sus carretes y revelaron las primeras fotografías sobre el golpe.
La falta de apoyos y la convicción de defender la democracia que el pueblo español lució durante esas horas hizo caer la intentona de golpe de Estado. El rey Juan Carlos asumió responsabilidades como Jefe de Estado y cabeza de las Fuerzas Armadas y emitió un mensaje en el que llamaba al respeto de la Constitución y ponía fin al levantamiento. A la mañana siguiente, los guardias civiles se entregaban a las autoridades y la vida comenzaba a retomar su curso natural, siendo todos mucho más conscientes de la lucha continua que implica el vivir en democracia.
Antonio Tejero (1932 -)
El ahora ex-teniente coronel de la Guardia Civil fue uno de los cabecillas del golpe de Estado. Nacido en Málaga en 1932, se formó en la Academia General Militar de Zaragoza y a lo largo de su carrera sirvió en destinos por toda España. Fue expedientado varias veces por desobedecer órdenes de sus superiores y escribió una carta pública al entonces rey Juan Carlos I criticando el documento constitucional del 78.
Operación Galaxia
En noviembre de 1978, un mes antes del referéndum que otorgaría legalidad a la nueva Constitución española, un grupo de altos cargos de las Fuerzas de Seguridad del Estado fueron arrestados por conspirar para llevar a cabo un golpe de Estado. Entre los cabecillas se encontraba Antonio Tejero, quien había estado reuniéndose con militares, guardias civiles y policías para asaltar Moncloa y tomar el control del país. Las penas para los responsables fueron mínimas y muchos de ellos reincidirían en 1981.
"¡Quieto todo el mundo!"
Esta fue la ya mítica (y tantas veces parodiada) frase con la que Tejero entró en el hemiciclo pistola en mano. El desconcierto del primer momento se convirtió en temor ante los disparos de los asaltantes. 288 efectivos del cuerpo retuvieron a los diputados y a decenas de periodistas que estaban cubriendo la sesión.
Leopoldo Calvo-Sotelo (1926 - 2008)
Candidato a presidente del Gobierno por la UCD tras la dimisión de Suárez, el día 23 de febrero debía producirse la segunda votación para el cargo en el hemiciclo, ya que en la primera no obtuvo los votos necesarios para la investidura.
Manuel Gutiérrez Mellado (1912 - 1995)
Vicepresidente del Gobierno en el momento del golpe, el antiguo militar Gutiérrez Mellado fue uno de los grandes protagonistas al levantarse de su escaño para ordenar a Tejero que le entregase su arma.
Adolfo Suárez (1932 - 2014)
Suárez fue el primer presidente de Gobierno tras la dictadura y dimitió en enero de 1981 por falta de apoyos. Durante el golpe de Estado, tanto él como el diputado del Partido Comunista Santiago Carrillo permanecieron en sus escaños sin hacer caso a las órdenes de tirarse al suelo.
Juan Carlos I de España
En la madrugada del 24 de febrero el rey realizó una intervención televisiva en la que condenó el golpe de Estado y llamó al orden a las Fuerzas Armadas.
Alfonso Armada (1920 -2013)
Alfonso Armada habría sido el presidente del Gobierno en caso de triunfo del golpe. En su plan pretendía simular una negociación con los golpistas y ofrecerse para presidir un gobierno cívico-militar.
Tensión frente al Congreso de los Diputados
Policías militares, guardias civiles y policías nacionales rodean el Congreso de los Diputados durante la madrugada del 24 de febrero de 1981. El general Aramburu Topete regresa de conversar con Antonio Tejero, que mantenía secuestrados a los diputados.
Las únicas fotografías de la jornada
Tras su irrupción, los guardias civiles requisaron el equipo de todos los periodistas que estaban en el Congreso. Solo Manuel Barriopedro y Manuel Hernández, ambos trabajando para la agencia EFE en ese momento, consiguieron tomar fotografías y ocultar los carretes en un zapato y en sus calzoncillos respectivamente. Sus instantáneas fueron las únicas que salieron del Congreso ese mismo día y la fotografía de Tejero hecha por Barriopedro le valió el premio Word Press Photo.
Fracasa el golpe
La primera edición del Diario 16 anunció anticipadamente el fracaso del golpe. Sin embargo, Tejero seguía en el interior del Congreso encañonando a los parlamentarios.
Liberación de los diputados
El intento de golpe de Estado concluyó con la liberación de los diputados, en la mañana del día 24, rodeados de guardias civiles.
Agujeros de bala en el techo del Congreso
Este resquicio de uno de los episodios más agitados de la historia reciente de España se ha convertido en parte del edificio y objeto de interés para miles de personas. Los agujeros de bala provocados por las armas de los golpistas se conservan en los techos de la sala del hemiciclo en el Congreso.
Los juicios posteriores
Tras el fracaso del intento de levantamiento y la rendición de los causantes, se comenzó un proceso judicial que buscaba señalar a todos los participantes y purgar responsabilidades. En total, el Consejo Supremo de Justicia Militar juzgó a 33 personas entre las que se destacan Milán del Bosch, Alfonso Armada y el propio Tejero. El Tribunal Supremo revocó la decisión del Consejo Supremo de Justicia Militar por considerar que sus condenas eran muy bajas y se condenó a treinta de los procesados por un delito de rebelión militar.
¿Qué fue de Antonio Tejero?
Antonio Tejero fue condenado a 30 años de cárcel, la pena máxima, y fue expulsado de la Guardia Civil sin reconocimientos y con la prohibición de vestir el uniforme militar. Trasladado a la prisión militar de Carranza, en Galicia, intentó formar un partido político de extrema derecha llamado ‘Solidaridad Española’ que no alcanzó ni 30 000 votos en las elecciones. Surgieron muchas críticas y quejas debido a las comodidades y privilegios que tanto Tejero como Milán Bosch tuvieron durante su internamiento, del cual Tejero solo cumpliría 15 años. Desde su salida de la cárcel, se apartó de la vida pública y guarda silencio sobre cualquier mención al 23-F.Su figura sigue levantando pasiones entre determinados sectores del Ejército, la Guardia Civil y la extrema derecha española.
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