La actual Constitución española se aprobó el 6 de diciembre de 1978. Estas fueron las caras más visibles del arduo proceso de llevar al país de la dictadura a la democracia.
Una constitución es una declaración de intenciones. Aquello que un país desea ser y por lo que debe (o debería) esforzarse cada día para acercarse. Este tipo de documentos poseen un elemento idealista en el que se acentúan esos anhelos de perfección que pocas veces llegan a cumplirse, pero también cuenta con una parte material que sirve como manual de viaje básico para el correcto funcionamiento del país y la convivencia de sus ciudadanos. En el caso de España, la Constitución de 1978 llegó tarde, pero llegó.
Desde 1939, debido a la guerra civil que tuvo lugar en el país, España vivió en una dictadura de derechas personificada en Francisco Franco y basada en su nacionalcatolicismo. Durante su vida, y con el único fin de mantenerse en el poder, el régimen fue adaptándose a las necesidades de cada momento para poder sobrevivir pasando de una posición muy cercana al nazismo de Adolf Hitler a una autarquía durante los años 50 o una tecnocracia desde mediados de los 60.
La popularmente conocida como Transición española supuso una época de cambios y renovación para el país. En un periodo de tiempo relativamente breve se consiguió salir de una dictadura militar con escaso reconocimiento de derechos a una democracia progresista y propia del siglo XX que por entonces ya terminaba. Internacionalmente, este proceso es considerado una referencia de buena política y valores democráticos y supuso una mejora para la imagen de España que se tenía en otros países. Las distintas fuerzas políticas tuvieron que asumir su responsabilidad y dejar a un lado las obvias diferencias que los separaban para que el gran proyecto que se traían entre manos saliera adelante.
El proceso no fue perfecto ni el camino estuvo exento de problemas, pero España fue cerrando poco a poco uno de sus episodios más oscuros. La culminación de esta llegó con la aprobación de la Constitución el 6 de diciembre de 1978. Para recordar este proceso y todo lo que significó para el país, recordamos a su grandes protagonistas.
"Atado y bien atado"
Francisco Franco murió, oficialmente, el 20 de noviembre de 1975. El caduco dictador se marchó a la tumba pensando que la continuidad de su trabajo estaba bien asegurada en la figura de su sucesor electo, Juan Carlos de Borbón. “Atado y bien atado” fueron sus palabras, pero el nudo resultó ser corredizo y la dictadura acabó ahorcándose a sí misma. La sociedad y la política española pedían un cambio que llegaría con la Transición y la aprobación de la Constitución del 78.
Juan Carlos I
A pesar de haber sido educado dentro del franquismo, el príncipe Juan Carlos se posicionó a favor de desmantelar el sistema de la dictadura desde un primer momento. Se apoyó en Torcuato Fernández-Miranda y los sectores más progresistas del régimen para logar un cambio desde dentro que diera lugar a la democracia que hoy conocemos. Como Jefe de Estado fue quien ratificó la Constitución tras el referéndum.
Adolfo Suárez
Fue nombrado presidente del gobierno en sustitución de Carlos Arias Navarro y recibió críticas tanto desde los sectores más conservadores por su juventud y falta de experiencia, y de los más progresistas por su pasado con el franquismo. Adolfo Suárez logró conciliar a las distintas fuerzas políticas y guiar al país en la dirección correcta hacia la democracia. Falleció en 2014 y se le reconoce como a una de las figuras más importantes de la política española.
Santiago Carrillo
Mítico líder del Partido Comunista Español (PCE) desde 1960. Se vio obligado a exiliarse en 1939 con el final de la guerra y la derrota del bando republicano, y no volvería a España hasta 1976 como un proscrito. Suárez sabía que, para que el proceso democrático fuera completo, el PCE debía ser legalizado y Carrillo adaptó la línea política de su partido en pos de llegar a una reconciliación total.
Las elecciones de 1977
El día 15 de junio de 1977 los españoles fueron a las urnas por primera vez desde 1936. Con una participación del 78.83%, una cifra nada desdeñable, esas elecciones dictaron quiénes serían los responsables de redactar la nueva Constitución. Se decidió que fuesen siete diputados de distintos partidos respecto al número de escaños obtenidos: 3 de Unión de Centro Democrático, 1 del Partido Socialista Obrero Español, 1 del Partido Comunista, 1 de Alianza Popular y 1 de la Minoría Catalana.
Gabriel Cisneros Laborda
Renunció a su cargo en el Ministerio de la Gobernación para presentarse en las elecciones de 1977 por la UCD y fue elegido como uno de los siete ponentes que redactarían la Constitución. En 1979 fue víctima de un intento de secuestro por parte de ETA del que consiguió escapar y en 1989 entró en las filas del Partido Popular, con quien sería varias veces diputado.
Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón
También diputado de la UCD, destacó por su implicación en el mundo de la educación y la cultura. Dentro del partido, tuvo numerosas discrepancias y enfrentamientos con Adolfo Suárez y se le considera uno de los posibles responsables en la caída del entonces líder del partido. Fue jefe del grupo parlamentario de la UCD y se pasó a Alianza Popular en 1982.
José Pedro Péres-Llorca
El último de los tres ponentes del partido de Adolfo Suárez. En ese momento era diputado por Madrid de Unión de Centro Democrático y ocupó varios ministerios durante el gobierno de Súarez, destacándose el Ministerio de Asuntos Exteriores, el de la Presidencia y el de Administración Territorial. Se retiró de la política en 1982 para ejercer la abogacía.El último de los tres ponentes del partido de Adolfo Suárez. En ese momento era diputado por Madrid de Unión de Centro Democrático y ocupó varios ministerios durante el gobierno de Súarez, destacándose el Ministerio de Asuntos Exteriores, el de la Presidencia y el de Administración Territorial. Se retiró de la política en 1982 para ejercer la abogacía.
Gregorio Peces-Barba Martínez
Fue el representante del PSOE en la redacción de la Constitución. Estuvo afiliado a este partido desde 1972, cuando todavía era ilegal, y llegó a ocupar cargos de relevancia como el de presidente del Congreso de los Diputados. Abandonó las negociaciones en octubre de 1978 al oponerse a la inclusión de nuevas enmiendas sobre artículos ya consensuados.
Jordi Solé Turra
Perteneciente al Partido Socialista Unificado de Cataluña, federado con el PCE, estuvo en el exilio desde 1960 para evitar las represalias del régimen contra los seguidores de la ideología comunista. La participación de un diputado del Partido Comunista en la redacción de la carta magna fue prueba de los ánimos de cambio y unión del momento.
Manuel Fraga Iribarne
Ministro de Información y Turismo durante la dictadura franquista, destacó por promover la ley de prensa de 1966 que relajaba ligeramente la presión y censura del régimen sobre los medios. En 1976 fundó Alianza Popular y formó parte del proyecto que daría lugar a la Constitución. Su actitud conciliadora y proclive a aceptar a partidos como el PCE o el PSOE le valieron duras críticas de los sectores más radicales de la derecha.
Miquel Roca i Junyent
Nacido en el exilio, fue secretario general del partido Convergencia Democrática de Cataluña desde su creación en 1974. Fue elegido para representar a los partidos catalanes que habían obtenido representación tras las elecciones en lo que se conoció como Minoría Catalana.
Camilo José Cela
El célebre literato y ganador de un Premio Nobel fue nombrado senador por el propio rey en las primeras Cortes que se convocaron durante la Transición. Si bien es cierto que Camilo José Cela opinó e intervino en el debate sobre el nuevo documento, su principal responsabilidad fue la de revisar el texto ortográficamente.
El documento y el referéndum
El resultado de ese trabajo conjunto de los distintos partidos fue una carta magna compuesta por 169 artículos, 9 disposiciones transitorias, 4 disposiciones adicionales, una derogatoria y una final. Presenta los principios democráticos de cualquier Estado de derecho moderno y fue refrendada por el pueblo español el diciembre de 1978, ganando el “Sí” con una aplastante mayoría del 88.54% (15.706.078 de votos a favor).