Viaje al mundo de los íberos
¿Sabías que Jaén es dueña del mayor patrimonio íbero del mundo? ¿Y que los soldados íberos eran conocidos por su fidelidad y fiereza en la batalla? Nos adentramos en un viaje al tiempo de los íber

La "devotio ibérica"
Los guerreros ibéricos realizaban un juramento solemne. Se ponían a las órdenes de un caudillo y escalaban puestos en el orden social, pero –por contrapartida- juraban ante los dioses defenderle con sus armas aún a costa de su propia vida. La fama de fieros y fieles de los guerreros ibéricos hizo que fueran reclutados como mercenarios por cartagineses y griegos. Si quieres adentrarte en el mundo de los guerreros fenicios, no te pierdas una visita a la ciudad de Cástulo (Linares, Jaén). Allí conocerás todos los detalles de la Segunda Guerra Púnica, el conflicto que opuso a romanos y cartagineses y de cómo una ciudad íbera se romanizó. En la imagen se observar una tessera con un pacto de hospitalidad y una falcata.La batalla de las Navas de Tolosa

Falcata
Los íberos usaban la falcata, una espada con una gran capacidad de corte. De hecho, los romanos tuvieron que reforzar sus escudos cuando llegaron a la Península para evitar sus corte. Sin embargo, todas se han encontrado dobladas. ¿Por qué? La explicación se encuentra en un ritual: cuando moría el guerrero se inutilizaba su espada doblándola. Solo la rendían ante sus dioses. En el Museo de Jaén puedes contemplar una de la más importantes colecciones arqueológicas del mundo ibérico y contemplar la representación de la luchas de los guerreros íberos.La batalla de las Navas de TolosaFotografía: Enrique Íñiguez Rodríguez / Wikipedia

Los "oppida"
Así se llamaban los poblados fortificados fenicios. Sin embargo, pronto dio lugar a la base de una estructura política de linaje de príncipes. Las gentes se identificaban por su pertenencia a los oppidium y no a un pueblo. Los príncipes mostraban su fuerza por el apoyo de la población y no por un origen sagrado. Orisson fue un príncipe del norte de la provincia de Jaén que gobernaba sobre 12 ciudades fortificadas cuando venció al general cartaginés Amílcar Barca. Aunque la fotografía es de otro oppidum, en el de Puente Tablas (Jaén) se pude ver cómo era un poblado en el siglo IV a.C. y cómo vivían los príncipes y sus clientes.La batalla de las Navas de Tolosa

La figura del príncipe entre los íberos
El Príncipe mostraba su fuerza más por el reconocimiento de quienes lo apoyaban: clientes, artesanos, etcétera que por su origen sagrado. Se representaban en esculturas y se enterraban con sus familias y sus clientes de una forma ordenada. En sus ajuares funerarios hay artículos de lujo, como los grandes vasos griegos. En el Museo de Porcuna podrás descubrir más sobre su mundo funerario. En la imagen una pieza del propio museo.La batalla de las Navas de Tolosa

Animales en la cultura íbera
El lobo es un animal muy unido a la cultura íbera. Existen múltiples ejemplos de esta conexión, por ejemplo, en el Santuario heroico de El Pajarillo (Huelma, Jaén) se encontró un conjunto escultórico donde se enfrentaban un lobo y un héroe. Pero el Canis lupus no es el único animal que representaban en esta cultura. También tenían tiempo para esculpir leones, grifos e incluso osos, como este oso de Porcuna, en Jaén.La batalla de las Navas de Tolosa

Sepulcros
Los íberos incineraban a sus muertos. La cremación del cadáver iba acompañada de la ofrenda de sus pertenencias, que eran arrojadas a la pira funeraria. Las cenizas y los fragmentos óseos sin consumir se recogían ritualmente en una urna que era depositada en una tumba. El esquema social se ve claramente en los cementerios, donde los príncipes se entierran con sus familias y sus clientes de una forma ordenada, y muestran en sus ajuares funerarios artículos de lujo, como los grandes vasos griegos. Un ejemplo es la cámara sepulcral de Toya descubierto en 1909 por un agricultor quien, al toparse con una dura piedra mientras estaba arando halló una joya íbera que llevaba a un subterráneo lleno de antiguas vasijas y elementos funerarios. En la imagen el Monumento de Pozo Moro.La batalla de las Navas de Tolosa